El cráneo descubierto en el Abric Romaní de Capellades no era de neandertal sino de ciervo
Hace dos años se anunció como un hallazgo excepcional porque eran los primeros restos humanos que se encontraban allí
BarcelonaHace dos años se anunció como una hallazgo excepcional. Tras cuarenta años de excavaciones continuadas en el Abric Romaní de Capellades (Anoia), los arqueólogos desenterraron lo que se anunció como el primer resto humano: fragmentos parciales de un cráneo de neandertal de sesenta mil años de antigüedad. Ahora, sin embargo, el equipo de arqueólogos ha admitido que cometió un error. En realidad, eran restos de ciervo. "En ciencia es difícil reconocer los errores, pero lo mejor es decir que nos equivocamos". Así lo ha explicado Palmira Saladié, codirectora del yacimiento, junto a Eudald Carbonell, M. Gema Chacón y Josep Vallverdú. Saladié admite que hubo cierta precipitación. La limpieza y las pruebas que se realizaron después confirmaron el error.
"Se trataba de un fragmento del parietal que había cambiado de morfología por la erosión del agua. Cuando se hicieron analíticas y se restauró comprobamos que no era humano", añade Saladié. Durante las excavaciones de este verano, los trabajos han permitido completar el nivel R, donde estaba el que ahora se ha confirmado que eran los restos de un cráneo de ciervo y donde también han aparecido las astas de cuatro venados adultos. Se trata, según Saladié, de un campamento de caza de ciervos. "Las astas son defensivas e indican que la ocupación fue en otoño, una época en la que los ciervos están más debilitados porque es época de celo, lo que es importante porque los neandertales cazaban cuerpo a cuerpo".
El hecho de que en realidad no se trate de restos humanos no quita valor ni importancia al yacimiento, según Saladié. "Se han localizado muchas herramientas y 500 hogares; es el yacimiento con más hogares del mundo, y el hecho de que no haya restos humanos no le quita valor patrimonial porque nos da mucha información sobre el estilo de vida de los neandertales, continúa siendo un referente mundial por entender cómo cazaban, cómo vivían y cómo se relacionaban los neandertales", dice Saladié, que no descarta que en un futuro se puedan encontrar restos humanos aislados.
Campamento base
Hace entre 75.000 y 40.000 años, el risco del Capelló fue refugio de los neandertales. El pasado año el yacimiento fue declarado bien cultural de interés nacional (BCIN). El Abric Romaní fue descubierto en 1909, y se considera el yacimiento más importante de neandertales de la Península Ibérica (115.000-40.000 años). Se han constatado 27 niveles arqueológicos, de los que catorce han sido excavados a lo largo de las diferentes fases de excavación. Estos niveles de ocupación pertenecen al paleolítico medio (Homo neanderthalensis), excepto el primer nivel, que presenta un registro del paleolítico superior (Homo sapiens).
Las diferentes excavaciones han permitido documentar que en el yacimiento se establecieron grupos de cazadores recolectores. A veces durante una estación entera, en períodos de cacería, otras como campamento base desde el que explotaban el entorno, o para pasar la noche. Entre los restos de fauna que se han encontrado, destacan los de caballo y ciervo, seguidas de grandes bóvidos, cabra, jabalí y rinoceronte. Las tareas domésticas se organizaban en torno a las chimeneas y se han podido recuperar un importante conjunto de herramientas hechas y utilizadas por estos grupos, sobre todo instrumentos de piedra elaborados con sílex, cuarzo y caliza. "Con todo lo que hemos encontrado podemos saber que se organizaban en grupos de diez para ir a cazar y que compartían lo que cazaban con el resto. La superficie del yacimiento se dividía según las tareas que se realizaban, estaba el espacio doméstico, de trabajo, social... Eran cooperativos y se distribuían los trabajos para sobrevivir", detalla Saladié. Cazaban con lanzas, emboscaban o perseguían a las presas, y luchaban allí cuerpo a cuerpo.