Festivales

El terror religioso de Paco Plaza bendice el arranque de Sitges

'Hermana muerte', precuela de 'Verónica', inaugura la 56 edición del festival

3 min
Aria Bedmar en 'Hermana Muerte'

SitgesPocos directores más adecuados para inaugurar el Festival de Sitges que el valenciano Paco Plaza, un cineasta que considera el festival como su “ciclo formativo de cine” y que se siente “como en casa” porque, defiende, Sitges es “un paraíso, el único momento del año en el que todos los que estamos aquí no nos sentimos raros”. ¿Cómo no le va a querer el público del festival? El director ya abrió Sitges en el 2009 con la segunda entrega de [REC], que codirigia con Jaume Balagueró, pero este jueves lo hace en solitario con Hermana Muerte, que explora los orígenes de un carismático personaje secundario de su film de 2018 Verónica: la anciana monja que percibía perfectamente la maldad y los terrores sobrenaturales a pesar de estar completamente ciega.

Aquella inquietante religiosa que fumaba como una carretera y congelaba la sangre de las alumnas de una escuela del Madrid de principios de los 90 se transforma en Hermana Muerte en Narcisa, una novicia de veinticinco años que está a punto de vestir el hábito de monja en un remoto convento de finales de los años 40 y que exhibe como un recordatorio doloroso las heridas de los ataques sufridos a manos de milicias republicanas durante la Guerra Civil. A la hermana Narcisa también le persigue el pasado en forma de milagro: cuando era pequeña se le apareció la virgen y, desde entonces, el mundo la conoce como “la niña santa”, un trato que ella siente que en el fondo no merece, así que se fustiga con una cuerda por las noches en busca de una pureza y santidad inalcanzables.

Hermana Muerte no deja de ser lo que en terminología superheroica se conoce como una historia de origen y que expresa la tendencia general del audiovisual (y especialmente en el cine fantástico y de terror) a llenar todos los vacíos de las narraciones y completar los mapas de los universos de ficción. Pero la monja vista en Verónica deja suficiente espacio para que el experimentado Jorge Guerricaechevarría (guionista habitual de Álex de la Iglesia) construya en Hermana Muerte una historia casi desde cero, un relato de fantasmas que entrelaza el hecho religioso y el terror paranormal con gran naturalidad, ya que, en realidad, ambas cosas están muy conectadas.

Sí que se echa de menos en el guión de Guerricaechevarría un retrato más trabajado de los personajes secundarios y del universo del convento, dibujado con trazo algo superficial. Por suerte, Plaza se carga la historia a sus espaldas y despliega todos sus recursos de gran director de terror en una puesta en escena clásica y efectiva, especialmente en un tramo final que ata todos los cabos de la historia y la proyecta con elegancia hacia el futuro. Además, el director vuelve a demostrar su olfato para el nuevo talento con el fichaje de Aria Bedmar, que comparte escenas con Almudena Amor, el gran descubrimiento de La abuela.

Que Hermana Muerte inaugure Sitges tiene una importancia añadida, ya que ofrece a los fans del terror una ocasión excepcional para ver la película en cine, ya que se trata de una producción original de Netflix que no tiene previsto el estreno limitado en salas y que, después del festival, saltará directamente a la plataforma el 27 de octubre, a tiempo para Halloween. Que Netflix sea el destino de esta precuela tiene cierta lógica: aunque Verónica se estrenó en salas de cines, fue con su llegada a Netflix que la película se convirtió en un éxito internacional, y es esto, en última instancia, lo que ha hecho posible la existencia deHermana Muerte.

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