A pie de página

¡Abre un bar y deje en paz los libros infantiles!

Una serie de dibujos de Bruno Munari
23/06/2025
2 min

BarcelonaUn día, el italiano Bruno Munari, diseñador, artista, pedagogo y autor de álbumes infantiles (y, en general, un señor bastante genial), explicó a sus alumnos de la Universidad de Harvard que, cuando un buen impresor recibe un libro nuevo, se le mira con muchísima atención, fijándose en cada detalle, desde cada ángulo posible, desde cada ángulo posible. En cambio, continuó Munari, cuando los lectores cogen (cogemos) un libro, por lo general sólo les preocupan el título, el autor, la sinopsis y el precio, antes de ponerse a leer. La lección de ese día se titulaba Cada uno ve lo que sabe, y es precisamente el título, en castellano, del primer libro de dos grandes expertas en álbum infantil, Piu Martínez y Anna Juan. En Cada uno viene lo que sabe (Gustavo Gili), las autoras explican esa lección y recogen el mensaje de su admirado Munari: el italiano evidenciaba que hace falta educar la mirada, adquirir algunos conocimientos, para poder hacer lecturas que no se queden en el plano más superficial.

De eso de mirar y de leer imágenes, Martínez y Juan saben mucho. Plantean su libro como "una guía para aprender a mirar imágenes a través del álbum ilustrado". Efectivamente, el álbum es el elemento central del libro, el apoyo que ellas dominan, pero aunque no sean lectores (si sois, chaláreos, y descubriréis cada detalle), el libro es interesante por las reflexiones que hace, porque abre muchos temas y es pertinente en el mundo en el que vivimos: como recuerda Piu Martínez, la cultura visual tiene un papel. El bombardeo de imágenes es constante; imágenes que construyen discursos que pueden ser peligrosos, y que debemos saber interpretar y cuestionar. Leer álbumes, ser conscientes de la importancia de las imágenes desde pequeños ayuda a desarrollar un espíritu crítico que puede llegar a ser la resistencia. En este sentido, a lo largo del libro existe una reivindicación de la infancia, o de las infancias, en plural, como insiste en decir especialmente Anna Juan.

En el libro se explica cómo ha habido siempre una cierta tendencia al menosprecio de los libros infantiles –“total, son para niños– que ellas discuten con convicción. envuelve") o de la maravillosa Sister Corita ("Si estás intentando aprender a mirar, hazlo como lo haría un niño; como si siempre fuera la primera vez"). Las autoras tienen esta mirada infantil, evidentemente muy entrenada, y el libro es una celebración de la curiosidad y el conocimiento. También una reivindicación del juego y del placer estético, y un libro a comprar o, como insistió Piu, en buscar en las bibliotecas, "auténticos agentes democratizadores". Pero las autoras también son contundentes con algunos aspectos, como con la tendencia de los libros que se utilizan para explicar determinadas cosas. Fernando Pessoa, "huye de los utilitarismos!" ¿Y esa manía, de gente que no tiene ni idea, de hacer libros para niños? Parece que mucha gente se atreve, pero Anna Juan lo tiene claro: "¡Por favor, abra un bar o haga cualquier otra cosa, pero deje en paz los libros infantiles!" Amén.

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