"Mamá fue al quiosco, me trajo un cómic y empezó todo"
Pau Valls mezcla el 'thriller' y la comedia lacónica en 'La cita', que publica Finestres
BarcelonaComo ocurre con tantos aficionados a los cómics, al comienzo de la historia de amor de Pau Valls (Alcoy, 1985) con los tebeos hay una madre comprando al hijo uno Mortadelo. "Fue al quiosco, me trajo un cómic y así empezó todo", recuerda el dibujante valenciano, que tras autoeditarse fanzines y cómics cortos como Bigfoot –también publicado en Francia– debuta finalmente en el cómic largo con La cita (Ventanas), una comedia absurda vestida de thriller criminal sobre dos personajes aparentemente antagónicos (el conserje de una escuela y el chófer de un mafioso) unidos por un accidente que entrelaza sus destinos.
Conocido también por su trabajo como ilustrador –y colaborador del Diario del Cómic del ARA–, Valls atrapa al lector con una línea clara modélica y una narrativa absorbente que rompe los tiempos de la historia y salta del presente al pasado reciente. "Siempre pienso que si yo disfruto dibujando el cómic el lector también se lo pasará bien –explica–. Además, me sirve para explicar la psicología de los personajes y entender un poco sus actos". Jugador por naturaleza, Valls también utiliza las elipsis con mucha intención, demostrando que ha aprendido las lecciones de sus admirados Jaime Hernandez y Jason. "Me obsesionan las elipsis –reconoce–. Y me gustan mucho las deAdrian Tomine, que bebe mucho de las elipsis literarias al estilo de Raymond Carver, que te invitan a completar la historia".
El Kaurismäki valenciano
El referente que Valls asume plenamente en La cita es, sin embargo, un cineasta: Aki Kaurismäki y la comedia triste y lacónica de sus historias de gángsters, obreros y rockeros. Como el director finlandés, Valls trabaja a partir de personajes arquetípicos que va desnudando hasta descubrir su humanidad. "Me gusta trabajar con arquetipos porque es como coger unos juguetes y jugar a ponerlos en situaciones divertidas", explica el dibujante.
Valls es consciente de que uno thriller sin coartadas sociales como La cita va a la contra en un panorama del cómic cada vez más dominado por el realismo. "A veces me frena pensar qué estoy aportando a la sociedad con mi historia –confiesa–. Y un cómic con tema social siempre lo tiene más fácil para ganar un concurso o recibir ayudas. Pero, para mí, los cómics son escapismo, quizás porque ya estoy muy anclado a la realidad cuando trabajo de ilustrador". Tanto los cómics como las ilustraciones de Valls son muy reconocibles por su dominio en el uso del color. "Siempre intento que el color no sea sólo un elemento descriptivo, sino también narrativo y expresivo –explica–. Y a La cita también existe un trabajo específico del color para ayudar a percibir las diferencias entre un momento u otro, ya que es un cómic con muchos saltos en el tiempo".
De momento, La cita sólo se ha publicado en catalán, pero la idea es publicarlo más adelante en castellano, la lengua en la que Valls empezó a moverlo para editoriales antes de llegar a Finestres. "Es curioso, porque el cómic infantil siempre lo hago en valenciano, supongo que la conexión con mi lector de infancia y porque he colaborado mucho en Camacuc –dice–. Pero mi lengua de ficción adulta suele ser el castellano, porque es la que más he mamado como lector. Por suerte, esto cambiará para las nuevas generaciones. Que Daniel Clowes o Robert Crumb se editen ahora en catalán [también en Finestres] normaliza que los autores de cómic publicamos en catalán".