Crítica de música

Jordi Savall en Venecia, con imaginación y vuelo lírico

Una muy exitosa interpretación de las obras de Vivaldi con una concertino sencillamente sensacional, Alfia Bakieva

Jordi Savall y Le Concert des Nations Fémenin en L'Auditori.
2 min
  • Jordi Savall (dirección), Le Concert des Nations Féminin, Vivaldi Academia 2023, Alfia Bakieva (concertino) y Laura Aubert (recitadora)

Jordi Savall tiene una gran capacidad para reinventarse explorando de nuevo territorios que ya conoce o descubriendo nuevos. Y, como siempre, con la habilidad del buen músico de rodearse de primeras espadas. En el caso que nos ocupa, Savall nos presentó al músico veneciano por excelencia, el prete rosso Antonio Vivaldi. Digo presentarnos porque a estas alturas parece como si el autor de Las cuatro estaciones no tuviera nada más que decirnos. Pues sí, porque la versión dirigida por Savall de los cuatro conciertos para violín más célebres de la historia tuvo la imaginación y el vuelo lírico suficiente para constatar, complacidos, que los clásicos lo son para, como decía Borges, ser releídos.

A lo largo de la velada, Jordi Savall tuvo la gran fortuna de contar con una formación como Le Concert des Nations Féminin y la Vivaldi Academia 2023. Y sobre todo con una concertino sencillamente sensacional, Alfia Bakieva.

El programa, atractivo, estaba estructurado en dos partes. La primera, con piezas vivaldianas poco prodigadas como Il Proteo ósea Il mondo al rovescio (o sea, el concierto para violín, violonchelo, cuerdas y bajo continuo en Fa, RV 544) o el concierto con cuatro violines y violonchelo obligado RV 580, además de La tempesta di mare (es decir, el concierto para violín, cuerdas y bajo continuo RV 253).

Finalmente, la segunda parte, mucho más larga, la integraba Le quattro stagioni. Que una pieza de la que nos separan trescientos años justos (es de 1723), tan celebérrima, tenga aún tantas cosas que decirnos, es señal de que la interpretación va mucho más allá de las rutinas mecanicistas. Efectivamente, las intérpretes y la solista, frente a la dirección de Savall, ofrecieron una versión en la que el discurso era eficaz, la narratividad clara, la elegancia una evidencia y el resultado final un éxito, bien valorado y aplaudido por los espectadores que casi llenaban L'Auditori. Claro que conciertos de estas características piden salas más pequeñas, en las que la proximidad solistas-público genere la complicidad necesaria para el disfrute completo de la obra y de su interpretación, sobre todo si, y este es el caso del concierto del jueves, es tan exitosa.

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