Cuidado con la venganza de las almas en La Villarroel
'La presencia' cuenta con una dirección esmerada de Pau Carrió
- Autoría: Carmen Marfà y Yago Alonso
- Dirección: Pau Carrió
- Intérpretes: Anna Sahun, Pau Roca, Marc Rodríguez y Nausicaa Bonnín
Sea por una correlación sideral de los astros, por la reivindicación de las almas en pena o por influencia del gran éxito de la primera entrega deEscape room, el primer trimestre de la temporada y último del año ha visto llegar a la cartelera hasta tres textos catalanes originales de teatro de terror o de comedia de terror, mejor dicho, ya que el objetivo no es sólo provocar alguno susto cómo hacer reír lo más posible.
Empezando por el Turismo rural de Jordi Galceran en el Teatre Borràs (todavía en cartel), siguiendo por Allí lejos hay una casita de Jordi Casanovas, en la Beckett, y culminante con La presencia de Carmen Marfà y Yago Alonso (autores de éxitos como Ovejas o La piel fina) en la Sala Villarroel. Tres obras de género que, como mandan los cánones, transcurren en casas aisladas en medio de las montañas durante noches de rayos y truenos.
A La presencia la casa es el Pirineo, cerca de Sort, donde conviven un padre con una enfermedad terminal y su hijo Ernest (Pau Roca), y donde harán su hija Sandra (Nausicaa Bonnín) con el marido, Miki (Marc Rodríguez) , y la médica Sol (Anna Sahun), que envía el CAP para atender al enfermo. Fuera nieva sin cesar. Ernesto y Sandra son dos caracteres opuestos. Él cree en el esoterismo y cuida al padre. Ella es pragmática, regenta el popular restaurante fundado por el padre y rechaza los espíritus. Miki es un periodista frustrado que trabaja de community manager del restaurante.
El buen diseño de los personajes, los diálogos y la esmerada dirección de Pau Carrió mantienen la atención, puntuada por las inesperadas manifestaciones de las almas, la tormenta que ruge fuera y el acierto del pícaro Marc Rodríguez para clavar los gags en un espacio escénico realista del todo funcional. Al fin y al cabo, una comedia para pasar el rato entre risas, algún susto y la ratificación de que las almas se pueden vengar.