Cómic

Muere Miquel Fuster, el dibujante de la vida en la calle

Después de años viviendo sin hogar, explicó su experiencia en el aclamado cómic 'Miguel, 15 años en la calle'

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Miquel Fuster:“Beber es el único que te salva cuando vivos en la calle; si no, te vuelves loco”

BarcelonaEl dibujante Miquel Fuster ha muerto a los 78 años en Barcelona, según informa la Fundació Arrels, puesto que era miembro de su patronato. Fuster fue una figura clave para divulgar la realidad de las personas sin hogar, que explicó en primera persona en la novela gráfica Miguel, 15 años en la calle, una crónica dibujada de sus años viviendo en la calle. El cómic apareció en 2010, cuando Fuster ya vivía en un piso gracias a la Fundació Arrels, que lo ayudó a recuperarse. Aplaudida por su crudeza y trazo expresivo, Miguel, 15 años en la calle tuvo continuidad con dos obras más: Llorarás en la calle cuando nadie te vea y Barcelona sin mí, que están recopiladas en Miguel, 15 años en la calle. Obra completa (Norma Editorial).

A los 16 años, después de estudiar en la Escola Massana, Fuster entró en Bruguera y trabajó en el sello Creaciones Editoriales haciendo encargos para el extranjero. Después se especializó en cómic romántico en la agencia más importante de los años 60 y 70, Selecciones Ilustradas, y en los 80 empezó a trabajar para la agencia internacional de Norma. A finales de los 80 se separó de la mujer, el trabajo empezó a escasear, su piso se incendió y empezó a beber. "La inmobiliaria me ofreció dinero para que lo dejara, pero eran poco –explicaba en 2018 al ARA–. Me los pulí en dos días y me quedé en la calle". Estuvo 15 años en la calle, primero en los bancos y parques de la ciudad, y después en los bosques de las Planes. Lo peor, decía, era el frío: "Es terrible. Se te mete dentro y no puedes hacer nada". En la calle sufrió varias agresiones y una de especialmente grave que casi lo deja ciego.

En 2003 entró a vivir en un piso tutelado gracias a la Fundació Arrels. La condición era dejar el alcohol. "Cuando me encontraron, yo estaba muy debilitado, pesaba 42 kg –recordaba–. Les dije que solo dejaría de beber si podía pintar, en vez de hacer alguno de los talleres que ofrecían. Más tarde me sugirieron que abriera un blog con los dibujos que hacía sobre mi experiencia en la calle". Los dibujos de aquel blog fueron el embrión de Miguel, 15 años en la calle, que acabaría ganando el premio del público del Salón del Cómic de Barcelona y una mención de honor en el Premio Serra i Moret al Civismo.

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