Cine

James Gray: “Trump es un símbolo de la putrefacción de nuestras élites”

Cineasta, estrena 'Armageddon time'

5 min
El cineasta James Gray durante la presentación en Madrid

BarcelonaNueva York, principios de los 80. Ronald Reagan es presidente, The Clash suenan en la radio y un adolescente judío descubre la injusticia sistémica de la sociedad norteamericana. Armageddon time, que se estrena este viernes, es una de las películas del año, un drama emocionante y lúcido en el que James Gray transforma sus recuerdos familiares en un relato de iniciación a la madurez de una dimensión política de innegable actualidad.

No hay muchos directores americanos con una filmografía tan personal como la suya, tan consistente en temas y estilos. Pero Armageddon time es todavía más personal y más explícitamente autobiográfica. Parece su opera prima, pero ha tardado tres décadas y ocho películas en poderla hacer. ¿Por qué ahora?

— Tendemos a mirar atrás cuando ya hemos vivido más años de los que nos quedan. No es una idea agradable, porque a mí me gusta vivir, parece más interesante que estar muerto. Pero todo ello te hace ser muy consciente de lo efímera que es la vida. Otro motivo para hacer la película es que mis hijos se están haciendo mayores, que es la cosa más bonita que he visto nunca. Pero a la vez es melancólico, un recordatorio del paso inexorable del tiempo. Así que empiezas a recordar cómo eran las cosas antes, cuando tenías 10 o 11 años, quizás porque es la edad que tenían mis hijos cuando escribía la historia. En cualquier caso, hacer películas personales ha sido siempre mi ambición. ¿Cuál es la alternativa, crear un producto que no me importe? Si quisiera dedicarme a esto estaría trabajando para Apple y vendiendo iPhones.

No es el único cineasta que mira atrás en los últimos años. Alfonso Cuarón, Steven Spielberg, Paolo Sorrentino y Kenneth Brannagh también han hecho películas sobre sus recuerdos infantiles. La diferencia es que, a pesar de estar ambientada en el pasado, Armageddon time habla más directamente del presente, de temas candentes en los Estados Unidos como el racismo y la desigualdad social.

— En el fondo todas las películas son políticas y todas hablan sobre el momento en el que están hechas. Yo siempre intento ser muy consciente de las implicaciones históricas y políticas, pero en esto los americanos no somos particularmente buenos: cuando vemos un edificio antiguo que ha perdido su función, construimos uno nuevo encima y ya está, y esto tiene cosas positivas y negativas. La negativa es que destruimos edificios increíbles para poner una caja de cristal y hormigón; la positiva, que tenemos una gran capacidad para reinventarnos a menudo. La cuestión es que los americanos no estamos interesados en analizar las capas de nuestra historia, nos resistimos a ello. Queremos creer que somos una sociedad sin clases, una sociedad libre, que la historia no nos afecta y que siempre nos podemos reinventar. En este sentido, mi sensibilidad es un poco más europea.

Hablando sobre implicaciones políticas, en la película aparece Jessica Chastain interpretando a la hermana de Donald Trump. A pesar de que él no sale en el film, que Trump fuera alumno de la escuela a la que va el protagonista añade muchas capas y subtexto a Armageddon time.

— Sí. Que mi vida y la de este tío [Trump] estén conectadas es la cosa más extraña del mundo y, al mismo tiempo, un elemento esencial de la historia que explico. Por cierto, Donald Trump fue a mi escuela, pero fue expulsado porque tiró uno de los escritorios en medio de la autopista y estuvo a punto de provocar un accidente, así que Fred Trump lo mandó a una academia militar. ¿Y sabes quién era su compañero de habitación ahí? Francis Ford Coppola. Pero Trump no es la causa de nada, él es un síntoma. Es la persona que aglutina los aspectos más desagradables del carácter americano. Tenemos cosas buenas, no somos todos unos imbéciles absolutos. Pero hay muchos problemas en los Estados Unidos y él es la manifestación perfecta de nuestra negatividad. Y por eso era importante su presencia en el film, porque es un símbolo de la putrefacción de nuestras élites.

El abuelo interpretado por Anthony Hopkins es el centro moral de la historia, pero el padre que interpreta a Jeremy Strong es la gran sorpresa del film. Ayer veía su primera película, Little Odessa, y pensaba en cómo ha cambiado su manera de escribir las relaciones paternofiliales.

— Quería mostrar las debilidades de la persona pero preservar su humanidad. Es fácil juzgar a nuestros padres por todo lo que hicieron mal, pero mi padre hacía solo lo que él creía que era lo mejor para un niño. Ser padre es difícil y no hay ningún libro que te explique cómo hacerlo bien. Cometes muchos errores y lo único que puedes hacer es asumirlo. Un viejo chiste dice que “si tienes suerte, tus hijos algún día podrán pagarse la psicoanálisis”. Yo solo intento no juzgar a mi padre, incluso cuando hace cosas con las que no estoy de acuerdo. Y me encanta la interpretación que hace Jeremy, es un actor fantástico y su trabajo tiene muchos matices. Ha aportado mucho al personaje.

Strong está recibiendo muchos elogios por Armageddon time, pero hace solo unos meses era el hazmerreír de Twitter debido a un perfil del New Yorker poco favorecedor.

— Sí, ese artículo se reía de él y ha hecho que otras personas también se rían. El autor tuvo acceso total al proceso creativo de Jeremy y esto siempre provoca la creencia terriblemente equivocada de que actuar es fácil. Pero la verdad es que actuar bien es muy difícil, requiere mucho esfuerzo y te hace muy vulnerable. Ridiculizar un trabajo así solo pasa en las artes visuales. Si yo voy a la fábrica de Airbus y empiezo a decirles a los ingenieros “no me gusta cómo estás haciendo las alas”, me encerrarían en el manicomio. En cambio, el autor del artículo escribe tranquilamente que Jeremy Strong es estúpido por hacer su trabajo, que es básicamente crear un personaje sólido y convincente. No lo entiendo.

Su cine es muy admirado en Europa y es uno de los directores americanos fijos en el Festival de Canes, pero los Oscars siempre lo ignoran y la crítica norteamericana lo trata peor que la francesa. ¿Lo vive con frustración?

— No siempre es así, con Armageddon time he tenido buenas críticas en medios importantes de mi país como The New York Times. La cuestión es que a veces necesitas distancia cultural para juzgar a un creador. Cuando Cézanne murió, y no me estoy comparando con él, el gobierno francés consideró que su obra no valía nada y la subastó. Y es por eso que los Estados Unidos tienen tantas obras de él, porque un empresario compró todo el lote. Lo que quiero decir es que el reconocimiento no significa nada. Solo resulta frustrante en el sentido de que quiero seguir haciendo películas, así que necesito que tengan éxito para que la gente que las finanza esté contenta. Pero a largo plazo, los elogios y reconocimientos no son nada. Si no lo pensara habría dejado de hacer cine hace cinco películas. Así que me limito a hacer mi trabajo lo mejor posible.

Por cierto, ¿le gustaría volver a trabajar con Joaquin Phoenix? En Two lovers hizo un de sus mejores papeles.

— Pues sí, y de hecho nos escribimos constantemente y buscamos un proyecto para hacer juntos, pero nuestros calendarios todavía no han encajado. Pero ya tengo una idea para hacer una cosa con él, quizás en el próximo año y medio.

Me encantaría ver una continuación de Two lovers al estilo de la Trilogía de Linklater, retomando el personaje años después.

— Pues te tengo que confesar que es una posibilidad que hemos estudiado. El problema es que no se nos acaba de ocurrir de qué iría la película. Sí, el personaje podría viajar a Santa Barbara, conocer a otra chica... Pero sería como explicar la misma historia otra vez, y estoy muy contento con Two lovers, no la quiero volver a hacer.

Tráiler de 'Armageddon time'
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