Identificados los soldados republicanos de la mayor fosa común de los Pirineos
En el cementerio de Ribes de Freser reposan 92 combatientes muertos en el hospital militar de Montagut y en el santuario de Núria durante la segunda mitad de la Guerra Civil


Ribes de Freser (Ripollès)A mediados del año 1938, en plena Guerra Civil, el famoso hotel balneario de Montagut, en el Ripollès, se convirtió en un hospital militar de guerra muy importante. Allí pasaron miles de soldados del bando republicano, heridos en combate o enfermos. Muchos, desgraciadamente, no sobrevivieron y, para dar sepultura a los fallecidos de la forma más digna posible, las autoridades del municipio y del hospital decidieron cavar un agujero en el noroeste del cementerio de Ribes de Freser antes de que llegaran las tropas franquistas. En total enterraron más de 90 cuerpos, que forman la mayor fosa común documentada de los Pirineos catalanes. Eran combatientes alistados en el ejército de la República desde municipios de toda Cataluña y también del resto del Estado, que murieron en el hospital por herida de bala, impactos de metralla o enfermedad.
Esta fosa ha sido absolutamente olvidada hasta la fecha. Incluso los propios vecinos de Ribes –también los más veteranos, que vivieron la dictadura de cerca– desconocían su existencia, ya que el régimen franquista, al conquistar este territorio, se ocupó de que nadie supiera nada, ni siquiera los familiares de los caídos. Ahora, sin embargo, después de años de estudio, el Ayuntamiento de Ribes, en colaboración con el Memorial Democrático de la Generalitat, ha logrado identificar los 92 cuerpos enterrados y ha instalado una placa de recuerdo para dignificar las víctimas. En diciembre se celebró un acto de homenaje muy emotivo al que pudieron asistir algunas de las familias de los soldados caídos, que hasta hace pocos meses ignoraban el paradero de sus antepasados. Sabían que su abuelo, su padre o su tío se había marchado la frente y no había vuelto, pero no tenían ninguna pista sobre si los había abandonado, se había exiliado en Francia o había muerto en combate. Cada familia había hecho sus suposiciones, pero sin certeza alguna que les permitiera cerrar la herida y hacer las paces con el pasado.
La emoción de saber dónde reposa un familiar desaparecido
"Mi padre volvió de la guerra sin hablar prácticamente de su hermano. Supusimos que había muerto pero no sabíamos nada más, hasta que el año pasado nos llegó la notificación de que se había localizado su cuerpo en Ribes de Freser. Quedé fría", recuerda emocionada Maria Teresa, de 67 años, sobrina del soldado Lluís Pla Pujadas, natural de Besalú, fallecido con 34 años en el hospital militar de Montagut. "Suponíamos que era una persona desaparecida, como tantos otros durante la guerra, y no teníamos ninguna información para empezar a buscar, así que agradezco mucho el trabajo que se ha hecho en Ribes para recuperar esta memoria histórica. El homenaje fue de piel de gallina", sigue. "A pesar de la tristeza, poder decir a mis hijos quién era el hermano de su abuelo, dónde murió y dónde descansa me da tranquilidad, es muy importante para recuperar la memoria familiar", añade la sobrina de Lluís Pla. Y sobre la voluntad expresa del franquismo de ocultar esta información a las familias, dice: "Es muy triste, porque ya estaban muertos, podían estar tranquilos, que no les harían ningún daño. No tiene sentido".
Para los seis hermanos Domènech, de Alpens, en el Lluçanès, también fue una gran sorpresa saber que su tío, Pere Domènech i Bussons, fallecido con 22 años, estaba enterrado en Ribes: "Toda la familia estaba convencida de que, como que había combatido en la Batalla del Ebro, había muerto allí y el cuerpo se había perdido, así que ha sido muy bonito y emotivo averiguar esta historia y poder asistir al homenaje de Ribes", comenta Lluís Domènech, uno de los sobrinos del soldado.
El franquismo negó la información a los familiares
El autor de la investigación que ha permitido identificar a los cuerpos es Jordi Pons, historiador manresano y miembro de la asociación Memoria, que tiene vínculos familiares con Ribes de Freser. La investigación la impulsó el partido Tots Fem Ribes, vinculado a Esquerra Republicana, desde la oposición, con el apoyo del resto de grupos municipales (Junts y la CUP). Durante tres años, Pons se ha encargado de recopilar y realizar el vaciado del Registro Civil de las partidas de defunción del hospital. Al no tratarse de una fosa de campo de batalla, sino con víctimas de un hospital con informes médicos documentados, ha sido una tarea relativamente fácil, ya que no ha sido necesario realizar exhumaciones ni sacar muestras de ADN. Resulta, por tanto, aún más flagrante que los caídos se mantuvieran en el anonimato durante tanto tiempo. "Partimos de una ausencia muy grande de actos de reconocimiento de los episodios de la Guerra Civil y el franquismo, y en este caso de Ribes es muy grave, porque los nombres de los difuntos no eran ningún secreto, estaban registrados, las familias lo hubieran podido saber en 1939 si las autoridades franquistas hubieran tenido la mínima dignidad humana de comunicarlo", explica Pons, que continúa: "Es una fosa muy grande, representa un hecho histórico importante, dramático, con testimonios significativos, pero las autoridades franquistas no quisieron contarlo”.
La familia de Andreu Ibáñez, por ejemplo, después de la guerra supo por el contacto de un amigo que su padre había sido enterrado en Ribes, pero el ayuntamiento franquista del momento les dijo que en el hospital no había muerto ningún soldado con ese nombre. No ha sido hasta muchos años después de que se les ha dado la información de verdad. Además, en los Pirineos la impronta de la dictadura fue especialmente dura, con mucho control y presencia militar, ya que por la proximidad con la frontera Franco temía una posible invasión europea de las fuerzas progresistas. "Apenas señores de 80 o 90 años han podido saber qué pasó con ese pariente que había ido al frente y nunca había vuelto. Han podido cerrar el duelo", concluye Pons.
Consultando los registros de defunción realizados por los médicos republicanos, Pons ha podido sacar a la luz los nombres, las circunstancias de muerte y el municipio de origen de todos los soldados caídos. El Ayuntamiento ribetano se ha puesto en contacto con los municipios implicados. y de los 92 difuntos en 15 casos se ha conseguido localizar a los familiares. quedan unos ochenta cuerpos de los que sus descendientes no saben nada. , que durante esa época se convirtió en sanatorio para tratar la tuberculosis.
Un hospital de retaguardia durante la segunda mitad de la guerra
Durante la Guerra Civil el bando republicano desplegó una red muy potente de hospitales militares para asistir a los soldados heridos en el campo de batalla. Tras la caída del flanco de Aragón y el adelanto de las tropas franquistas por el curso del río Segre, muchos de estos hospitales cayeron en manos enemigas y el ejército republicano, en la retaguardia, tuvo que habilitar nuevos hospitales militares en el noreste de Catalunya, como el de Ribes de Freser, a pocos kilómetros de la frontera con Francia. Las estancias de este hotel balneario de Montagut, pionero en la época, construido para atraer turismo en verano, se reconvirtieron en buques de literas y quirófanos. Era un recinto muy amplio, con cerca de 4.000 m2pero poco acondicionado para garantizar las condiciones higiénicas de un centro sanitario y para pasar los inviernos fríos, sin calefacción y con los techos muy altos.
Ribes de Freser cayó el 8 de febrero de 1939, y después de la guerra el balneario reanudó progresivamente su actividad original con mucho éxito. Ahora, desde hace más de veinte años, está encerrado al público, pero de vez en cuando aún se organizan visitas guiadas, además de rodajes cinematográficos, sesiones de fotos o eventos culturales. Aunque se han realizado muchas reformas, en alguna planta todavía se conservan en la pared dibujos o escritos que algunos de los soldados republicanos pintaron cuando reposaban en el hospital.