Los monjes de la Cartuja de Escaladei toman vida
La realidad virtual permite recrear cómo era la vida en el monasterio del Priorat
Morera de MontsantEl Priorat es una comarca en la que sobra la magia y, desde este viernes, aún más, porque los monjes de la Cartuja de Escaladei han cobrado vida. El monasterio, escondido en la cordillera de Montsant, se fundó en 1194 y en los últimos años se ha ido rehabilitando para que se pueda visitar: entre otras actuaciones, se ha restaurado la iglesia, el claustro menor de la zona cenobítica, el comedor comunitario de los monjes (refectorio) y el huerto, y también se han ajardinado los accesos. Y ahora, gracias a la tecnología, se ha logrado que los monjes cobren vida y nos expliquen cómo vivían dentro del monasterio. “El proyecto Los ojos de la historia nos permite realizar un viaje en el tiempo para entender a unas personas que se apartaban del mundo para vivir en silencio. Volveréis a ver la Cartuja como un día fue”, ha explicado a los periodistas la consejera de Cultura, Sònia Hernández, durante la presentación de este milagro.
Quien rompe este silencio es Joaquim Juncosa, un pintor que vivió dentro del monasterio en el siglo XVII y que, gracias a las gafas de realidad virtual, explica al visitante de este monumento cómo era la vida en aquella época. Son quince minutos de un viaje que evidencia que la tecnología es extraordinaria, aunque a veces dé pereza. "No se trata sólo de ver el patrimonio, se trata de vivirlo y de formar parte", ha explicado la consellera, que, a pesar de llevar poco tiempo en el cargo, conoce muy bien este proyecto porque en 2022 fue nombrada directora general del Patrimonio Cultural y de la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural. De hecho, la consellera incluso se ha emocionado durante la presentación.
Juncosa existió realmente. Vivió y decoró el monasterio, aunque, para recuperar su relato y hacerlo atractivo, el equipo multidisciplinar que ha hecho posible este proyecto (desde historiadores hasta ingenieros) permitido "licencias literarias". Eso sí, siempre después de una esmerada "búsqueda histórica" y de un "conocimiento profundo", según ha destacado Carme Bergés, jefe del Área de Monumentos del departamento de Cultura. A través de las explicaciones de Juncosa, el visitante rememorará cómo era el monasterio, oirá las voces de sus habitantes y disfrutará de los campos cultivados. viaje se incluye en la entrada al monumento, que, para los visitantes que hace tiempo que no se acercan, tiene otras novedades que aún le hacen más atractivo. Toda la señalización se ha renovado y, además, existe una guía multimedia con audiodescripciones para adultos, y también para familias, con un tono más comprensible, pensando en los niños. También hay alguna propuesta audiovisual, como la del Silencio eterno, ubicada en la sala del capítulo de los padres, que es donde se reunían los monjes para deliberar sobre los hechos que afectaban a la comunidad. Los monjes tenían una vida silenciosa y vivían aislados en celdas. , sin prácticamente verse unos a otros. Se encontraban en contadas ocasiones y debatían o almorzaban juntos, como se puede imaginar desde el refectorio restaurado, donde las mesas están paradas como si en cualquier momento tuvieran que entrar a almorzar los 45 monjes que llegaron a habitar el monasterio.
La realidad virtual que ha vuelto a la vida los monjes de la Cartuja es el segundo proyecto deLos ojos de la historia, un programa del departamento de Cultura que quiere ofrecer una mirada inmersiva sobre el patrimonio catalán. Según el departamento, se trata de "transportar al visitante al pasado con la tecnología del presente" y todo ello con el objetivo "de acercar la riqueza y diversidad de los monumentos catalanes y sus historias". La consejera ha destacado la voluntad de aprovechar la tecnología para "socializar el Patrimonio" del país. Antes de la Cartuja, Los ojos de la historia ya hicieron revivir la época prehistórica con las pinturas rupestres de la Roca de los Moros (El Cogul, en Les Garrigues), y el siguiente proyecto será en el Centro Románico del Valle de Boí. Después será el turno del Monasterio de Sant Pere de Ribes y del Castillo de Miravet.
En cada una de estas experiencias se utiliza la narración de un personaje que va recreando cómo era la vida en aquella época. El coste de todos estos proyectos es de 12 millones de euros. Este coste también incluye una experiencia itinerante que permitirá acercar los proyectos a las aulas de los alumnos de primero de ESO. A partir de esa "experiencia didáctica y vivencial", los alumnos podrán trabajar con un material específico de cada proyecto.