Locarno estrena la continuación del filme más maldito de la historia reciente, 'Mektoub, my love'
'Canto due' supone el regreso de Abdellatif Kechiche, el polémico director de 'La vida de Adèle'
Locarno¿Por qué tanta expectación ante el estreno mundial en el Festival de Locarno de Mektoub, my love: Canto due? Hace una década, Mektoub, my love debía ser el gran proyecto de Abdellatif Kechiche, entonces el director francés con mayor eco gracias al éxito de La vida de Adèle, Palma de Oro en el Festival de Cannes 2013. El cineasta se propuso adaptar La blessure la vraie de François Bégaudeau (coguionista y protagonista de otra Palma de Oro, La clase de Laurent Cantet), una novela de inspiración autobiográfica sobre el despertar sexual de un adolescente a lo largo de un verano de los años ochenta. Kechiche trasladó la acción a Seta en los años noventa, y se centró en un estudiante de cine, Amin (Shain Boumédine), que regresa de París a su villa natal para disfrutar de las vacaciones con su pandilla. Lo que debía ser una película única empieza a plantearse como una saga cuya complejidad asusta a los productores. A falta de financiación, Kechiche se vende la Palma de Oro para terminar la primera entrega. Empapada por el sol occitano, sacudida por el hedonismo sensual de la juventud y con el sabor salobre de los veranos en la playa, Mektoub, my love: Canto uno (2017) se erige en un canto a la mediterraneidad como forma de entender la vida y la experiencia del tiempo.
Pero en el Canto uno no le sigue el Canto due, sino uno Intermezzo que llega al Festival de Cannes 2019. Y estalla el escándalo. El erotismo del primer film se convierte en una objetivación insistente de los cuerpos de las actrices protagonistas. La película parece querer excusar su mirada masculina con una última y larga secuencia en la que el placer femenino tomaría el protagonismo a través de un cunnilingus explícito. En el festival y en los medios no se habla de otra cosa. Todo se complica y Mektoub: Intermezzo nunca llega a estrenarse en ninguna parte. Sólo los asistentes a Cannes 2019 han visto uno de los títulos más sonados de la historia, convertido para siempre en una película maldita. Pero el escándalo sexual enmascaró las verdaderas razones para que Mektoub: Intermezzo quedaba fuera de la circulación, ligadas sobre todo a los derechos de autor sobre la música omnipresente. Un error de gestión que explica también los problemas que Kechiche arrastra con todos sus productores.
La mala sombra deIntermezzo acaba afectando al tercer filme de la saga, Mektoub, my love: Canto due, que, tras sus propias tribulaciones, finalmente ha visto la luz en la 78 edición del Festival de Locarno. La nueva película de Abdellatif Kechiche frustra las expectativas a las que esperara otro título polémico o una nueva propuesta de erotismo desatado. Canto due se despliega como la conclusión desencantada en las dos anteriores, una película sobre el ocaso del verano y la asunción del fin de la euforia inocente que supone. El director introduce a dos personajes nuevos, un productor estadounidense y su joven esposa, una actriz televisiva, encarnación de dos arquetipos, el magnate capitalista y la femme fatale, que adulteran respectivamente la concepción pura del arte (prometen impulsar la carrera de Amin) y del erotismo (aquí la seducción tiene consecuencias trágicas). La subtrama estadounidense no solo trastoca el destino de los personajes, también se apodera en buena parte del filme y distorsiona su tono general. El ambiente melancólico se llena de un registro más estridente y de una carga dramática que lo sacude todo.
¿Podría convertirse el festival suizo en el certamen de que selle la reconciliación de Abdellatif Kechiche con el mundo del cine? La cálida acogida en la sesión de prensa de Mektoub, my love: Canto due parece una clara invitación a darle una nueva oportunidad al responsable de El esquive, que además sufrió un ataque de heridura poco antes del festival. Kechiche compite por el Leopardo de Oro en una selección de las más potentes de los últimos años, con 18 títulos que firman algunos de los cineastas más visionarios de la contemporaneidad como Radu Jude, Alexandre Koberidze y Naomi Kawase. Pero, dadas las circunstancias, el estreno de Canto due ya es una gran noticia.