Eva Santolaria: "Fui inconsciente, no pensaba que me costaría tanto volver a trabajar"
BarcelonaPara muchos es la Elisenda de Nissaga de poder; para otros, la Valle de Compañeros o la Vero de Siete vidas. Más allá de los tres papeles que le dieron la fama televisiva, Eva Santolaria (Barcelona, 1975) ha construido una carrera que ahora inicia una nueva etapa dando el salto al mundo del guion. La actriz acaba de estrenar Todos mienten (Movistar+), la nueva serie de Pau Freixas –su pareja– de la cual es una de las protagonistas y también forma parte del equipo de guionistas –por primera vez aparece acreditada como tal–. Santolaria habla con el ARA de cómo mantenerse después de un boom de popularidad, del papel que juegan los medios en las carreras de los actores y de su aversión a las redes sociales.
En tu nueva serie, Todos mienten, se trata mucho la insatisfacción. ¿En algún momento te viste reflejada en ella?
— Yo me siento súper identificada. Me siento muy orgullosa de la serie porque creo que hace un discurso que te llega por diferentes motivos. No es verdad que estemos todo el rato contentos y súper felices de lo que nos ha pasado, aunque muchas de las cosas que nos pasen sean buscadas o decisiones que hemos tomado nosotros. Esta serie habla de la falta de libertad que tenemos, a veces, para poder reconocer que no estamos bien y no sentirnos culpables. Siempre hay alguien que lo está pasando peor que tú y esto hace que nos sintamos culpables. ¿Podemos, por favor, mirarnos a nosotros mismos y decir qué nos pasa?
Parecía que con la pandemia teníamos que aprender a cuidarnos más a nosotros mismos…
— Yo con la pandemia lo pasé fatal porque llevaba francamente mal estar encerrada. En este caso, cuando la gente me preguntaba cómo estaba, yo lo decía: “Estoy fatal”. Obviamente, hay gente que ha tenido historias infinitamente más duras y parecía que esto hacía que no pudieras decir que estabas mal, pero lo tienes que decir. Si empezamos con estas mentiras, hacemos una bola que no para: te mientes a ti mismo y mientes a todo el mundo.
En Todos mienten participas como actriz pero también como parte del equipo de guionistas, que es una faceta tuya no muy conocida.
— ¡No se conoce nada!
¿Y te gustaría que se supiera más?
— Estoy un poco dividida, porque tengo pudor, me da vergüenza y respeto. Noto que cuando me preguntan por esta cuestión me hago pequeña, aunque intente disimular. Por otro lado, también es verdad que mi parte más guerrera y reivindicativa pensaba que, en petit comité, Pau [Freixas, su pareja] y los amigos a los que he ayudado valoraban mucho mi trabajo [análisis de guiones] pero que para el resto del mundo esta faceta de mí no existía. Lo vivía un poco como una injusticia, sobre todo cuando tenía que dar explicaciones sobre qué estaba haciendo laboralmente.
Cuando eres actriz y hace tiempo que no se te ve empiezan a aparecer los artículos de ‘Qué ha pasado con…’
— Esto es muy pesado y prácticamente cada mes hay uno. Normalmente estos artículos no tienen información, y no lo digo por mi caso. Tengo amigos de los que conozco sus historias y sus vidas y estos artículos no reflejan la realidad. Una cosa es que como actores no estén haciendo cosas que tengan proyección mediática y parezca que no están haciendo nada, pero muchos están haciendo realidad su sueño, aunque la gente no sepa cuál es. Llegan estos artículos y la gente dice: "Ay, pobrecita, ¡qué lástima!".
Se considera que el éxito es estar expuesto y que se te vea.
— Te diré más, el éxito es estar en una serie que tenga mucha repercusión mediática. Tienes que estar en los medios y esta es una parte de la profesión que es un poco injusta. Que no aparezcas en los medios no quiere decir que no estés trabajando. Puedes haber hecho trabajos que no se han visto pero con los que has aprendido muchísimo, porque no siempre aprendes de los éxitos. La nuestra es una profesión de largo recorrido y todas las partes cuentan. Hay un porcentaje muy pequeño de gente que todo lo que hace es un éxito. ¡Yo estuve un año de gira por España con una obra de teatro y me lo pasé tan bien! Ahora bien, no se enteró nadie porque era por pueblos. En el imaginario colectivo no estás y cuando dejas de estar después es más difícil que te llamen. Y los medios se suman a esto.
Tú has pasado por instantes de fama y ahora vives una cierta estabilidad. ¿Has echado de menos lo que viviste?
— La fama, no. La acabas manteniendo porque cuando has hecho series que han calado tanto siempre te reconocen. De repente alguien te dice “Ay mira, la de Nissaga”, o de golpe alguien te habla de Siete vidas o Compañeros. En este caso me siento muy contenta y creo que no me han encasillado. El hecho de saltar de Compañeros a Siete vidas hizo que la popularidad se colocara en un lugar más sano. En las bajadas de trabajo, hay una parte que forma parte de la profesión, después hay una parte que tiene que ver con el hecho de ser mujeres, con la maternidad. Y que no es lo mismo estar en Madrid que estar aquí cuando tienes la carrera ahí.
Tu hiciste un parón para tener hijos. ¿Tuviste miedo de no poder reactivar tu carrera?
— Fui muy inconsciente, de verdad, porque no pensaba que me costaría tanto volver a trabajar. No fue voluntario, no es verdad que dijera: "Paro". Lo que sí fue consciente y voluntario fue decidir tener la casa familiar en Barcelona y no en Madrid. Yo tenía ofertas mientras estaba embarazada y quería hacerlas, pero tenía una barriga que mi representante de entonces me decía: "¿Pero cómo lo vas a hacer?". Es después, cuando nace el niño y estás aquí, cuando la gente te deja de ver. Yo en mi inconsciencia pensaba: "Da igual, son nueve meses o los que sean que se me note la barriga y después puedo trabajar". Pero realmente te das cuenta de que hay una parte en esta profesión de que si no estás, si no te ven, no se acuerdan de ti.
Ahora hay muchos actores jóvenes que los eligen por el número de seguidores que tienen en Instagram…
— Pues así vamos fatal, ¡ya te lo digo! [ríe]
¿No te interesan las redes sociales?
— Ahora ya he entendido que necesito promocionar mi trabajo en las redes, pero lo practico poco. Es que mi vida interesa poco y si hago una foto me parece horrible. Ahora he descubierto que la gente utiliza filtros, ¡incluso en los vídeos! Con Pau muchas veces decimos: “Si colgáramos nuestros vídeos, esto sería como un culebrón”. Somos dos friquis viviendo juntos y haciendo vídeos personales que, obviamente, no podemos colgar. A mí esto se me escapa, no sé hasta qué punto una persona que tiene muchos seguidores hace que te pongas delante de la tele a mirar una serie. Pero quizás es que soy mayor y ya me ha pasado la época.
Volviendo al tema del guion, ¿te has planteado escribir tus historias y dirigir?
— En Todos mienten he entrado en la sala de guionistas, antes solo hacía análisis de guion, y esto ha sido un paso más. Le tengo mucho respeto al oficio de guionista, me parece que se tiene que picar mucha piedra. Yo necesito actuar como respirar, soy actriz, pero también es verdad que la parte creativa se manifiesta de diferentes formas. Poder pensar en historias también me gusta mucho. No sé si mi futuro es escribir, estar detrás de la cámara como responsable de una serie, o en producción ejecutiva o en dirección. Algo será, pero el qué, todavía no te lo sé decir.