Poesía

Homenaje al rebelde, plebeyo e inolvidable Joan Salvat-Papasseit

Enric Casasses y Pascal Comelade culminan el acto central del año institucional dedicado al poeta

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Pascal Comelade y Enric Casasses en el homenaje a Joan Salvat-Papasseit en el Palau Requesens de Barcelona.

BarcelonaJoan Salvat-Papasseit sigue "escupiendo al caparazón pelado de los cretinos" cien años después de morir, con sólo 30 años, a consecuencia de la tuberculosis. A pocos metros de la calle Argenteria, donde pasó en los últimos días el autor de Poema de la rosa en los labios, en el Palau Requesens de Barcelona –y sede de la futura Casa de las Letras–, el escritor barcelonés ha recibido un homenaje que ha avanzado desde la euforia y la corrección institucional hasta el espíritu juguetón de Enric Casasses i Pascal Comelade, que han cerrado el acto con un concierto-recital memorable.

"Poeta, rebelde, libertario y plebeyo": así lo ha descrito Ferran Aisa, comisario de el Año Salvat-Papasseit, que ha recordado a algunos de los autores que le habían defendido, desde Ricard Salvat –que resaltaba su "carácter cívico, popular y erótico"– hasta Joan Fuster, que más allá del carácter vanguardista de la obra papasseitiana veía " una anticipación del realismo poético e histórico, más o menos comprometido”. "Su poesía es más interesante y joven que la de los jóvenes", aseguraba Joan Brossa.

Maria Callís, Maria Isern, Anna Pantinat y Raquel Santanera, las cuatro voces encargadas de recitar una selección de la poesía y textos en prosa de Salvat-Papasseit, han asumido el encargo con una solemnidad encomiable, que funcionaba mejor cuando se enfrentaban a Toda la añoranza de mañana que con la delicadeza inocente de Porque has venido (que comienza: "Porque has venido han florecido los lilas / y han dicho su alegría / envidiosa / a las rosas"). Entre consejos como "No queréis gobernar" y algún estallido lírico ("botones de fuego en el corazón / la punzada de amor / pero los dioses se tatuaban") ha llegado el primer momento mágico de la velada: Maria Callís repetía "cielo y mar" cuando un grupo de gaviotas se ha hecho oír, reclamando, tal vez, que Salvat-Papasseit fue un poeta que las había cantado.

Helena Morén, periodista de la revista Enderrock, ha recordado más adelante el influjo del autor desde la Nova Cançó hasta el presente. "El elemento futurista y rupturista siempre conectará con los jóvenes", ha dicho Morén, tras pasearse por algunos grandes intérpretes de sus poemas, de Joan Manuel Serrat en Ovidi Montllor. La crítica de arte Pilar Parcerisas se ha ocupado de revisar la influencia artística de Salvat-Papasseit: su modernidad tocó de Torres Garcia a Joan Miró y, más recientemente, a Josep Guinovart.

Ha llegado la hora de Enric Casasses y Pascal Comelade, que han compartido escenario una vez más para demostrar la química que comparten desde hace décadas. Juntos han hecho crecer poemas como Bodegom, Nada es mezquino y Nocturno: "Vosotros no sabéis qué es guardar madera en el muelle", proclamaba Casasses con Comelade aferrado a un piano en miniatura que hacía blandir la cabeza a Perejaume. Entre menciones a Edgar Allan Poe, a un vecino que baja las escaleras como un ladronzuelo y la lectura "de un poema erótico dedicado a una cortina" han interpretado la inolvidable Sin el eco del tintineo, canto al amor despreocupado ya la vez crítica desgarradora al "brillo del oro malvado".

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