Los Soprano es la madre del cordero, un clásico de la ficción moderna, seis temporadas que son objeto de culto en todo el mundo y que no paran de generar adhesiones. El año pasado nos llegó Santos criminales, la película que explica los orígenes de Tony Soprano y que a muchos nos hizo recordar que la serie de HBO en su germen tenía que ser una película. Peaky Blinders, Gomorra, Suburra, Gangs of London, Narcos, Sobreviviendo a Escobar, incluso también The wire y Breaking bad (y Better call Saul, claro ): es amplia, jugosa y fecunda la cosecha de ficciones televisivas que abordan de lleno o tangencialmente el tema del crimen organizado, la corrupción policial, las familias con moral podrida, todas las formas posibles de estraperlo. La producción española también ha visto buen nicho de mercado. Fariña, por ejemplo, sobre el narcotráfico en Galicia. O también El Príncipe, Gigantes y la muy reciente Vivir sin permiso. Un detalle: parece imprescindible que para que una serie española salga adelante, crezca y obtenga músculo y financiación tiene que tener a José Coronado en su reparto.
Aparece en todas las listas de las mejores películas de la historia del cine. Sea individualmente -hay quien prefiere escoger una de las tres- o como trilogía, con sentido único, con mirada global y fascinación conjunta. La primera parte de El Padrino cumple cincuenta años y para celebrarlo vuelve a los cines el próximo viernes con una copia esplendorosa. Hay muchas maneras de recordar El Padrino, de glosarla, de celebrarla. Una de ellas es evocar su colección de fascinantes personajes, inyectados de mítica, objetos de culto. He aquí una galería de retratos dignos de la historia del arte, dignas de estar colgados en un museo.
Michael Corleone
Sonny Corleone
Tom Hagen
Clemenza
Fredo Corleone
Kay Adams
Connie Corleone
A principios de febrero llegó a nuestras pantallas Lansky, biopic del famoso gánster propietario de casinos y montado en el caballo desbocado del dinero sin freno. La mafia es un buen aliado del cine desde sus inicios, desde las películas de Paul Muni, James Cagney y Humphrey Bogart. El idilio se mantiene hasta el día de hoy. Hasta el tiempo en que una gran plataforma como Netflix financia a Martin Scorsese su reencuentro con Robert De Niro y añade Al Pacino, Joe Pesci y Harvey Keitel -por cierto, el protagonista de Lansky -. El invento es El irlandés , un fresco histórico sobre la mafia y también sobre el cine de mafia, profundo, complejo y deslumbrante, un relato magnético sobre el paso del tiempo, tanto de los personajes como, sobre todo, de los actores, sometidos a un artificial proceso de rejuvenecimiento. Vemos a los personajes pero también a los actores y cómo el tiempo se les ha instalado dentro.
También sobre el tiempo trata Nadie, uno de los films negros más estimulantes de los últimos tiempos. Nos presenta un hombre normal y corriente que renuncia a defenderse (y a su familia) el día en que unos ladrones entran a robar a su casa, un personaje parecido al protagonista de aquella memorable Una historia de violencia, de Cronenberg, alguien a quien la aparente normalidad de su vida le clava una bofetada y se ve obligado a recuperar viejas habilidades que le habían quedado mortecinas y a enfrentarse a solas a un clan criminal organizado. Toda una revelación, una película trepidante y divertidísima. El protagonista de Nadie podría ser perfectamente un personaje de Guy Ritchie, uno de los protagonistas de The Gentlemen, un original corolario de personalidades mafiosas, de comportamientos perniciosos dentro de la espiral de inmoralidades que siempre desata la droga como gran vehículo del crimen que es. Ritchie, como siempre, se ríe a gusto. Esta es una de sus mejores sátiras.