Un brindis por el regreso de 'La traviata' según David McVicar
Nadine Sierra, Javier Camarena y Artur Ruciński encabezan el primer reparto de la ópera de Verdi en el Liceu
BarcelonaEl brindis está suficientemente justificado. Hay que brindar por el regreso al Liceo de la producción de La traviata de Verdi con dirección escénica de David McVicar. "Una producción espléndida", certificaba el crítico Xavier Cester a raíz de las representaciones en el teatro de la Rambla en octubre del 2014, seis años después del estreno en la Scottish Opera de Glasgow. Cester destacaba "la precisión de tiralíneas con la que McVicar cuenta la historia, moviendo a los personajes con la máxima claridad y aportando una cantidad ingente de detalles provechosos". "Un muy feliz montaje [...], con toda la fuerza teatral de los mejores montajes de David McVicar", consignaba Jaume Radigales, también en el ARA, en diciembre de 2020, cuando ésta Traviata tuvo que representarse en condiciones pandémicas debido a las medidas contra la cóvida que redujeron los aforos de los teatros. Hay que brindar, pues, para que el Liceu la recupere. Y lo celebra el público, que prácticamente ha agotado las entradas para las doce funciones que se realizarán del 17 de enero al 2 de febrero.
La traviata, que Verdi y el libretista Francesco Maria Piave construyeron a partir de la novela La dama de las camelias de Alejandro Dumas hijo, tendrá un doble reparto. Las sopranos Nadine Sierra y Ruth Iniesta se repartirán el papel de Violetta Valéry (Margarita Gautier de la novela). Los tenores Javier Camarena y Xabier Anduaga serán Alfredo Germont. Y los barítonos Artur Ruciński y Mattia Olivieri tomarán el personaje de Giorgio Germont. El reparto lo completan Gemma Coma-Alabert, Patricia Calvache, Lucas Meachem, Albert Casals, José Ramón Olivé, Pau Armengol, Gerard Farreras, Carlos Quemadas, José Luis Casanova, Pau Bordas y Alessandro Vandin.
La orquesta la dirigirá Giacomo Sagripanti, que el año pasado en el Liceu hizo un excelente trabajo en La cenerentola, de Rossini. "Será el primer Verdi en el Liceu, porque hasta ahora sólo había dirigido óperas de Rossini, Puccini y Donizetti", dice Sagripanti, que, eso sí, admite que La traviata es el título que más ha dirigido por todas partes. De hecho, el año pasado la dirigió a la Ópera Nacional de París, también con Nadine Sierra como Violetta, pero en un montaje escénico de Simon Stone distinto al que se verá en Barcelona. La de París era una Traviata "más del estilo de Kim Kardashian en Instagram", dice la soprano estadounidense. "Aquí, en cambio, estamos en un escenario diferente, con mucha más delicadeza y más matices", asegura Sierra, contenta de compartir reparto con Ruciński y Camarena, que no ha participado en la rueda de prensa porque arrastra "una pequeña crisis de tos", tal y como ha informado el director artístico del Liceu, Víctor Garcia de Gomar. "Estoy encantada de trabajar con Artur [Ruciński]. Somos amigos y tenemos mucha química", dice Sierra. "Tenemos una química especial en el escenario –confirma el barítono polaco–, y podemos expresar emociones reales. Es importante transmitir la sensación de realidad".
Uno de los aciertos de la elegante propuesta escénica de David McVicar es la forma en que transmite la intimidad del conflicto de Violetta, una cortesana según el eufemismo del siglo XIX, y en cualquier caso sometida a una dominación de clase y de género. "Definir la diferencia de clases entre aquellos hombres y esas mujeres es fundamental para explicarLa traviata", decía McVicar hace diez años, cuando presentó en el Liceu este montaje que muestra la hipocresía que Verdi quiso denunciar en 1853 y que sitúa las vicisitudes de esta mujer descarriada más cerca del realismo que del cataclismo romántico. Enferma de tuberculosis, Violetta deja laproteccióndel barón Douphol para vivir con Alfredo, un hombre al que los códigos morales y de clase colocan entre la espada y la pared, entre el amor y la reputación familiar. "Violetta es un personaje muy vulnerable, y me identifico con muchas cosas que vive. Cuando te sientes vulnerable, necesitas la confianza de la gente que te rodea, que es lo que tengo en el Liceu", dice Sierra. Ciertamente, el teatro de la Rambla le ha dado confianza absoluta: además de La traviata, esta temporada la soprano norteamericana participará en La sonambulade Bellini y en un recital con Pretty Yende, en abril, y en la versión concierto deWest Side Storyde Leonard Bernstein los días 29 y 31 de julio.
El mito de Violetta
"David McVicar es fiel a los autores y al mito de La traviata y de La dama de las camelias, uno de los mitos modernos de nuestra cultura", explica el repositor de la obra, Leo Castaldi, quien recuerda que se intenta "retratar a los personajes de la manera más profunda y rotunda posible". La única licencia que se permite director de escena es trasladar la acción a finales del siglo XIX, por lo que luce con más intención el vestuario diseñado por Tanya McCallin, "más sensual y que se corresponde más a las expectativas que nos hacemos de la obra", añade Castaldi, que insiste en que el 95% de lo que propone McVicar viene del libreto. En cuanto al otro 5%, McVicar buscó la inspiración en los lugares donde vivió Marie Duplessis, la mujer que Alejandro Dumas hijo convirtió en Margarita Gautier, la protagonista de La dama de las camelias. "Eran lugares pequeños, y por eso está el propósito de transmitir esa intimidad", dice Castaldi.