Antiguo Egipto

Un hallazgo enigmático: cien estatuillas egipcias con la cara cortada

Un equipo de la UAB ha localizado las figuras en la necrópolis de Kom el-Khamasin

Los rostros de las estatuetes seccionadas
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BarcelonaSon un centenar de estatuillas, de entre 15 y 20 centímetros, que representan el sumo sacerdote Imephor. Tienen su nombre inscrito en el brazo, a muchas de ellas se les seccionó la cabeza y, aparentemente, fueron abandonadas a centenares de metros de la cámara funeraria, el lugar donde tendrían que haber estado. El último hallazgo del equipo de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y del Instituto de Estudios del Próximo Oriente Antiguo (IEOPA), que en 1997 empezaron a hacer prospecciones en la tumba del sumo sacerdote Imephor Impy Nikauptah, en la necrópolis de Kom el-Khamasin, lo tiene todo para convertirse en una novela de misterio. "No esperábamos encontrarlas, porque estos son los objetos típicos que buscan los ladrones para venderlos en el mercado ilegalmente", dice Josep Cervelló, el responsable del equipo y director del IEOPA.

Kom el-Khamasin fue objeto de un gran expolio en 1999, lo que interrumpió el trabajo de los investigadores durante bastante tiempo. El equipo de Cervelló ya había localizado algunas figuras de Imephor en el mercado negro que se venden por unos 2.000 euros. "Es un lugar apartado en el desierto y no es fácil acceder ni vigilarlo. Los ladrones estuvieron unos días e hicieron un gran destrozo con los buldóceres. En el norte del yacimiento montaron un taller para cortar los bloques y poderlos vender, y es allí donde han aparecido las estatuillas, que tendrían que haber estado en la cámara funeraria", explica Cervelló. ¿Los ladrones se olvidaron las estatuas? ¿Con las prisas no las pudieron coger? ¿Las arrastró una pala de buldócer y no las vieron? Este es tan solo uno de los misterios entorno a este yacimiento.

¿Quién les seccionó la cara?

El segundo misterio, pero no el último, es que muchas fueron seccionadas. Les cortaron la cara: "Esto no lo hicieron los ladrones porque se venden mucho mejor enteras. Quien lo hizo sabía muy bien lo que se hacía, porque está hecho de manera cuidadosa. Es roca calcárea y tienes que vigilar muy bien dónde y cómo das el golpe", detalla Cervelló, que descarta bastante que fuera parte de un ritual. "La damnatio memoriae consiste en destruir estatuas para que no perdure la memoria; es como eliminar la esencia de la persona. Era común hacerlo en Egipto, pero en este caso no destruyeron la cara, simplemente la separaron del cuerpo. No sabemos ni cuándo ni por qué se hizo, pero seguramente fue en algún momento, quizás hace siglos, anterior al saqueo", afirma Cervelló.

Algunas de las pequeñas estatuas encontradas al norte de la necrópolis.

Imephor Impy Nikauptah, el sumo sacerdote de Ptah, también es bastante singular. Vivió en una época convulsa: después del reinado de Pepy II, el estado egipcio se empezó a desintegrar, el rey perdió poder y los territorios hacían un poco lo que querían. En aquel momento, la capital de Egipto estaba en Menfis y los dignatarios de la corte hicieron sus tumbas en lugares recónditos, muy adentro del desierto. ¿Por qué Imephor buscó un lugar tan apartado, lejos de las miradas de todo el mundo? "Es la primera vez que se encuentran estatuillas como las de Kom el-Khamasin, y no sabemos qué papel podían tener. Las más parecidas que se han encontrado en otras tumbas, las ushebti, son posteriores y son en forma de momia, llevan el texto del libro de los muertos y se hacían para sustituir al difunto en los trabajos en el más allá", señala Cervelló. Las de Imephor, en cambio, tienen forma humana, con las piernas juntas (normalmente se hacían con una pierna delante y la otra detrás) y tan solo llevan el nombre de Imephor en el brazo: "Su nombre lo hemos encontrado escrito también dentro de la tumba hasta la saciedad, no sabemos con qué objetivo", destaca Cervelló.

Tampoco la trayectoria de Imephor es la más habitual y sus títulos, muchos asociados también a la corte, tampoco lo son. Además, se hizo enterrar en una tumba de granito rosa de Assuan, un material de reyes. Es el tercer misterio a resolver.

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