Estar solo o sentirse solo, esta es la cuestión


BarcelonaCuando me separé, hace ya unos años, empecé a valorar de verdad el tiempo en solitario que recuperé. Pude volver a leer mucho y, sobre todo, a escribir. Algo que he tenido claro desde entonces es que no volvería a vivir en pareja, puesto que mi tiempo de estar sola es una de las cosas que más valoro y necesito para tener calidad de vida.
La Organización Mundial de la Salud identificó la soledad como una cuestión de salud relevante en 2019, puesto que puede tener consecuencias negativas que van desde la depresión hasta problemas cardiovasculares, o muerte prematura. Se han multiplicado desde entonces los artículos en los medios y campañas de salud pública que alertan sobre estos peligros; pero esta narrativa, a pesar de ser bienintencionada, puede acabar reforzando de forma paradójica el problema, ya que influye en las creencias negativas que la gente tiene sobre estar sola. La investigadora Micaela Rodríguez, de la Universidad de Columbia, ha llevado a cabo diferentes estudios que demuestran que existe una diferencia importante entre estar solo y sentirse solo, y que las personas que adoptan una visión positiva del tiempo en solitario pueden experimentar beneficios significativos como regulación emocional, reducción del estrés e, incluso, restauración.
Por tanto, la clave no es evitar estar solos, sino cambiar la percepción sobre esta experiencia. Cuando se cultivan creencias positivas, el tiempo solitario se convierte en una oportunidad para el crecimiento personal, la creatividad y la autonomía. Los medios tienen la responsabilidad de fomentar una cobertura equilibrada sobre las informaciones que publican; por tanto, es importante que se muestren tanto los posibles riesgos del aislamiento social crónico como los beneficios de un tiempo en solitario bien gestionado.
Tiempo individual y conexión social
Como aquí venimos a hablar de letras, quisiera destacar la lectura como una actividad individual que nos entrena en la autonomía y, al mismo tiempo, en la empatía, puesto que nos permite establecer una conexión emocional con los personajes, transformando así el tiempo solitario en una experiencia rica y vinculadora. Ya hemos comentado en otras ocasiones cómo los clubes de lectura o los talleres de escritura creativa combinan esta doble vertiente de tiempo individual y conexión social, que pueden tener un doble impacto positivo: ayudan a reducir el estrés y la soledad mientras crean espacios de crecimiento personal y creativo. Siguiendo esta línea, escribir un dietario o reseñas de libros o participar en fiestas de lectura individual pueden ser actividades que estimulen la imaginación y la resolución de problemas y, además, ayuden a construir una narrativa personal que contrarresta los efectos de una percepción negativa de la soledad.
Para mí, mi tiempo solitario es oro: pienso mejor, me ayuda a regularme emocionalmente y me permite compaginar el trabajo con la carrera literaria. Ya se lo confirmo, ¡no lo cambiaría ni que viniera Michael Fassbender a proponerme matrimonio con una hoja de parra como única vestimenta y hablando un catalán más rico que el de Ramon Llull!