Estopa: "Le he dicho a mi hijo que porros no hasta los 21 años"
Músicos, actúan en el Parc del Fòrum el 14 de mayo
BarcelonaDespués de llenar tantos Palau Sant Jordi que ni recuerdan la cifra ("¿eran diez? ¿trece?"), Estopa actuarán el próximo sábado, día 14, en el Parc del Fòrum ante 25.000 personas, en el que será su primer concierto al aire libre en Barcelona. "Será como el Primavera Sound, pero con un solo grupo. Será espectacular. Yo estoy bastante nervioso porque son muchas cabezas", dice David. Retomarán la gira del disco Fuego (2019) con un concierto lleno de sus hits que quiere celebrar los 20 años del grupo. David y Jose Muñoz se lo siguen pasando bien. Además de la gira de este año, tienen entre manos la edición de la mítica maqueta que los llevó a sacar el primer CD y otro disco con temas nuevos que saldría a continuación. Son tan divertidos como difíciles de entrevistar, porque el uno acaba las frases del otro y se escabullen con risas de los temas que no quieren tocar. Ingobernables, como la canción que le rehusaron a C. Tangana.
La pandemia detuvo la presentación de Fuego (2019). ¿Cómo os quedasteis?
— David Muñoz: Coitus interruptus.
— Jose Muñoz: La gente llevará la entrada con manchas.
— D.M.: Fue una curtada de roll. ¿Se dice así?
Tallada de rotllo.
— J.M.: Yo iba a decir tallada de roig.
— D.M.: Si es que luego la gente se mete con nosotros porque hablamos mal en todos los idiomas, en catalán, en castellano. No pasa nada.
— J.M.: Si fotem la cama…
— D.M.: Fotem la cama hasta el fondo.
— J.M.: Pero no tengas miedo a hablar.
— D.M.: Habla catalán sin miedo, Josep.
Exacto, incentivemos a los jóvenes a hablar catalán.
— D.M.: Somos los mejores ejemplos.
Os han usado muchas veces de ejemplo de muchas cosas.
— D.M.: No nos gusta nunca. Sobre todo cuando dicen: "Son muy guapos". Digo: "¿Y ellos que saben?" Me deben ver guapo, pero tengo mis días.
Pero también sobre temas políticos. Y de la idea de los triunfadores de barrio.
— D.M.: Nos molesta mucho, porque cuando alguien dice esto es porque tiene algún interés en justificar esta sociedad. A mí no me gusta esta sociedad. No me gusta nada.
— J.M.: Somos el 0,0001% de la población que ha tenido esta suerte. No es justificable.
— D.M.: Y te dicen: "He llegado hasta aquí porque soy muy bueno y muy listo, y trabajo mucho", y por lo tanto los otros ni son listos, ni trabajan mucho, ni se lo curran ni tienen talento. Bah, vas de guais.
¿Fue un golpe de suerte vuestro éxito?
— D.M.: Un golpe de suerte, un golpe de suerte que continúa.
Habiendo hecho dos discos como vuestros dos primeros, que vendieron tanto, ¿eso os da tranquilidad? También os podría haber pasado como a Dover, una banda de gran éxito que desaparece.
— J.M.: En inglés dicen el fucking third disc, el disco de la consagración. El jodido tercer disco. El primero puede ser suerte, el segundo el rebufo, pero el tercero es donde realmente… y fue muy bien. ¿La calle es tuya? fue nuestro fucking third disc.
— D.M.: Y ahora nos da satisfacción haber tomado todas las decisiones que hemos tomado. A veces te la juegas: ¿voy a un programa? ¿No voy?
— J.M.: Los primeros discos fueron muy seguidos y después dijimos: paramos y ya haremos el tercero.
— D.M.: Tranqui, Jordi.
— J.M.: Y después le cogimos el gusto a hacer disco, gira, paradita.
— D.M.: Le cogimos el cuc, el cuquet.
Y os ha funcionado. Estopa ha mantenido mucho su estilo, también en los conciertos de rock.
— D.M.: Músicos tocando, cantando, pasándonoslo bien, en comunión con el público. Hay un ritual entre nosotros cuando hacemos un concierto.
— J.M.: Llevamos un equipo profesional, tenemos los mejores músicos que hay.
— D.M.: El presupuesto prefiero invertirlo en músicos que en un ovni que cae o una serpiente gigante que se come a la gente, que molaría.
— J.M.: Ir muy acompañados da tranquilidad y te hace disfrutar más.
— D.M.: Parece playback, que no lo es.
Veinte años de carrera dan para mirar atrás. Supongo que habéis tenido ofertas para encaminar la carrera hacia otros lugares, desde ofertas televisivas hasta la tentación de instalaros en Miami.
— D.M.: Hemos ido a Latinoamérica, pero como máximo 21 días. Hicimos más kilómetros que Willy Fogg: Nueva York, Perú, Colombia, México…
— J.M.: Sí que nos dijeron de ir a vivir a Miami.
— D.M.: Nos querían poner un piso.
— J.M.: Pero somos muy familiares, de casa nuestra.
— D.M.: Cuando estoy en Miami mucho tiempo, pienso en un mosso d'esquadra y me cae una lágrima. ¡Hasta este punto hemos llegado!
— J.M.: Tampoco haremos como Pepe Rubianes, que actuaba en su teatro y quería que la gente lo fuera a ver allí.
— D.M.: A Pepe le gustaba tanto trabajar como a nosotros, ¡como mínimo! Nos gustan más las giras por España, pero, cuando se tiene que ir fuera, también es una aventura. Ver que gente de otros mundos canta tus canciones…
Visto con perspectiva, ¿cómo os fue el confinamiento?
— D.M.: Para mí, muy bien. No tengo sensación de años perdidos. Estar en casa con mi familia como si fuera la estación espacial o el día de la marmota, me encanta. La calle vacía, como en una película de zombis. Pero porque hemos estado bien, ponías la tele y era un drama. Tuvimos miedo, como todo el mundo, y respetamos las normas. Pienso que se hizo lo que se tenía que hacer.
Entonces hicisteis un experimento, un concierto online. ¿Pero vosotros estáis en redes? ¿Lleváis la cuenta de Estopa?
— J.M.: Sí, sí, no mete la mano nadie.
— D.M.: Estamos más en Twitter que en Instagram, que es más difícil, y el Facebook, uf, es imposible.
Estopa justamente transmite la imagen de un grupo poco construido, de pocos filtros.
— D.M.: No preparamos las cosas antes.
— J.M.: Ni guionizamos nada. En el concierto nos escribimos el setlist: Tú calorro, Vino tinto, "hablar". ¡Ya veremos qué! Lo que salga.
— D.M.: Entonces dices cosas y, si te haces gracia, te lo guardas.
— J.M.: Pero sí que tienes que saber mantener el ritmo del concierto.
— D.M.: No somos grandes chapas, ni muy cansinos, de los que explican las canciones y la gente se pone a hablar y se va. "La cuenta, Joe!".
Tampoco os veo bailando en TikTok, que debe de ser la red que usan vuestros hijos.
— D.M.: Nunca, nunca, nunca. No tenemos. Eso para los niños. Hay gente que se piensa que son niños.
— J.M.: No porque nosotros seamos serios, si de tonterías tenemos para aburrir, pero no nos vemos haciendo tonterías así. Tiene que surgir.
— D.M.: Me gustan muchos los memes, el humor gráfico, un corto muy estructurado… esto TikTok también lo tiene.
— J.M.: Yo es que no lo tengo muy estudiado.
— D.M.: Yo ni lo tengo.
Pero tenéis hijos, ¡es el pan de cada día!
— D.M.: Mi hijo es de Instagram y TikTok, sí.
— J.M.: Yo al mío se lo he capado, al mío, ¡fuera!
— D.M.: Digamos que esto no fomenta el desarrollo cerebral. Son contenidos cortos, muy diferentes, muy efímeros, random, sospecho que hay algo de adicción.
— J.M.: Te deja la mente trastornada.
— D.M.: La gente que está enganchada no puede ver ni un partido de fútbol porque les parece largo. O El señor de los anillos, que me encanta que sea larga y cuanto más mejor, estos niños se aburrirían a los tres minutos. Quizás esto de las redes se tendría que revisar.
— J.M.: Como todo, en exceso es malísimo.
¿Tener hijos cambia vuestras canciones? Continuáis exaltando el amor, pero no las drogas.
— D.M.: Hombre, claro.
— J.M.: Ya no estamos en el parque.
— D.M.: Ya no hacemos botellón. Bueno (ríe), alguna vez. Cuando tienes hijos tienes que dar ejemplo. Lo que has hecho antes ya no lo puedes borrar. Yo le digo, tu padre qué quieres que te diga, pero esto es malo, amigo. Le doy la información.
— J.M.: Si hasta los 21 se están creando ahí las cosas en la cabeza.
— D.M.: El córtex.
— J.M.: Se tiene que vigilar con lo que tomas.
— D.M.: Yo le he dicho a mi hijo: porros no hasta los 21. Entonces ya, lo que quieras, pero hasta los 21 inténtalo, desde mi sabiduría. Me ha dicho: "Claro, papa".
— J.M.: No, no hará nada.
Nunca habéis expuesto vuestra vida personal hasta que habéis publicado El libro de Estopa. ¿Habéis interesado a las revistas del corazón?
— D.M.: Lo que hemos explicado en el libro, de hijos y parejas, tampoco lo hemos escondido nunca. Hablamos de los padres, los primos, los amigos, siempre hemos hablado de eso. No interesamos. Se ve que les hundimos el programa. Y, escucha, crucemos los dedos.
J.M.: El glamur que tenemos no mola. No somos sus objetivos. Nos han respetado siempre.
Últimamente os hemos visto en Barcelona actuando en el concierto de C. Tangana.
— J.M.: Espectacular. ¡Qué pedazo de bolo lleva! Nunca había visto un espectáculo con tanta producción, tanta gente y tan bien ligado. Tú puedes llevar un Ferrari y que se te cale, y esto era un Ferrari, pero estaba muy bien llevado.
¿Es verdad que os invitó a participar en el disco El Madrileño?
— D.M.: Sí, lo ha explicado él.
— J.M.: Él ha hecho las canciones del disco a medida, la de Kiko Veneno parece que la ha hecho para Kiko Veneno, la de Calamaro, la de Drexler, la de Ketama… Para nosotros había pensado Ingobernable.
— D.M.: Cagada nuestra. Pero porque teníamos miedo. Era la época de la pandemia. Las cosas son así.
— J.M.: La canción nos gustó mucho.
— D.M.: Es un temazo, aquí y en la China popular.
— J.M.: Pero en esta época ni nos veíamos. Hacíamos las cervezas beertual, cervezas online.
— D.M.: Le dijimos que no porque no estábamos para nada, teníamos miedo y yo estaba muy a gusto en casa.
Este año se retira otro referente vuestro, Serrat. ¿Participaréis en la gira?
— J.M.: No sé si se puede decir. Tenemos que hablar con el maestro.
— D.M.: No se puede decir, no se puede decir. No vayamos por aquí.
— J.M.: Es un referente. Te hace sentir bien cuando estás con él.
— D.M.: Yo le digo maestro. Y no es en broma, como quien dice "campeón". Al principio te cagas. Tiene un aura... Me temblaban las piernas. Pero, al cabo de cinco minutos, ya es un Muñoz o nosotros un Serrat.
— J.M.: Además, en aquella época… (ríen) compartíamos proctólogo.
— D.M.: El doctor Leveroni, que era como el doctor Tornasol de Tintín.
— J.M.: En mi caso fue una vez que comí muy picante.
— D.M.: ¡Eso une!
El estallido de Estopa sorprendió como un fenómeno del extrarradio. Ahora lo que suena es música urbana, como Morat. ¿Conectáis con eso?
— J.M.: Morat es auténtico, no es un reggeatonero que va con el Lamborghini y los collares.
— D.M.: Saca a niños del barrio, que son amigos, que no son artistas, no quiere figurar, se lo ha currado todo él, no tiene compañía, hace sus canciones y videoclips, no tiene intermediarios, ha abierto un camino para que los nuevos lo sigan y hagan frente a la industria, claro que sí. Nosotros ya no tenemos tiempo. O sí.
— J.M.: Me gusta la mezcla del trap, el rap y las melodías árabes.
— D.M.: Pero él me tiene que entender, yo soy de old school, soy de rap, de Public Enemy.
Fuego salió en la época de los hechos de Urquinaona, cuando ardía Barcelona, un título visionario. ¿Ahora estáis más cómodos con la tensión más rebajada vosotros que nunca habéis querido entrar en temas políticos?
— D.M.: Es evidente. Todo el mundo está más cómodo. Todo el mundo no, claro. Pero yo veo que estamos conviviendo entre todos un poquito mejor, defendiendo cada uno sus ideas, que todas son lícitas, todas son altas, todas menos el fascismo.
Pues justamente está Vox en un gobierno autonómico y estamos en un momento de auge de la extrema derecha.
D.M.: Todo el mundo entre sí se llama nazi: los rusos a los ucranianos, y a la inversa, los españolistas a los catalanistas, y a la inversa. La palabra se está desvirtuando. Yo hablo del fascismo sociológico, del de la gente que se molesta porque en Cornellà o Hospitalet haya árabes. Esto es fascismo. No hablo de partidos, digo que hay que recordar que por culpa del fascismo hubo una guerra en Europa, no lo olvidemos.