Literatura

"Los barceloneses y catalanes siempre hemos apostado por el bando perdedor"

Eduardo Mendoza protagoniza uno de los actos centrales de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que también ha contado con un homenaje a Montserrat Roig y la intervención de Núria Cadenes

El escritor Eduardo Mendoza, durante la apertura del salón literario de la FIL de Guadalajara
01/12/2025
5 min

Guadalajara (México)Hace sólo un día y medio que la Feria Internacional del Libro (FIL) ha abierto sus puertas, pero la cantidad de actos y emociones vividas en el pabellón de Barcelona es abrumadora. El sábado por la tarde, Roger Mas deleitó a los pasavolantes con la interpretación de tres canciones, entre las que hubo la magnífica adaptación de un poema de Jacint Verdaguer: "Lo destierro se me hace largo / cocida a llevarme a la otra orilla / que mis ojitos tienen sueño / y el caminar me af Caminando. Parte de la delegación catalana de autores, editores, agentes y periodistas le observaban todavía con las huellas del largo viaje transoceánico en el rostro.

Aun así, circunstancias excepcionales como la de tener Barcelona como ciudad invitada en la feria hace que se saquen fuerzas de rincones insólitos. El diálogo entre Ingrid Guardiola y Susanna Rafart sobre el poder de la metáfora en época de algoritmos –evolución de lo que, años atrás, Shoshana Zuboff bautizó como "el capitalismo de la vigilancia"– maravilló e inquietó al público. Y el sentido homenaje a Montserrat Roig, a cargo de la periodista Begoña Gómez Urzaiz, la editora Maria Riu y la escritora y periodista Gemma Ruiz Palà, acabó con la mejor de las recompensas: que buena parte de los asistentes fueran a comprar alguno de los libros de la añorada autora deEl tiempo de las cerezas y La hora violeta.

Ya el domingo por la mañana, Núria Cadenes –a quien perdieron la maleta en el aeropuerto de Madrid– dio un repaso por la obra de algunas autoras imprescindibles del canon literario catalán del siglo XX: arrancó con Víctor Català y pasó por Aurora Bertrana e Irene Polo hasta llegar a Merce. Después se celebró una mesa redonda de "maternidades singulares" a partir de la mirada de Elisenda Solsona en Mamalía, Begoña Gómez Urzaiz en Las abandonadoras y Gemma Ruiz Palà en Nuestras madres.

Núria Cadenes en el pabellón de Barcelona de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

La lección de historia de Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza fue presentado como uno de los "platos fuertes de la delegación barcelonesa", en palabras de Marisol Schulz, directora general de la FIL, frente al millar de asistentes que llenaban el auditorio principal de la feria. "Me han convocado porque soy uno de los últimos representantes de la época dorada de una Barcelona literaria, la del boom", empezó Mendoza, quien dedicó el grueso del discurso a describir la ciudad "evitando las bases de datos, que seguramente solo dicen cosas falsas". "Barcelona es femenina, y lo es por una razón vacua: porque la terminación -a se asigna a ese género –continuó–. Este detalle condiciona la forma en que vemos la ciudad. Basta con recordar aquella campaña de Barcelona, ​​ponte guapa. En aquellos momentos no hubo protestas por parte de ningún colectivo, y eso que le estábamos pidiendo que se maquillara, adelgazara y saliera a buscar pareja".

El autor de La ciudad de los prodigios viajó hasta los orígenes íberos de Barcelona, ​​y desde allí avanzó hacia los cartagineses, fenicios y romanos. "No es una ciudad con un puerto natural amplio, ni tiene grandes recursos, pero ha sido cómoda para ir haciendo escala hacia otros sitios", admitió Mendoza. Poco después, con su amable ironía, el escritor añadió: "Los barceloneses y catalanes siempre hemos apostado por el bando perdedor". Enseguida matizó las palabras: "De las derrotas, Barcelona ha sabido sacar provecho: en vez de desanimarse, prueba otro camino".

Después de los romanos, llegaron los visigodos y, más tarde, los árabes: "Su legado más importante fue el uso de una palabra para referirse a ella, Barshaluna". Fue en la Edad Media que Barcelona logró convertirse en una ciudad "de cierta importancia, gracias al comercio marítimo, la lana y los vinos y licores, que siempre tienen demanda". "Levantaron allí iglesias, astilleros, palacios... y una catedral horrible", lamentó. de una larga decadencia. En 1714, una vez terminada la Guerra de Sucesión, en la que se optó de nuevo "por el bando perdedor", el rey Felipe V decidió ahogar a los barceloneses a base de impuestos, e incluso cuando los redujo, los ciudadanos continuaron trabajando por encima de sus posibilidades. enviaba durante un viaje por la península Ibérica", afirmó, poco antes de referirse a otro rasgo distintivo de los habitantes de la ciudad y, por extensión, de todo el país: "Los catalanes nos quejamos siempre, incluso cuando no hay motivo para hacerlo".

Los dragones de Barcelona y el boom

Mendoza dedicó también una parte importante de la ponencia a la relación de Don Quijote de Cervantes con la ciudad. "El libro tiene unas palabras que han pasado a la historia, «Barcelona, ​​archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros (...) y en sitio y en belleza, única», que son exactamente lo contrario de lo que ocurría en aquellos momentos", dijo. De Cervantes pasó al auge de la burguesía durante el siglo XIX y al gusto por el modernismo arquitectónico: "Una de sus particularidades es que tiene reminiscencias medievales, porque Barcelona nunca ha olvidado el esplendor de aquella etapa. Barcelona está llena de dragones, en los edificios, tal y como recordaba mi amigo y escritor Carlos Ruiz Zafón". Mendoza no olvidó la etapa anarquista, "tremendamente violenta", que le valió el nombre lírico de "la rosa de fuego". De ahí pasó a la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República. junto a los perdedores, empezó una larga etapa de oscuridad, que no se cerró hasta hace cincuenta años –precisó–. No hay cosa más triste que una guerra civil, porque todo el mundo tenía víctimas en uno u otro bando". En este punto mencionó que la literatura importante de aquella época se escribió "en el exilio, tanto en castellano como en catalán".

El recorrido histórico de Mendoza continuó "con el desarrollo y prosperidad posteriores. latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Guillermo Cabrera Infante. Aunque todavía estaba la dictadura, se hablaba de lo que se quería y era una fiesta: rara vez Barcelona ha sido tan divertida". Saltando hacia la campaña publicitaria de Barcelona, ​​ponte guapa de más adelante, Mendoza explicó que desde hace unas décadas "la ciudad se ha diseñado hacia el turista", a diferencia de la hostilidad hacia los extranjeros que había demostrado anteriormente. "Es una ciudad con un buen clima, no es muy grande, es tranquila y tiene también su lado canalla para quien quiera verlo. Más recientemente, a raíz de la pandemia, cuando se descubrió el teletrabajo, mucha gente decidió también venir a vivir. Son lo que llamamos" expados. Ésta es la Barcelona actual: tiene ventajas y también inconvenientes, aunque yo no sea la persona adecuada para hablar de ello", admitió.

Mendoza dedicó los minutos finales de la intervención a demostrar que "Barcelona es una ciudad muy literaria, porque en muchas novelas se ha convertido en protagonista de la historia". Mencionó, entonces, entonces, La ciudad de los prodigios, dedicada a "la construcción de la ciudad moderna". "En aquellos momentos, hacer un libro así no era ninguna moda, y sin querer la estábamos creando –dijo–. Después de esta novela, vinieron otras buenísimas. Oirán a hablar estos días", aseguró Mendoza, sin concretar ninguna. Y tras una mirada al móvil se dio cuenta de que había llegado el momento de despedirse del público, unas 600 personas, que le aplaudieron con energía, como suele ocurrir.

El Ayuntamiento impulsa una nueva beca literaria para autores latinoamericanos

'Narrar Barcelona' es el nombre de una nueva beca literaria anual impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, ​​dotada con 80.000 euros, para autores latinoamericanos. Así lo ha anunciado el alcalde Jaume Collboni en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, en una rueda de prensa junto al concejal de Cultura, Xavier Marcé. La iniciativa, que tendrá carácter anual, ofrecerá tres meses en la capital catalana para "establecer un diálogo con la ciudad" y que salga una obra inédita basada en esta experiencia. La beca está promovida con la colaboración del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona y la Casa Amèrica Catalunya. La previsión es ponerla en marcha en enero.

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