Literatura

Un húngaro en Italia, desesperado en busca de sí mismo

'El viajero y la claridad de la luna', de Antal Szerb, es considerada la mejor novela de un nombre clave de la literatura húngara de la primera mitad del siglo XX

Marcha fascista en la Italia de 1922
14/06/2025
2 min
  • Antal Szerb
  • Malas Hierbas
  • Traducción de Jordi Giné de Lasa e Imola Nikolett Szabó
  • 314 páginas / 21,90 euros

Espera y da vértigo pensar en todos los libros que nos enriquecerían la vida (y la escritura, en el caso de los lectores que también son escritores) si los leiéramos, pero que ni siquiera sabemos que existen. En una época de sobreabundancia frenética como la nuestra, quizás ésta es una de las principales misiones de las editoriales que no conciben la literatura sólo como un negocio sino también como un descubrimiento, un ensanchamiento y una exploración del conocimiento y la experiencia del mundo. La misión no consistiría tanto en rescatar libros del olvido, porque en el olvido cae sólo lo que se ha tenido en cuenta, sino dar noticia de que ciertos libros ignorados existen y presentarlos de tal modo que quede claro que vale la pena leerlos. Es lo que ha hecho la editorial Males Herbes publicando esta fantasmagoría exuberante y caótica titulada El viajero y la claridad de la luna, de Antal Szerb (Budapest, 1901-Balf, 1944), judío convertido al catolicismo y asesinado a golpes en un campo de exterminio.

El argumento de la novela de Szerb, ambientada en la Hungría de entreguerras y en la Italia fascista de Mussolini, tiene una estructura itinerante y un carácter sorprendente e inventivo, algo como si mezclara los elementos básicos de la tradición novelística digamos cervantina (historias y historia, realismo) con los recursos, trucos y algunos de los temas habituales de las películas expresionistas alemanas producidas por la UFA. El protagonista es Mihály, un húngaro de Budapest en la treintena que, tras una juventud disoluta, experimentadora y poética, lleva quince años trabajando diligentemente en el negocio familiar, y que acaba de casarse con Erzsi, una mujer experimentada que se ha ido con él tras divorciarse de su primer marido. De viaje de bodas por Italia, un día que la pareja está en Venecia, Mihály se reencuentra con un viejo amigo de juventud, turbio e intempestivo, que le hace recordar a personas memorables (un amigo brillante y suicida, una chica enigmática que le hizo perder la cabeza) y episodios formativos del pasado. Todo ello hace que de repente Mihály se dé cuenta de que no vive la vida que quiere vivir.

Éste es el conflicto central de la novela: la toma de conciencia por parte de Mihály de que ha sufrido un proceso de aburguesamiento –se siente un fracasado existencial– y la desesperación errática e inquisitiva a la que esto le aboca. Porque el tronco central de la novela es el periplo para Italia que emprende al protagonista tras dejar atrás a su esposa y que le lleva a reencontrarse con su pasado, y que le permite a Szerb montar una novela en la que todo convive y todo se mezcla: la historia del arte y la historia de las religiones, la droga y el dinero, el drogo y el dinero, placer y la fascinación por la muerte, las ansias eróticas y la ascesis del franciscanismo... Versátil y atrevido, Antal Szerb hizo una novela que hibrida la ligereza del Decamerón de Boccaccio y la gravedad pletórica de los poetas románticos ingleses, los colores puros e ingenuos del Giotto y la atmósfera lúgubre de Böcklin. Lástima que la novela se deshinche, se desorganice y pierda interés en aquellos pasajes en los que el foco narrativo se desvía de Mihály.

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