El perenne encanto del Novecentismo
El tenor David Alegret se luce en un recital de canción catalana en L'Auditori
David Alegret y Rubén Fernández Aguirre
- L'Auditori, 15 de enero de 2025
David Alegret se ha convertido en uno de nuestros mejores embajadores de la causa novecentista: artífice (junto al pianista Rubén Fernández Aguirre) del disco Carneriana, el tenor catalán sigue explorando a nuestros poetas de la mano de compositores de generaciones contrastadas, y que en el caso del recital del miércoles en la sala Alicia de Larrocha de L'Auditori llegan hasta Héctor Parra, autor del primer cuaderno deIsla de los lirios rojos sobre poemas de Mercè Rodoreda. Ésta fue la prueba de fuego del recital, por la exigencia que el compositor catalán impone al intérprete. Alegret salió con nota a lo largo de compases de gran dificultad técnica, sin el apoyo melódico de un piano que va a la suya –¡bravo Rubén Fernández Aguirre!–, por lo que los dos solistas se ven transitando por caminos bifurcados .
La voz siempre clara, de líneas puras, inherente a la tesitura de lírico ligero, dota a Alegret del mejor instrumento para servir la transparencia de los poemas de Josep Carner, Tomás Garcés, José María de Sagarra o Joan Salvat-Papasseit, gracias a las partituras que se juntaron, como las de Eduard Toldrà, Joaquim Zamacois, Joaquim Serra, Xavier Montsalvaje, Ricardo Lamote de Grignon, Joan Llongueres o Francesc Pujol. Y la simetría tonal de Miquel Ortega con un Preludio que era estreno absoluto y que se dedicaba a Fernández Aguirre.
Alegret se lució gracias a su instrumento privilegiado, con dominio del fraseo y de las medias voces, con nitidez en el registro agudo y con cierta opacidad en lo grave, debido al cansancio del tenor por razones personales. Sin embargo, ya medida que avanzaba el recital, la voz se iba calentando para sacar todo el potencial de un programa aplaudido con convicción por un aforo (¡ay!) demasiado estremecido ante la relevancia de un repertorio de estas características. ¿Creemos o no creemos en la cultura nostrada? Ya va siendo hora de que los grandes equipamientos de la ciudad se hagan eco de veladas como éstas, que ayudan a legitimar un patrimonio del que debemos sentirnos bien orgullosos, sobre todo con excelentes embajadores como los que ocupaban la escena de la sala 4 de L'Auditori.