El dolor de las madres por la traición del poder
Tiago Rodrigues dirige una magnífica 'Hécube, paso Hécube' en el Teatre Grec.
- Texto y dirección: Tiago Rodrigues
- Intérpretes: Éric Génovèse, Denis Podalydès, Elsa Lepoivre, Loïc Corbery, Gaël Kamilindi, Élissa Alloula y Séphora Pondi
El Festival Grec 2025 ha sido el Grec de les madres. Madres protagonistas como la Moeder Courage de la belga Lisaboa Houbrechts, la Medea de Milo Rau, la Mami del albanés Mario Banushi, la madre fantasma de Helena Tornero en Tú me prometiste una historia de amor y, finalmente, el Hécuba del actual director del Festival de Aviñón, Tiago Rodrigues, que el martes cerraba la programación Teatre Grec de Montjuïc en una función muy aplaudida, pero que también registró bastante fugas de espectadores.
A Hécube, no Hécube hay dos madres. Una es la reina de Troya, la segunda mujer de Príamo y esclava de Agamenón tras la caída de la ciudad. Hécuba llora la muerte del hijo pequeño que había querido proteger de la guerra ya quien por avaricia asesinó a quien debía cuidarle, el rey de los tracios. La otra madre es Nadia Roger. Su hijo autista Otis fue víctima de malos tratos y humillaciones en el centro público donde debían protegerle. Nadia denunció los hechos a la fiscalía, que abrió una investigación. Nadia quiere justicia.
Dos tiempos y dos confianzas traicionadas. Dos delitos de los que debían cuidar a los más vulnerables y no lo hicieron. Dos personajes y una sola gran actriz (Elsa Lepoivre) en un ingenioso juego teatral.
Tiago Rodrigues hermana el dolor de las dos madres alternando con gran talento el texto de Eurípides y la investigación judicial del maltrato de Otis (fantástico, el fiscal de Denis Podalydès) en una función de teatro dentro del teatro que arranca con un peculiar ensayo de tono Rodrigues cuela sobre las cosas del teatro e incluso de la misma producción que se representa, y que dan frescura y verdad a la escena. La gran estatua de una perra, tapada durante buen rato de la función, manda sobre el escenario y tiene que ver con Eurípides, pero sobre todo con la fijación de Otis por la película de una perra desamparada y que da lugar a tres descarnados y emotivos monólogos con final feliz. Como la perra que ha encontrado el cachorro, Nadia ladra. Bravo!