Crítica de teatro

Raimon Molins y Lluís Marco: un magnífico duelo interpretativo sobre la clonación

La Sala Atrium programa 'Una copia', de la dramaturga Caryl Churchill

Raimon Molins y Lluís Marco interpretando 'Una copia', basada en un texto de Caryl Churchill.
2 min
  • Autoría: Caryl Churchill
  • Dirección: Raimon Molins
  • Con Lluís Marco y Raimon Molins

El hombre desafía al cielo con la ciencia y la tecnología. Desde finales del siglo XX, los científicos clonan ratas, ovejas, vacas... A Una copia, la dramaturga británica Caryl Churchill (Londres, 1938) dio un paso más allá: la clonación humana. La obra –que en el 2007, cinco años después del estreno en Londres, se vio en el Espai Lliure con Andreu Benito y David Selvas– tiene las texturas de un thriller de ciencia ficción que, con el paso del tiempo, es cada vez menos ficción. Churchill imagina a un hombre que recibe en casa la visita del hijo y de dos clones de éste que él mismo encargó. La propuesta, magníficamente dirigida por Raimon Molins, acentúa el misterio sobre lo que hizo realmente el padre con el material genético del hijo, con el estilo habitual de la dramaturga, lleno de frases entrecortadas, silencios e incógnitas sin resolver.

A Churchill no parece que le interesen tanto los condicionantes éticos de la clonación humana, en este caso a gran escala, sino sobre todo explorar los posibles conflictos de identidad y las relaciones del padre con los “hijos”, evidenciando que uno mismo ADN no implica un carácter homologable ni una idéntica actitud frente a la vida. Una mirada que concluye con la paradoja de que la felicidad no depende de esa identidad sino de uno mismo.

La propuesta nos brinda un lucido y emocionante duelo interpretativo. Lluís Marco es el padre preocupado por lo ocurrido en el centro de reproducción. Se encuentra con el hijo y los clones para decirles la verdad sobre los hechos... ¿Pero toda la verdad? Marco define muy bien esa ambigüedad. Molins se pone en la piel de los otros tres personajes bien diferenciados. Un ejercicio de precisión y minimalismo en el que unas gafas, una camisa o una expresión facial determinan cada uno de los personajes. Molins sobresale, ya sea con la actitud inquisitiva de lo que quiere saber, con la violencia contenida del vengativo o con la bondad del hombre feliz.

Setenta minutos que pasan volando, mientras en las proyecciones de unos edificios bastante parecidos llueve, nieva y corren las nubes. No nos importaría que apareciera cualquier otro clon. Más bien lo contrario. Muy recomendable.

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