Literatura

Vida y miserias de un matrimonio con tres hijos

¿Qué peso tiene el cuerpo de una mujer atravesado por tres hijos y estropeado por un marido?, se pide Marie-Hélène Lafon en su última novela, 'Les fonts'

La escritora francesa Marie-Hélène Lafon
09/05/2024
2 min
  • Marie-Hélène Lafon
  • Ángulo / Minúscula
  • Trad. Valeria Gaillard Francesch
  • 94 páginas / 15,90 euros

Empezamos por el final: Claire, una mujer de 59 años, contempla la masía vieja y todavía magnífica donde pasó los cinco primeros años de su vida y que está a punto de ser vendido después de la muerte de su padre. Le vienen a la cabeza palabras que no encuentra suficientemente precisas, pero que “le elevan y la desbordan” por el poder que tienen de hacer aflorar una realidad dura que vivió cuando era niña y que no puede ni quiere olvidar. Es esta elevación y este desbordamiento de significados y experiencias lo que debe provocar la literatura cuando está bien hecha, que es lo que ocurre con los libros de Marie-Hélène Lafon, una escritora francesa originaria de Aurillac y proveniente de familia campesina , dos claves que hacen de este libro quizás uno de los más autobiográficos que ha escrito, aunque esto, en la buena literatura, no tenga ningún tipo de importancia, digan lo que digan las modas.

Las fuentes del título no hacen referencia a ningún chorro de agua, sino a los orígenes de las personas, a todo lo que nos constituye: los padres, por supuesto, pero también los paisajes y los cuerpos, la tierra que pisamos y el aire que respiramos , las flores que cosechamos y las raíces que arrancamos. Todo nos deja huella: también los muertos y los ausentes. El libro narra la vida y sobre todo las miserias de un matrimonio con tres hijos y lo hace abriendo muchísimas preguntas: para qué sirven las familias, qué fomentan y qué provocan, qué perpetúan los hijos y qué corrigen, si lo hacen, herencia que reciben? ¿Qué peso tiene el cuerpo de una mujer atravesado por tres hijos y estropeado por un marido? En la novela, este cuerpo no deja de engordarse, tiene vida propia. Lafon ha colocado en medio de la historia a una mujer que sufre y que, por miedo o por resignación o por prudencia no consigue deshacerse de quien le duele. De hecho, nunca llegamos a saber si lo hizo, porque la estructura del libro, que narra momentos alejados en el tiempo desde tres puntos de vista distintos, deja fuera ese momento. Son tres cortes hechos al tiempo y al paisaje como tres riscos, y los huecos que quedan en medio son terreno fértil para la imaginación del lector, que ya tiene claves suficientes para construirse la historia.

Una historia que es dura y profunda, pero que no lo sería tanto si no estuviera narrada con el estilo, el ritmo y el tejido de palabras que maneja Lafon, una maestra flaubertiana que encarcela al lector con una malla de alambre como la que se utiliza para realizar encerrados de animales. La cadencia de cada frase es como la del río que pasa por debajo de la masía con ese rumor que lo inunda todo: leer la bajada en coche de toda la familia hacia una comida narrada en paralelo al flujo de pensamiento de la protagonista es una experiencia de lectura majestuosa. Un libro para saborear hasta la última gota.

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