¡Es la estupidez, estúpidos!
Trump "nunca lee". Ni libros ni diarios: "Ni siquiera las notas de una página, ni de media página, que le remiten para prepararlo antes de una entrevista". Es un perfecto analfabeto funcional. Solo funciona oralmente. Es un hombre de acción sin reflexión, audaz, disruptivo. Algo que, en un mundo caótico, lejos de penalizarlo, le ha convertido en un genio político. Si en 1992 James Carvill, asesor de Bill Clinton, hizo famosa la sentencia "¡es la economía, estúpido!", ahora la podríamos parafrasear así: "¡Es la estupidez, estúpido!". Fuera expertos, fuera sabios, fuera historia, fuera conocimiento... Sí a la acción imperativa que provoque estupefacción, miedo, inseguridad. Sí a la excitación de los prejuicios y bajos instintos.
Éste es el escenario del poder global. Así lo retrata el ensayista y consejero político Giuliano da Empoli en el libro La hora de los depredadores (Ediciones 62, en traducción catalana de Josep M. Pinto). Es la obra de moda que, sin duda, debe leerse: un relato crudo de cómo funciona el otro calentamiento global, el del tráfico de la diplomacia multilateral –ONU, Davos, cumbres climáticas, etcétera– a la política de la confrontación y la fuerza, la que busca en todo momento elevar el nivel de conflicto, tanto interno –en el seno de un país– como externo. Una política fruto de la convergencia entre los mesiánicos "señores tech" (Musk, Bezos, Zuckerberg...), y los nuevos liderazgos brutalistas borgianos (sí, de César Borja); aunque el autor cita a menudo a Maquiavelo, dar a Trump y compañía el estatus de "maquiavélicos" resulta demasiado sofisticado para describir estos nuevos bárbaros fruto del fracaso del sistema.
Son la nueva élite dirigente que quiere destruir el viejo mundo de las ineficaces democracias liberales para construir un nuevo mundo autocrático, tecnológico, feroz, implacable con los perdedores. "La guerra vuelve a estar de moda. Los dirigentes que la invocan ganan elecciones. Algunos de ellos a continuación pasan a la acción. En los cinco últimos años, los gastos de armamento han aumentado un 34% en el mundo. Un fervor guerrero recorre el planeta, y no afecta solo a los regímenes autoritarios", escribe el autor. Los ciberataques están a la orden del día, los drones están dando una nueva dimensión total a la guerra y la amenaza nuclear, que habíamos querido olvidar, vuelve a hacerse real: las ojivas nucleares, en disminución desde mediados de la década de los 80, vuelven a aumentar. En términos militares, hoy "el ataque es menos caro que la defensa", algo altamente peligroso. Estamos enfilando una era de violencia. ¿Se acerca el apocalipsis?
Aparte de Trump, por el libro desfilan Putin y su ex spin doctor Vladislav Surkov; el príncipe saudí Mohammed bin Salman (MBS), ese sí, perfectamente maquiavélico; el audaz y expeditivo presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que tanto se autodefine como "el dictador más cool de la Tierra" como viene observadores internacionales que validan su victoria democrática con el 84% de los votos; o el presidente argentino Javier Milei, con su motosierra anti sector público. "El caos ya no es el arma de los rebeldes, sino la marca de los dominantes", escribe Giuliano da Empoli, según el cual estamos ante un nuevo límites, rodeados de amigos, socios y familiares, y que se ríen de las leyes, de la prudencia y la contención, del diálogo y el pacto, de los consensos, de los derechos de las minorías (la mofa del wokismo les da alas). Cosas de débiles pusilánimes. Su código de conducta es el ejercicio del poder resultadista en estado puro para acabar con la criminalidad, la inmigración (nada mejor que un buen jefe de turco), el coste de la vida...
¿Se están saliendo adelante? ¿Cómo combatirlos? ¿Habrá efecto Mamdani con el regreso al clásico discurso socialdemócrata focalizado en los problemas de la gente? Da Empoli explica que a quienes querían ser políticos, Henry Kissinger les respondía con palabras de Churchill: "Estudio historia, estudie historia, estudie historia". ¿Volverá a valer nunca la inteligencia ilustrada y humanística o la IA marcará el triunfo de la máquina sobre el ser humano? Da Empoli teme que la IA refuerce "nuestra estupidez" y da un nuevo significado a las siglas IA: inteligencia autoritaria. El combate está servido.