"Hay un tabú muy grande a la hora de mostrar los cuerpos de la gente mayor"
Se estrena el drama familiar 'La edad inminente', que firma el Colectivo Vigilia de exalumnos de la Universidad Pompeu Fabra
BarcelonaDesde Las amigas del Ágata (2015), los estudios de comunicación audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra no han dejado de producir cineastas que debutan con obras de autoría colectiva surgidas en el contexto académico como trabajos de fin de grado y terminadas en los márgenes de la industria de cine. La última en añadirse a esta lista –que también incluye títulos como Julia Ist, Las perseidas, Ojos negros– es La edad inminente, un drama sobre un adolescente que vive solo con su abuela de 87 años y que significa el debut cinematográfico del Col·lectiu Vigília, formado por seis alumnos que se reparten diversas funciones en el filme. La película llega al cine este viernes con el aval del premio al mejor guión de un filme español en el Festival de Gijón y la nominación a la mejor dirección novel de los Gaudí.
"Nosotros ya éramos amigos antes –explica Gerard Simó, que forma parte del equipo de dirección y montaje–. El colectivo surge cuando, tras terminar la carrera, decidimos convertir el trabajo final de grado en un largometraje y es una forma de presentarnos al mundo, pero nosotros ya trabajábamos así: la visión creativa de la película es compartida por las seis personas”. El consenso y las estructuras horizontales de decisión están en la base de un proceso creativo que presentan como alternativa al cine tradicional. "Para hacer esta película hemos tenido que aparcar nuestro ego –apunta Simó–. No es una forma muy normal de trabajar, pero nos salió de forma natural". Ariadna Ulldemolins, también miembro del colectivo, añade que "si la película no se hubiera hecho colectivamente no se habría hecho, porque ninguna de las seis personas podía sacar adelante sola el proyecto".
La edad inminente aborda la historia de Bruno y su abuela con cierta distancia emocional y deja que sus acciones hablen por sí mismas, sin subrayados dramáticos. El naturalismo guía un relato que captura a los personajes en pleno cruce vital. Bruno, a punto de cumplir 18 años, carga con la responsabilidad de ser el único cuidador de su abuela, que depende de él para levantarse, ducharse o acostarse. La llamada de una residencia en la que hay una plaza libre aboca al chico a una decisión imposible: liberarse de su carga también significaría alejarse de la única familia que tiene. "Después de muchas charlas, muchas cervezas y muchas videollamadas, nos dimos cuenta de que los temas que nos unían a todos eran la intergeneracionalidad y los cuidados, que quizás no nos afectan individualmente, pero sí a nuestro entorno", dice Ulldemolins.
La adolescencia que no sale en 'Euphoria'
La consigna para construir a los personajes era el realismo y la naturalidad. "Muchas veces, las series y películas hacen un retrato de la adolescencia muy ligado a la fiesta y las drogas, al estilo deEuphoriapero esta no es la adolescencia que nosotros hemos vivido", dice Simó. "Nuestra adolescencia es más normal —añade Ulldemolins—. Y también queríamos huir de un determinado estereotipo de los chicos de barrio, que no fuera malo pero sin caer en el buenismo".
Aunque no se identifica en el filme, el barrio donde viven Bruno y su abuela estaría situado en Nou Barris. "Es sobre todo el barrio de Roquetes, que es de donde es Clara [Serrano, codirectora con Simó] –dice" Ojosdemolinos–. Pero es algo collage de diferentes espacios de Nou Barris. También se ve la fiesta de San Chiveco, que se celebra en noviembre en la Prosperidad. Barcelona son muchas cosas que normalmente no se ven en el cine". En este sentido, La edad inminente dialoga con el retrato de la Barcelona periférica que realiza El 47. "Ellos lo hacen desde una mirada histórica y nosotros desde una más actual –señala Simó, que vive en el barrio de Porta, como el actor que hace de Bruno, Miquel Mas–. Nou Barris es un lugar donde se hace vida y hay mucha comunidad.
El trabajo interpretativo de Mas y Antonia Fernández, ambos sin experiencia actoral, aportan el realismo perseguido por los responsables de La edad inminente, que basaron al personaje de Nati (86 años) en "una conjunción de las abuelas de los miembros del colectivo", explica Ulldemolins. En un momento de la película, la cámara observa durante un rato las grandes varices de las piernas de Fernández, testigo del paso de los años. "No queríamos esconder las cosas como son –dice Simó–. Hay un tabú muy grande a la hora de mostrar el cuerpo de la gente mayor, pero para nosotros fue muy natural. Y Antonia estuvo muy dispuesta a ello. , entendió perfectamente lo que queríamos hacer, tanto aquí como en la escena de la ducha".