Sáenz y Hoskins deslumbran en la clausura del Festival de Peralada
Los dos jóvenes cantantes han protagonizado una gala memorable de arias de ópera y romances de zarzuela
- Iglesia del Carmen / Castillo de Peralada
- 5 de agosto de 2023
La 37a edición del Festival de Peralada ha terminado con una gala lírica feliz y espectacular protagonizada por Serena Sáenz y Jonah Hoskins, dos talentos jovencísimos con unas dotes vocales admirables y realmente prometedoras. Ofrecieron, de memoria y acompañados por el pianista Maciej Pikulski, un repertorio atrevido, lleno de retos y desafíos sin tregua, que combinaba arias de ópera con romances de zarzuela.
La soprano catalana, que se dio a conocer en la iglesia del Carmen en los conciertos de Pascua del festival, reafirmó su seguridad casi insultando en escena, junto con una facilidad meritoria en la colocación de los sobreagudos, empezando sin miramientos con Obéissons quand leur voix appelle de Manon, de Massenet. Más adelante continuó con pasajes igualmente de extrema dificultad, como la escena de la locura de Lucia di Lammermoor —la ópera con la que maravilló al público del Liceu hace dos años—, y acabó con los ritmos cubanos y festivos de Cecilia Valdés. Sáenz explota a conciencia el impacto de la coloratura y los agudos afilados, pero sin dejar de atender al dramatismo expresivo de la melodía.
Jonah Hoskins, por su parte, que sustituía a Xabier Anduaga, era desconocido en Catalunya y causó muy buena impresión. Como Sáenz, se atrevió a empezar con un auténtico tour de force: los doce dos de pecho de La fille du régiment, de Donizetti, más propios de las clausuras, cuando la voz ya se ha calentado, que aquí emprendió luciendo agudos eléctricos, un fiato generoso y un timbre vibrante. Incluso se animó con una variación aún más complicada en el último do del aria. El tenor también cantó la endiablada Cesa di più resistere deIl barbiere di Siviglia o Una furtiva lacrima emocionante.
Pese al cambio de pareja a tres días del concierto, Sáenz y Hoskins demostraron una excelente compenetración en escena en las intervenciones conjuntas, como Tornami a dir che m’ami, de Don Pasquale, o el divertidísimo dúo de L'elisir d'amore. Por último, después de casi dos horas de concierto, tres hits como propina: O sole mio, O mio babbino caro y el brindis de La traviata con vinos de Peralada.