Reconeixement

Sergi Belbel gana el premio Sant Jordi con su primera novela

Antoni Vidal Ferrando se lleva el Carles Riba de poesía y Ricard Sunyol el Mercè Rodoreda de cuentos

Sergi Belbel durante su discurso como ganador del premio Sant Jordi
6 min

Barcelona“Volver a estar aquí después de cuatro años es un momento de orgullo inmenso. La cultura es fuente de resistencia, sí”, ha afirmado con contundencia el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, en la 71ª Nit de Santa Llúcia, que se ha celebrado este martes en el Teatre Nacional de Catalunya. Cuixart ha sido recibido con un aplauso fervoroso que ha precedido un discurso en el que ha reivindicado la cultura “como fuente de resistencia” y después ha saludado a los exiliados y represaliados por el Procés. "Esta es una noche para la autoestima colectiva y para la exigencia compartida", ha añadido. Hijo de castellanoparlantes, Cuixart ha pedido "blindar la escuela catalana, un modelo de país que es garantía de cohesión social", ha afirmado, y ha pedido la participación en la manifestación del sábado.

Este año se ha premiado a Antoni Vidal Ferrando, Ricard Sunyol y Carles Sala i Vila, pero la verdadera sorpresa de la noche ha sido el nombre de Sergi Belbel, que con su primera novela, Morir-ne disset, se ha llevado el 62º Premio Sant Jordi. El traductor, dramaturgo y director escénico, creador de obras de teatro ampliamente reconocidas como Carícies (1991), Després de la pluja (1993), Forasters (2004) y A la Toscana (2007), Belbel ha recibido el premio en la que fue su casa profesional durante ocho años –dirigió el TNC del 2006 al 2013–. “Crecí con una cultura y una lengua diferente, la catalana. Una cultura milenaria, preciosa, viva, a pesar de los intentos poco disimulados de algunos por ningunearla y aniquilarla”, ha dicho Belbel. “«¿Por qué escribes en catalán?», me preguntan algunos. La primera respuesta que se me ocurre es: «A ti qué más te da». Pero citaré a Montserrat Roig: «Porque me da la gana»”, ha rematado el escritor.

Autoficción a través de un asesino

Sin el confinamiento del año pasado es muy probable que Sergi Belbel no hubiera pisado el género novelístico. “Este libro se lo debo a la pandemia, porque cuando mi vertiente como director escénico se fue a pique descubrí que el día tenía muchas horas durante las cuales podía escribir”, explica el autor, que siguió la sugerencia de Ester Pujol –que es editora de Enciclopèdia Catalana, a pesar de que este año el premio ha vuelto a la casa del Grup 62–. Su primera incursión en la novela, Morir-ne disset, es un relato confesional de un asesino que se toma la justicia por su propia mano. Sus víctimas son personas “que se le han atravesado en la vida” y sin las cuales él considera “que el mundo es un lugar mejor", dice Belbel. El relato transcurre desde finales de los años 70 hasta finales de los 80 y avanza a través del humor negro y de la autoficción. “El personaje no soy yo, no he matado a nadie, pero he ido a una zona interior que tiene mucha verdad. Bajo la comedia incluso hay dolor”, explica el escritor, que cita al dramaturgo y director escénico Sergio Blanco como un referente en la autoficción en el teatro. “Nunca había podido hacer el ejercicio autoficcional en un escenario, pero sí que he podido con esta novela. Lo he escrito desde el estómago, desde las entrañas”, dice Belbel, que reconoce que este mecanismo literario “es muy liberador”.

La lengua tiene un papel capital en la novela ganadora y esto se percibe ya desde el título. La novela se denomina Morir-ne disset, y no Matar-ne disset, en homenaje a Manelic de Terra baixa y su mítico “He muerto el lobo”. Belbel juega así con la idea de que “las personas podemos morirlas, no hay que matarlas”. El juego literario también se desarrolla mediante la “risa culpable” que despierta la novela, según dice una de las miembros del jurado, Simona Skrabec. “Es un humor osado sin ser banal, se ríe de uno mismo rayando la befa y recuerda una tradición muy arraigada en la literatura catalana, la de la Colla de Sabadell”, dice Skrabec. Precisamente en el Vallès Occidental es donde transcurre la novela y es, a su vez, la tierra natal de Belbel.

El premio Sant Jordi es el galardón más generoso de la literatura catalana: está dotado con 60.000 euros aparte de los derechos de autor. La novela ganadora se publicará en febrero bajo el sello de Proa.

El Rodoreda vuelve a apostar por un debutante

El 24º Premio Mercè Rodoreda descubrirá una nueva voz literaria: Ricard Sunyol (El Masnou, 1989). El autor se estrena en la literatura por la puerta grande con Declaració d'invencions, que se ha impuesto a 74 candidatos. Lo ha hecho, además, con una compilación de relatos de estilos muy diferentes pero con una idea en común, la reflexión alrededor de la literatura. “Cada cuento me lo he tomado de una manera absolutamente diferente, desde la vertiente formal. Algunos son más absurdos, otros más surrealistas y otros tienen un humor turbulento”, explica Sunyol, que hasta ahora solo había publicado un relato en la revista Branca. Los cuentos de Declaració d'invencions los escribió “con nocturnidad”, porque durante el día trabaja en la agencia de publicidad Codea Studio, y con la voluntad de experimentar por delante. “Fui probando cosas y después trabajé para que todo tuviera una coherencia y una unidad”, señala. 

Ricard Sunyol durante la entrega del premio Mercè Rodoreda

Los relatos abordan temas diferentes –desde una violación hasta las relaciones familiares, unos crímenes o el fracaso–, pero todos comparten una mirada crítica sobre la literatura “excesivamente psicológica, ordenada, complaciente”, afirma Sunyol, que se formó en la Escola Bloom de escritura. Los cuentos cargan “contra la literatura más convencional” y están llenos de citas que funcionan como guiños para los lectores más inmersos en el mundo literario actual. “Carga y parodia ciertas convenciones de la literatura de los últimos años”, dice el escritor, que se ha reflejado en autores de la tradición posmoderna norteamericana como David Foster Wallace, pero también en escritores catalanes como Adrià Pujol y Borja Bagunyà. Este último, de hecho, aparece al final del libro como “el único personaje real que sale con nombres y apellidos”, señala Sunyol.

El premio Mercè Rodoreda, dotado con 6.000 euros, será publicado por Proa en febrero.

Antoni Vidal Ferrando se lleva el Carles Riba con un poemario de los sueños incumplidos

Autor prolífico de poesía y de narrativa, Antoni Vidal Ferrando (Santanyí, 1945) ha visto su obra reconocida con el 63º Premio Carles Riba por Si entra boira no tendré on anar, "el premio de poesía por excelencia", ha dicho en la gala. Se trata de un poemario que, a partir de la idea de la niebla, reflexiona sobre hacerse mayor, la vejez y cómo el mundo que se acerca tiene poco que ver con el que se había imaginado. “Es una especie de diálogo entre mi pasado, mi presente y mi futuro. Lo he construido a partir de aquello que ha ido contra mis sueños y mis amores, pero a la vez es una reivindicación de esos amores y de esos sueños”, explica el poeta. 

Antoni Vidal Ferrando durante la entrega del premio Carles Riba

Los poemas están escritos desde “la indefensión y la desolación” frente a un tiempo que se está acelerando. “No he visto cumplir mis ilusiones de un mundo mejor y más justo”, dice Vidal Ferrando. Esta sensación de pérdida se transmite a través de la imagen de la niebla que va entrando dentro de los poemas y construye “imágenes sugerentes y llenas de belleza”, según el jurado. Para el escritor de Santanyí, el arte y la literatura son “espacios de libertad” donde cada lector tiene que poder interpretar lo que crea. Así ha construido una obra formada por una cuarentena de poemarios, entre los cuales están El brell dels jorns (1986), Calvari (1992), Cap de cantó (2004) y Aigües desprotegides (2018). “Me obsesiona no repetirme –añade Vidal Ferrando–. Escribo de lo que me pasa a mí y de lo que pasa en el mundo. Cada poemario me sirve para mirar por una ventana nueva”.

El premio Carles Orilla está dotado con 3.000 euros y lo publicará Proa en febrero.

Un premio joven desierto

El 59º Premio Josep Maria Folch i Torres ha recaído en un nombre conocido en la literatura infantil catalana, Carles Sala i Vila, autor de una cuarentena de títulos, muchos de ellos traducidos a otros idiomas. La obra ganadora, Capità Lluc, es la historia de un niño ciego de Vilaremota de Dalt que se embarca en un viaje para llegar al mar y lo conseguirá con ganas, con la complicidad del maestro y de la gente mayor de su pueblo. El autor ha dado las gracias a las personas que "confían en los lectores y lectoras jóvenes".

El 48º Premio Joaquim Ruyra de narrativa juvenil, en cambio, ha quedado desierto. El artista chino Ai Wei Wei ha recibido el 35º Premio Internacional Joan B. Cendrós –que se había anunciado antes de la gala– y la plataforma Filmin ha sido galardonada con el premio Muriel Casals de Comunicación 2021. Es destacable el hecho que este año los premiados sean todos autores hombres, un hecho imprevisible puesto que se trata de un premio que se escoge a plica cerrada y por lo tanto el nombre se descubre cuando se abre el sobre.

stats