Cómic

Dave McKean: "Si utilizas la IA, estás robando el trabajo de otras personas"

Dibujante, autor de 'Prompt'

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Dave McKean: “Los cómics de superhéroes, Cuanto más complejos, peores son”

BarcelonaEl dibujante británico Dave McKean (Taplow, 1963) revolucionó los cómics de los años 80 y 90 con su estilo híbrido entre la pintura, el dibujo y el collage, esparciendo su universo tenebroso en obras de referencia como Arkham Asylum y Sandman, así como cientos de portadas de libros, cómics y discos. El pasado año se convirtió en el primer autor de renombre del cómic que experimentaba abiertamente con la inteligencia artificial (IA). Pero Prompt: conversations with AI, todavía inédito en nuestro país, no es sólo una obra con la IA sino sobre la IA, además de una reflexión en clave de advertencia.

Fue uno de los primeros autores reconocidos de cómic que experimentó con la inteligencia artificial. ¿Qué le interesó de esta herramienta?

— Sentía curiosidad. Vi algunas imágenes en internet que no entendía, así que hice diez minutos de búsqueda sobre imágenes generadas a partir de texto y después de un día en posición fetal en el suelo de mi estudio decidí que necesitaba comprenderlo y responder a él de alguna forma. Me parecía evidente que esta tecnología cambiaría todo, incluidas las definiciones fundamentales de creatividad y arte, y que era una herramienta poderosa, pero también mucho más que una herramienta. Y si queríamos mitigar sus inevitables efectos negativos, era necesario poner en marcha ahora el debate en nuestra comunidad, no dentro de cinco años, cuando ya sea demasiado tarde.

¿Cómo resumiría su experiencia con la IA?

Mi libro, Prompt, es un ensayo visual en tres partes sobre el tema. Los dos primeros capítulos son ejercicios realizados para probar el software y ver cómo funcionaba, cuáles son sus fortalezas, debilidades, sesgos y puntos ciegos. Alimenté la máquina con la historia humana más antigua que se conoce, el poema épico de Gilgamesh. Quería ver qué sobrevivía de la narración original a través del viaje de 5.000 años que va de la narrativa oral a unas tablas cuneiformes que, después de 2.000 años de estar enterradas, son traducidas e interpretadas en el siglo XIX y convertidas nuevamente en forma visual siglo XXI por la mente colectiva de la IA. En la segunda parte usé titulares de diario para ver cómo la IA nos interpreta a nosotros, el reflejo de un espejo ciego. Y la tercera parte era una conversación con la IA preguntándole por mi sitio en este nuevo mundo, tratando de explicar cómo me hace sentir y dónde veo sus trampas éticas.

Una muestra de 'Prompt', de Dave McKean

¿Y qué le parecieron los resultados?

— Técnicamente, es sorprendente lo sofisticados que eran, y no han hecho sino mejorar durante el último año. Estéticamente, creo que no harán sino mejorar, pero el vacío espiritual de todo ello es evidente. Inteligencia artificial es un mal nombre: la IA no es inteligente, es estúpida y no tiene sentido. Crea una retahíla infinita de ruido vacío. Para quien valora la calidad por encima de la cantidad, resulta una innovación terrible. Su única preocupación es ofrecer un número infinito de resultados, pero como sabe cualquiera que haya realizado trabajos creativos, el arte es el viaje, el aprendizaje, la prueba y el error y sentir que te acercas a algo que funciona . El resultado terminado es el punto final de un largo viaje. Y nada de esto se aplica a la IA, así que no encaja en mi definición de creatividad.

¿Las definiciones de creatividad podrían revisarse con la llegada de la IA?

— Es posible, las palabras cambian constantemente de significado con el uso, pero si esto ocurre el mundo y la humanidad serán más pobres. El sentido del arte es la oportunidad de ver a través de los ojos y la mente de otro ser humano. Si eliminas el factor humano, el arte desaparece. Cualquiera que te intente convencer de que escribir una instrucción es equivalente a un acto creativo, a salir al mundo y experimentar algo y entonces trasladarlo a tu propia expresión creativa, es un idiota.

Hay un gran debate en torno a la naturaleza ética de la IA. ¿Qué piensa de este aspecto?

— Seamos claros, la IA no es ética. La IA no sería capaz de generar un solo píxel sin los datos robados de otros trabajos, y lo hace sin permiso, pago ni reconocimiento de sus autores. Así que debes decidir si quieres trabajar de forma ética o no. Hay muchas cosas que sabemos que no deberíamos hacer: volar mucho en avión, comer alimentos con aceite de palma, ensuciar la calle... Pero nos engañemos a nosotros mismos pensando que no hay para tanto. Pues bien, si utilizas la IA estás robando el trabajo de otras personas. Es tu elección.

¿Cómo cree que debería regularse el uso de la IA?

— La IA puede jugar un papel extraordinario en la investigación científica. En cualquier área que implique reconocer pautas y procesar datos puede aportar grandes avances. Pero creo que no debe formar parte de nuestra vida creativa ni imaginativa, y que la diversión que comporta generar la imagen de un gato en pijama no compensa en modo alguno el mal colateral que provoca a nuestras vidas en el nuestro sentido de quienes somos y nuestra salud mental. Por supuesto, habrá artistas que encontrarán usos interesantes en la IA, con los que podríamos aprender algo. Pero es un avance trivial comparado con el inmenso daño que nos hará. Pero no me hago ilusiones. Los evangelistas de la tecnología y los políticos ignorantes nos conducirán por este camino sin controles ni regulaciones, tal y como hicieron con las redes sociales, hasta que sea demasiado tarde. De hecho, ya es demasiado tarde.

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