Festivales de música

Un festival de música en medio de un bosque de chopos sin WC portátiles ni marcas de cerveza

El Festival Rizomes es una propuesta musical muy respetuosa con el medio ambiente, que este año se celebra del 20 al 22 de junio en una finca rural de la Cellera de Ter

El área de descanso del bosque en el que se celebra el Festival Rizomes.
17/06/2025
3 min

GeronaEl verano es época de grandes festivales de música. Durante junio, julio y agosto, después del Primavera Sound, el Sónar, el Cabró Rock o el Cruïlla, comienza la ronda de eventos musicales multitudinarios en todo el país, la mayoría con un cartel de artistas famosos más o menos similares. Sin embargo, fuera de este circuito también afloran propuestas singulares y alternativas que apuestan con convicción por un modelo de pequeño formato, al margen de los escenarios gigantes y los patrocinios de las marcas de cerveza. Es el caso del Rizomes, en la Cellera de Ter (Selva), un festival creado por un grupo de amigos barceloneses especializados en el mundo de la gestión musical y la arquitectura, que en 2018 idearon una propuesta sostenible y consciente con el medio natural. Se celebra cada solsticio de verano en un bosque de chopos, apartado del bullicio de los núcleos urbanos, en un ambiente de retiro, paz y respeto hacia la naturaleza. La edición de este año, que tendrá lugar del 20 al 22 de junio, reunirá a una cincuentena de artistas, con nombres destacados como Alondra, Rita Payés o Tarta Relena.

"Estamos en las antípodas de los grandes festivales. De hecho, no empezamos queriendo hacer un festival, sino una fiesta entre amigos, pero el proyecto fue cogiendo forma y profesionalizándose. Es una apuesta cultural descentralizada que nos ha dado cuenta de que somos amantes de la naturaleza", explica Guillermo de Pouplana, arquitecto. Katarina Grbic, productora y socia fundadora, añade: "Es el festival al que nos hubiera gustado asistir como espectadores. Queremos cuidar mucho al público, ofrecer una experiencia brutal. Es lo que echamos de menos a los macrofestivales: los conciertos pueden ser buenos, pero la experiencia a menudo es abrumadora, llena de colas, logotipos.

La edición de 2024 del Festival Rizomes, en el bosque de la Cellera de Ter.

Más allá del greenwashing

De base, el Rizomes nace de una filosofía de vida que rompe con la lógica capitalista de las grandes empresas organizadoras de eventos. El objetivo es situar una propuesta cultural en medio del bosque y que, mientras se lleve a cabo, no sólo no impacte negativamente en el medio ambiente, sino que las repercusiones sean positivas. Así, los más de 1.000 visitantes que vienen a los conciertos —que si quieren pueden quedarse a dormir con tiendas en el bosque— no perjudican la explotación de chopos, propiedad de la familia de uno de los fundadores, sino todo lo contrario: ayudan a regenerarla. "La ubicación nos obliga a pensar desde la sostenibilidad real, no desde el greenwashing. Nos planteamos cómo funcionan los flujos naturales y cómo respetarlos. Es una forma de integrar la ecología en todo el proceso", explica Pouplana.

El bosque de chopos donde se celebra el Festival Rizomes, en la Cellera de Ter.

Por ejemplo, no hay WC portátiles y las heces de los espectadores se componen como abono, el agua de las duchas proviene del río, los platos y cubiertos son biodegradables y los escenarios se levantan con estructuras de bambú, también proveniente de la explotación, y no con los típicos andamios metálicos prefabricados. Además, este año repartirán cincuenta kilos de semillas entre todos los asistentes para que cuando paseen por el bosque germinen nuevos chopos. "Utilizamos técnicas inspiradas en la ganadería extensiva, que mueven el rebaño por el territorio con respeto y dejar una huella positiva", defiende Pouplana.

Todo ello empapa la experiencia del fin de semana, con un cartel de músicos y artistas visuales en perfecta sintonía con el mensaje y una puesta en escena que también pretende envolver al asistente dentro de esta energía. "Recomiendo especialmente la tarde del sábado, con Rita Payés, y cuando oscurece, el espectáculo lumínico de Andreu Fàbregas, uno de los iluminadores más potentes del país, que dará paso a la actuación de Tarta Relena el sábado por la tarde. Será mágico", concluye Katarina Grbic.

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