"Yo quería ser la novia de Osamu Tezuka, pero hice tarde"
Yumiko Igarashi y Naoki Urasawa, invitados de lujo de la 30 edición del Manga Barcelona
BarcelonaA Oscar Valiente, director de Norma Editorial, se le ha roto la voz este jueves durante la ceremonia de premios del Manga Barcelona, pero no tanto para recoger el trofeo al mejor manga shonen –para Frieren, de Kanehito Yamada y Tsukasa Abe– como por la emoción de celebrar la 30ª edición de una feria en la que ha estado involucrado desde aquella pionera convención de manga organizada en el antiguo Sant Andreu Teatre en abril de 1995 servir de ensayo para el primigenio Salón del Manga, inaugurado el 27 de octubre en la estación de Francia. Si en aquella edición congregó a unas 1.000 personas, la que se ha inaugurado este jueves en Fira Barcelona Gran Via espera reunir a 165.000, lo que igualaría el récord del año pasado.
La gran novedad de esta 30ª edición es la presencia de autores japoneses más numerosa de la historia de Manga Barcelona, un puñado de nombres de primera línea que contrasta con la sequía de visitantes japoneses de las ediciones pospandémicas. Lo más destacado es el invitado de honor, Naoki Urasawa, uno de los grandes nombres del manga moderno, que excepcionalmente ha dibujado también el cartel de Manga Barcelona, en el que aparecen personajes de sus obras como 20th century boys, Cinturón negro o Monster con la Sagrada Familia de fondo. En una rueda de prensa en la que estaban prohibidas las "preguntas sobre política", el dibujante ha explicado que su relación con Barcelona viene de lejos: vino a documentarse en 1991 cuando trabajaba en Cinturón negro, que protagoniza una judoka que se prepara para competir en los juegos olímpicos del 92. "He visitado muchas ciudades, pero no hay ninguna como esta. Cuando volví a Japón y enseñé las fotos a mis asistentes, se quejaron de que los edificios eran muy difíciles de dibujar porque todo eran curvas, no había recta alguna", recuerda.
Aunque ha creado clásicos del manga deportivo, a Urasawa no le gusta el deporte ni entiende el interés que puede tener ver un partido dibujado en un manga. "Si te gusta el deporte, lo que debes hacer es ver deporte en vivo", afirma. Él no hace mangas deportivos, matiza, sino "dramas humanos". Y da igual "quien gana o quién pierde". Sobre Monster, el thriller que lanzó su carrera, dice que fue la primera vez que pudo "contar todo lo que quería", y sobre Pluto, su versión delAstro Boy de Tezuka, dice que sufrió un ataque de urticaria al dibujarla. "Seguramente era para trabajar en una obra que me había cambiado la vida –reflexiona–. Era Urasawa de cinco años diciéndome: «¡Pobre de ti que no hagas un buen trabajo!»". Y sobre las nuevas generaciones de autores, el dibujante sentencia que han perdido "el espíritu rebelde" que de jóvenes tenían él y otros autores de su generación como Katsuhiro Otomo. "Queríamos cambiar el mundo del manga, que estaba mucho anticuado –dice–. Esto lo han perdido, los jóvenes de ahora".
Maestra del 'shojo'
La otra gran invitada de esta edición ha aparecido con un traje de encajes y una diadema de orejas de gato ("Son de Italia", especifica). Podría pasar por una otaku veterana, pero es la creadora de Candy Candy, ese manga clásico que fue uno de los primeros anime a llegar a Occidente. A sus 74 años, Yumiko Igarashi, premio Master of Shojo del Manga Barcelona, desborda entusiasmo y simpatía. "Me hace muy feliz saber que tengo tantos fans en Barcelona, sobre todo porque la mayoría no había nacido cuando yo ya dibujaba". La autora de ¡Georgie! explica que ser mujer no era un obstáculo en la industria del manga a finales de los sesenta. "Las tres grandes editoriales querían autoras para hacer shojo [manga para chicas], así que a los dieciocho años empecé a trabajar", dice. Aficionada al manga "desde los tres años", admiraba sobre todo Osamu Tezuka. "Yo quería ser la novia de Tezuka, pero hice tarde, cuando le conocí él ya tenía mujer e hijos", explica con sonrisa cómplice. Igarashi se niega a elegir uno solo de sus trabajos. "Siempre digo lo mismo que Chaplin: ¡mi obra favorita es la siguiente!". Y se confiesa encantada con los otakus occidentales. "Son más alegres que los japoneses, ya mí me gusta la gente alegre".