Crítica de teatro

Una divertida comedia para las noches de verano

'Mucho ruido por nada', una nueva propuesta fresca y popular de Parking Shakespeare

2 min
'Mucho ruido por nada', en el Parque de la Estación del Norte.
  • Parking Shakespeare
  • Versión y dirección: Jaume Viñas
  • Parque de la Estación del Norte. Hasta el 28 de julio

Si Jean-Baptiste Poquelin, Molière, atravesaba Francia con su carro de las maravillas para llevar a todas partes el teatro, Parking Shakespeare atraviesa los jardines del Parque de la Estación del Norte de Barcelona con dos carros de supermercado hasta las gradas de la espiral bajo los tilos por acercar al público la palabra y el imaginario del gran bardo. Y ya son quince años de Shakespeare en el parque.

Sobre la tierra remojada se levanta una comedia de título muy acertado, Mucho ruido por nada, en la traducción de Salvador Oliva y en una versión del director Jaume Viñas. Y les aseguro que cuando la pregonera pisa el polvo del círculo mágico introduciendo la obra, el espíritu del teatro popular con Molière a la cabeza abarca la representación.

Se trata de una adaptación que da testimonio de la eterna vitalidad de las obras de Shakespeare porque, conservando el texto original pero introduciendo los anacronismos fruto del viaje de siglos pasados ​​a una intemporal actualidad, su palabra y la frívola jugueteo amoroso funcionan de maravilla. En esta versión, la comedia se desarrolla en resort Il Palazzo del Retiro de Messina, donde el propietario, Leonato, padre de Hero y tío de Beatrice, recibe a Don Pedro y sus amigos, que vienen a hacer negocios.

La propuesta, bien dirigida por Jaume Viñas, despega desde una admirable contención que hace brillar el texto con unos excelentes Adrià Díaz (Benedicto) y Ariadna Matas (Beatrice), bien aderezado con canciones populares italianas (Madonna della Grazia) y hits melódicos de los años ochenta como Tú vuó hace' el americano o Picolisima serenata del gran Renato Carosone. Comedia al fin, que cuando la madeja se envuelve crece la exageración y los personajes se desbocan hacia el clown descarado (quizás un poco demasiado) pero con un eficaz juego de los grupos. La versión añade una escena de reivindicación sindical de los empleados del resort que en mi opinión no aporta nada.

“Nunca amamos en su precio lo bien que disfrutamos”, dice Shakespeare en esta obra. Una idea aplicable a una propuesta tan fresca y popular como la de Parking Shakespeare a la que es necesario apoyar y conservar.

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