Dolor explícito, violencia sexual, memoria: hay un circo no recomendado para menores de 12 años

BarcelonaLa acróbata aérea Elena Zanzu ha bajado al suelo para construir su nuevo espectáculo, Ez, que se estrena en el Mercat de les Flors dentro del ciclo Circ d'Ara Mateix. Zanzu comparte "prácticas extremas con dolor explícito" que reflexionan sobre la relación de poder entre artista y público. Define la obra como una "negociación con el público" sobre temáticas tan actuales como "el consentimiento, la vulnerabilidad, el dolor y los cuidados". Ez, de hecho, quiere decir no en vasco. ¿Qué pasa cuando se manipula un cuerpo en escena? ¿Qué quiero ver? ¿Qué es violento?

Encima del escenario, el 25 y 26 de mayo se podrán ver técnicas como la retención de la respiración y el bondage (la práctica sexual sadomasoquista de atarse). Uno de los ejes del montaje es una versión de la técnica de la suspensión capilar que Zanzu, que lleva el pelo corto, consigue atándose cuerdas para colgarse de la cabeza. "Todo el mundo me decía que era imposible, pero es posible. Esta práctica es dolorosa, pero es un dolor compartido, con tranquilidad y desde el privilegio", admite. El espectáculo puede ser oscuro, pero asegura que "también hay dulzura": "No es una pieza coloreada, pero los cuidados son un tema fundamental y me parece que todos los podemos abrazar. Cómo cuidamos", avanza.

Si tradicionalmente el circo ha sido un lugar para el descubrimiento, esto mismo es lo que pasa con los montajes que el Mercat de les Flors programa dentro de este ciclo del circo de autor, que se alarga del 20 de mayo al 5 de junio. Pero no solo porque sean espectaculares técnicamente, o al menos no desde la vertiente más lúdica, sino que la mayoría de veces "la búsqueda del lenguaje del circo está al servicio de una dramaturgia", dice Marc Olivé, coordinador del Circ d'Ara Mateix. Con licenciaturas en circo y filosofía, Elena Zanzu cree que "el circo, como todo el arte, es una manera de pensar conjuntamente, a través de las emociones y del pensamiento analítico".

Íntimo y penetrante

La compañía Som Noise también trata en su espectáculo un tema muy actual: las agresiones sexistas. En Breach (en el Mercat del 20 al 22 de mayo), de la catalana Thaïs Julià y el argentino Mati Muñoz, hay mucha investigación social y experimentación artística con ingredientes como música en vivo, cuerda lisa y performance. Uno de los elementos con los que trabajan es un fluido no newtoniano, que responde como sólido o líquido en función del grado de presión. "Como hemos investigado alrededor de la violencia sexual, jugamos metafóricamente. Mostramos muchas maneras de tocar. Esta materia si la golpeas fuerte se pone dura y, si la tratas de manera suave es como un líquido", explica Julià. La obra explora la pluralidad de violencias machistas, de forma que expone con imágenes plásticas "situaciones ambiguas entre el asco y el deseo, el poder y el dolor, el empoderamiento y la sumisión". Hay espacio para la metáfora, la abstracción y la estética, pero también hay escenas corpóreas, más realistas, que van del consentimiento hasta una agresión: "Todo el mundo conecta más o menos con unas imágenes en función de su experiencia", dice la artista. Es una pieza íntima pero también penetrante.

Una de las creadoras de Breach es Vivian Friedrich, que también presenta una obra propia, Kristall Bohème (3-5 de junio), que habla de la transmisión del trauma –su familia se ha dedicado a trabajar el vidrio de bohemia– y lo hace a través de técnicas antiguas, como soplar el vidrio, el faquirismo, la cuerda en U y la manipulación de objetos, junto a un músico y una cantante de ópera. De los diez espectáculos escogidos, estos tres son de mujeres creadoras que llevan a cabo una investigación estética y temática muy personal: "No es buscado. Responde a lo que está pasando", afirma Olivé. La mayoría de los espectáculos que proponen son coproducciones entre diferentes instituciones y harán gira internacional.