Crítica de teatro

Una fría y otra caliente con 'Ifigenia' en el Lliure

La adaptación del clásico de Eurípides tiene dos partes bien diferenciadas, tanto en el tratamiento como en el resultado

Pere Arquillué y Emma Vilarasau, en el Teatre Lliure.
2 min
  • Autoría: Eurípides
  • Adaptación: Albert Arribas
  • Dirección: Alícia Gorina
  • Intérpretes: Pere Arquillué, Emma Vilarasau, Marta Ossó, Pau Vinyals, Albert Pérez, Celia Castellano, Daniela Fumadó, Júlia Genís, Laura Roig y Neus Soler

La presencia de las tragedias griegas en nuestros escenarios es muy esporádica. De ahí la expectación por la visita que la directora Alícia Gorina y el dramaturgo Albert Arribas han hecho a uno de los personajes más trágicos y misteriosos del teatro de Eurípides, Ifigenia, a través de la adaptación de dos de sus obras, Ifigenia en Áulida y Ifigenia entre los taurinos. La propuesta tiene dos partes bien diferenciadas tanto en el tratamiento como en el resultado. La primera es fiel al argumento y el devenir del original. Es decir, Agamenón enfrentado al dilema de actuar como líder guerrero o como padre amante. El dilema de cumplir la exigencia del oráculo y sacrificar a la hija, Ifigenia, para conseguir el buen viento que mueva las velas de la armada en destino hacia Troya, o salvarle la vida.

En la primera parte, Gorina apuesta por la esencialidad y la austeridad. Sobre un espacio vacío con el suelo recubierto de arena oscura, resuenan las palabras de Agamenón, Clitemnestra, Menelao y Aquiles y los de un magnífico corazón de cinco actrices y cantantes que serán lo mejor de una segunda parte confusa (lástima que la adaptación no mencione el antecedente que da pie a la venganza de Ártemis porque fortalece la fanfarronería del rey). Es una mirada ciertamente arqueológica pero bien resuelta desde todos los puntos de vista, con un gran sentido del ritual, unas poderosas interpretaciones y con las buenas aportaciones del corazón.

Pere Arquillué y Marta Ossó en 'Ifigenia', en el Teatre Lliure.

Corre el telón para verternos a continuación a una segunda parte que quiere resumir Ifigenia entre los taurinos con añadidos puntuales de Electra y Orestes, según confiesa el propio Arribas. Lo cierto es que el baño de sangre será muy contemporáneo, pero poco griego (ellos no mostraban la violencia explícitamente). Un inicio de la segunda parte argumentalmente confuso, aunque después mejore, y que podía solucionarse dando la palabra al corazón, que, como hemos dicho antes, se limita a cantar (y qué bien lo hace). A esto hay que añadir la curiosa convención de que Emma Vilarasau y Pere Arquillué (excelentes) pasen a interpretar Ifigenia y Orestes. Y nos preguntamos: ¿qué fue de la Ifigenia de Marta Ossó de la primera parte? Lástima, pues, que la adaptación naufrague hasta un ridículo final con una Atenea travestida.

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