Cine

'El Padrino', 50 años de un mito del arte moderno

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EL PADRINO 50 años De UN MITO  DEL ARTE MODERNO

Aparece en todas las listas de las mejores películas de la historia del cine. Sea individualmente -hay quien prefiere escoger una de las tres- o como trilogía, con sentido único, con mirada global y fascinación conjunta. La primera parte de El Padrino cumple cincuenta años y para celebrarlo vuelve a los cines el próximo viernes con una copia esplendorosa. Hay muchas maneras de recordar El Padrino, de glosarla, de celebrarla. Una de ellas es evocar su colección de fascinantes personajes, inyectados de mítica, objetos de culto. He aquí una galería de retratos dignos de la historia del arte, dignas de estar colgados en un museo.

Michael Corleone

Nadie se lo toma seriamente, los hermanos se ríen de él. Lo toman por un pusilánime con sangre de horchata, un niño bueno que no quiere saber nada de los negocios familiares. Cuando llega el momento de la verdad, Michael se revela, da un golpe en la mesa, mata al policía corrupto y al capo rival, se exilia en Sicilia y toma las riendas del clan. També salva la vida de su padre y ordena exterminar todos los rivales de los Corleone. Ya es el nuevo padrino.

Sonny Corleone

Temperamental, pijo, orgulloso, adúltero, Sonny se cree impune. Le pone los cuernos a su mujer, no se esconde de ello y espera que esta no proteste, que obedezca ante el primogénito de la casa Corleone. La doble moral preside sus actos, actúa como un búfalo desbocado contra su cuñado cuando se entera de que engaña y maltrata a su hermana Connie. Quiere mandar pero es inmaduro. Incluso Don Vito, su propio padre, le tiene que parar los pies cuando quiere decidir por él en un asunto de tráfico de drogas. Un peaje de autopista marcará su destino.

Tom Hagen

Es el abogado de la familia, el consigliere, le llaman. Don Vito lo trata y lo aprecia como a un hijo. Cuando Sonny era pequeño lo encontró en la calle, desamparado y desprotegido, y lo llevó a casa. Lo adoptaron y desde entonces es de la familia. El capo le confía una misión complicada, convencer al productor de cine que le niega un papel a su querido ahijado para que reconsidere su opinión. Recordad el “Le haré una oferta que no podrá rehusar”, ¿verdad? Pues es Tom Hagen quién se la hace. Y tiene forma de cabeza de caballo.

Clemenza

El hombre de confianza, el especialista en trabajos sucios, complicados, comprometidos, que no tienen que dejar rastro ni huella. Come y bebe copiosamente para mantener su exigente barriga y mata a sangre fría con la misma tranquilidad con la que prepara su fabulosa salsa de tomate. Hay webs y perfiles gastronómicos de Twitter absolutamente fascinados por la salsa. Salchichas, morcillas, tomate triturado , ajo, azúcar y vino. Y que hierva bien. Deliciosa, para lamerse los dedos.

Fredo Corleone

Le tiemblan las manos cuando le confían una pistola y la seguridad de Don Vito. Qué disparate hacerle de guardaespaldas a su padre justo el día que la familia rival lo ametralla en medio de la calle mientras compra naranjas en una parada de fruta. No aguanta la presión, es blando y humano, y lo envían a Cuba a hacerse cargo de unos casinos. Será allí cuando su hermano Michael -ya a la segunda parte- le hará el beso más importante y doloroso de sus vidas.

Kay Adams

“Así es mi familia, Kay, pero no yo, te lo prometo”, le explica Michael a su prometida el día que vuelve de la guerra para asistir a la boda de su hermana Connie. Le acaba de narrar un episodio de violencia brutal protagonizado por Don Vito y ella se queda en shock. Pero también le atrae el peligro. Tienen hijos, el tiempo pasa y acepta que Michael rompa su promesa aunque tenga que vivir inmersa en la violencia y la impunidad. Pero no será por siempre jamás.

Connie Corleone

La chica de la familia, con toda la negatividad que esto lleva incrustado cuando en tu familia son unos delincuentes. Su padre le monta una boda deslumbrante, llena de mafiosos y políticos sobornados, hay comida y bebida a pedir de boca y Don Vito atiende las peticiones que todo tipo de aprovechados quieran hacerle. Connie baila y sonríe en el supuestamente día más feliz de su vida. Pronto el marido demostrará ser, también, un energúmeno y ella vivirá infeliz toda la vida. La gran víctima de la saga.
La fecunda cosecha de ficciones televisivas

Los Soprano es la madre del cordero, un clásico de la ficción moderna, seis temporadas que son objeto de culto en todo el mundo y que no paran de generar adhesiones. El año pasado nos llegó Santos criminales, la película que explica los orígenes de Tony Soprano y que a muchos nos hizo recordar que la serie de HBO en su germen tenía que ser una película. Peaky Blinders, Gomorra, Suburra, Gangs of London, Narcos, Sobreviviendo a Escobar, incluso también The wire y Breaking bad (y Better call Saul, claro ): es amplia, jugosa y fecunda la cosecha de ficciones televisivas que abordan de lleno o tangencialmente el tema del crimen organizado, la corrupción policial, las familias con moral podrida, todas las formas posibles de estraperlo. La producción española también ha visto buen nicho de mercado. Fariña, por ejemplo, sobre el narcotráfico en Galicia. O también El Príncipe, Gigantes y la muy reciente Vivir sin permiso. Un detalle: parece imprescindible que para que una serie española salga adelante, crezca y obtenga músculo y financiación tiene que tener a José Coronado en su reparto.

El idilio de la mafia en la gran pantalla

A principios de febrero llegó a nuestras pantallas Lansky, biopic del famoso gánster propietario de casinos y montado en el caballo desbocado del dinero sin freno. La mafia es un buen aliado del cine desde sus inicios, desde las películas de Paul Muni, James Cagney y Humphrey Bogart. El idilio se mantiene hasta el día de hoy. Hasta el tiempo en que una gran plataforma como Netflix financia a Martin Scorsese su reencuentro con Robert De Niro y añade Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel -por cierto, el protagonista de Lansky -. El invento es El irlandés , un fresco histórico sobre la mafia y también sobre el cine de mafia, profundo, complejo y deslumbrante, un relato magnético sobre el paso del tiempo, tanto de los personajes como, sobre todo, de los actores, sometidos a un artificial proceso de rejuvenecimiento. Vemos a los personajes pero también a los actores y cómo el tiempo se les ha instalado dentro.

También sobre el tiempo trata Nadie, uno de los films negros más estimulantes de los últimos tiempos. Nos presenta un hombre normal y corriente que renuncia a defenderse (y a su familia) el día en que unos ladrones entran a robar a su casa, un personaje parecido al protagonista de aquella memorable Una historia de violencia, de Cronenberg, alguien a quien la aparente normalidad de su vida le clava una bofetada y se ve obligado a recuperar viejas habilidades que le habían quedado mortecinas y a enfrentarse a solas a un clan criminal organizado. Toda una revelación, una película trepidante y divertidísima. El protagonista de Nadie podría ser perfectamente un personaje de Guy Ritchie, uno de los protagonistas de The Gentlemen, un original corolario de personalidades mafiosas, de comportamientos perniciosos dentro de la espiral de inmoralidades que siempre desata la droga como gran vehículo del crimen que es. Ritchie, como siempre, se ríe a gusto. Esta es una de sus mejores sátiras.

Lansky
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