Crítica de cine

Ariana Grande y Cynthia Erivo dan la nota a 'Wicked'

Jon M. Chu dirige este exuberante musical ambientado en el universo de 'El mágico de Oz'

Ariana Grande y Cynthia Erivo en la película 'Wicked'.
2 min
  • Dirección: Jon M. Chu. Guión: Winnie Holzman y Dana Fox
  • 160 minutos. Estados Unidos (2024)
  • Con: Cynthia Erivo, Ariana Grande, Jonathan Bailey, Michelle Yeoh y Jeff Goldblum

En uno de los números más inspirados del reivindicable musical Step Up 3D (2010), una pareja transformaba una calle de Nueva York en un enorme escenario bailando al sonido del Y won't dance de Fred Astaire. En Wicked, Jon M. Chu, director de ese filme, lleva a cabo la estrategia contraria: aquí no se trata de transformar la realidad en fantasía a través de la danza, sino de utilizar las estrategias del musical para propulsar la sensación de maravilla ante un mundo imaginario, alejado de toda realidad conocida. El universo fantástico que plantea Wicked es, de todos modos, muy reconocible. La película adapta el exitoso musical de Broadway que contaba la historia del origen de Elphaba, la Malvada Bruja del Oeste deEl mágico de Oz.El filme se ciñe fielmente a la estructura del musical, dividiendo los dos actos en dos películas diferentes y organizando esta primera parte a partir de un enorme flashback que se inicia con la muerte de la bruja a manos de Dorothy.

Pero, ¿era tan malvada la Malvada Bruja del Oeste? La respuesta la tiene Glinda, la bruja buena, que fue su mejor amiga en la universidad. Chu extrae auténtica magia de las interacciones entre Cynthia Erivo (una Elphaba conmovedora) y Ariana Grande (la popular Glinda, a la que la diva dota de una comicidad inesperada), una insólita pareja que protagoniza algunos de los números más redondos del filme (la divertidísima Popular). El carisma de las protagonistas no compensa la sensación de desequilibrio de una película que, en ocasiones (la fantástica Dancing through life), despliega la energía contagiosa de un buen musical, pero que, por lo general, se define por un exceso (de metraje, de estímulos visuales) que puede resultar agotador. Sin embargo, será difícil olvidar (y también superar) el crescendo con la que acaba la película: una abrumadora interpretación de Defying gravity por parte de Erivo que muestra la potencia expresiva que puede llegar a tener la imagen generada digitalmente.

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