"El turista de Auschwitz visita las ruinas del horror en pantalones cortos"

Yasmina Reza cuestiona la memoria histórica en su última novela, 'Serge'

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Yasmina Reza fue pregonera de Sant Jordi el 2017

Barcelona"Atravesamos la sala donde se gaseaba, con las paredes tachadas con trazos de arañazos que todo el mundo fotografía, atravesamos la sala del crematorio, vemos, detrás de un cordón, los hornos, las vías, las carretillas metálicas reconstituidas a partir de materiales originales (lo he leído en el cartel al salir) y salimos aspirados por la luz y el follaje frondoso de los árboles". El narrador de Serge, la nueva novela de Yasmina Reza, describe con estas palabras el tránsito entre el horror y la frivolidad turística durante una visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en Polonia.

Publicada por Anagrama –traducida por Juan de Sola en la edición en castellano–, la ficción de la dramaturga y narradora plantea una mirada cáustica y a la vez tierna a una familia, los Popper, judíos franceses no practicantes de origen húngaro. "Mi primer impulso era escribir un libro sobre el turismo –ha explicado este lunes en el Instituto Francés de Barcelona–. Enseguida me di cuenta de que era un tema muy gordo y que no lo podía abordar de forma general. Me pareció que Auschwitz era el escenario perfecto para describir el elemento guiñolesco del turismo".

"La mala leche me parece divertida"

Es la hija de Serge, Joséphine, quien organiza la expedición familiar a Auschwitz. Después de la muerte de Marta, su abuela, convence a Serge y a sus hermanos –Nana y Jean– para hacer una visita al lugar donde murió la familia húngara de la difunta. De los tres, Nana es la única que tiene una vida más o menos estable: tanto Jean, narrador de la historia, como Serge pasan por instantes sentimentales delicados. "Mis personajes tienen tendencia a ser excesivos. No están en sus cabales, a veces incluso casi deliran –comenta Reza–. La mala leche me parece divertida. Cuando escribo no pretendo hacer reír a nadie, me sale de forma natural". La autora, que se ha inspirado en detalles familiares para construir la novela (sus padres eran de origen judío) asegura que no tiene "una posición de sarcasmo en relación con los personajes". "Siempre me coloco a su nivel, no estoy por encima de ellos –continúa–. El sentido de la vida es inseparablemente cómico y trágico. Mi visión se aparta un poco de la normalidad, quizás por eso acabo resaltando los detalles más divertidos". Cita, entre tres de sus referentes humorísticos, Philip Roth, Saul Bellow e Isaac Bashevis Singer.

Nacida en Nantes en 1959, Yasmina Reza triunfó mundialmente gracias a su tercera obra de teatro, Art (1994), alrededor de la compra millonaria de un cuadro blanco. Desde entonces ha publicado novelas como Babilonia (2017) y libros como El amanecer, el atardecer o la noche (2007) –retrato de Nicolas Sarkozy–, ha firmado el guion de Un dios salvaje, de Roman Polanski (2011) y ha estrenado obras como Bella figura (2015).

A la autora la preocupa el giro actual hacia la corrección política: "Hasta ahora no he tenido nunca miedo de escribir lo que quería, pero el mundo está entrando en una deriva que me angustia. En Estados Unidos hay comités que evalúan las películas y los libros para comprobar que no se ofenda a ninguna minoría. Esta policía del pensamiento me inquieta. Yo no tengo previsto autocensurarme conscientemente, pero todavía sería más grave si lo acabo haciendo de forma inconsciente".

El destino de un pueblo

En Serge, en cualquier caso, la escritora no se muerde la lengua. La idea principal del periplo familiar es homenajear a los parientes húngaros. "Unas personas que no habíamos conocido nunca, de quienes no habíamos oído hablar nunca hasta entonces y cuya desgracia parecía haber trastornado la vida de nuestra madre –escribe–. Pero era nuestra familia, habían muerto porque eran judíos, habían conocido el destino de un pueblo y nosotros recibíamos su herencia, y en un mundo ebrio de la palabra memoria, parecía deshonroso lavarse las manos".

"Una de mis intenciones cuando escribía la novela era cuestionar la palabra memoria –admite–. Queremos hacer creer a la gente que puede vivir los recuerdos de los demás como si fueran suyos. La memoria se construye no solo intelectualmente, sino también con las experiencias y los sentimientos". En Auschwitz, los Popper se van encontrando carteles donde pone: "Recuérdalo". "¿Cómo has de recordar un lugar donde no has estado nunca? –pregunta Reza–. En Francia hay, ahora mismo, una especie de delirio por las conmemoraciones, una obligación de perpetuar la memoria que me parece contraproducente, porque no está vinculada a un esfuerzo de reflexión".

Conservar los rastros del exterminio

"El turista de Auschwitz visita el horror en pantalones cortos –sentencia–. Cuando salga del campo irá a comer algo y, por la noche, de vuelta en Cracovia, probablemente asistirá a alguna fiesta". El enfoque de Yasmina Reza se suma a otras novelas donde la memoria sobre el intento de exterminio del pueblo judío es central, como por ejemplo El monstruo de la memoria, de Yishai Sarid (Club Editor, 2020), protagonizada por un guía al Museo del Holocausto, en Auschwitz. La escritora recuerda también que si todavía se pueden visitar campos de concentración "es gracias a la ciencia y los productos químicos que conservan los cabellos y los tejidos expuestos, pero también los raíles de tren e incluso los edificios". "¿Es necesario que continuemos haciendo durar todos estos elementos de manera artificial? –pregunta–. ¿Hasta cuándo queremos que las cosas continúen así?". La novela no ofrece una respuesta definitiva. Aun así, las preguntas que la autora plantea incomodan al lector.

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