Crítica de sèries

¿Por qué 'We are who we are' es una de las mejores series del año?

Luca Guadagnino sigue las tribulaciones emocionales de dos adolescentes yanquis en Italia

Eulàlia Iglesias
3 min
Jordan Kristine Seamón i Jack Dylan Grazer, protagonistes de la sèrie 'We are who we are'

'We are who we are'

Luca Guadagnino, Paolo Giordano, Francesca Manieri y Sean Conway para HBO y Sky Atlantic. En emisión en HBO España

Con la película Call me by your name, Luca Guadagnino ofrecía una nueva incursión en el arco narrativo de los personajes anglosajones que experimentan en el entorno mediterráneo el despertar de unas emociones reprimidas. En su primera serie televisiva, We are who we are, dirigida por él mismo y cocreada con Paolo Giordano, Francesca Manieri y Sean Conway, el italiano arranca de un punto de partida parecido. La serie sigue las tribulaciones emocionales de un grupo de norteamericanos establecidos temporalmente en Italia. Pero aquí a priori el contexto se situaría a las antípodas de lo que enmarcan películas como la protagonizada por Armie Hammer y Timothée Chalamet. Lejos de residir en una espléndida villa en la Toscana o espacio parecido, los protagonistas habitan en una gris base militar yanqui en Chioggia. Y a pesar de situarse al lado de Venecia, en ningún momento se explotan los encantos de esta ciudad y su entorno. El vínculo de los norteamericanos con el entorno italiano es rutinario y bien avenido (a pesar de alguna trifulca puntual), sin que a priori se genere ninguna situación de catarsis emocional.

El director del remake de Suspiria, que en sus films se decanta por generar atmósferas bastante estilizadas, entre románticas y decadentes, opta en We are who we are por un bienvenido naturalismo. El insólito retrato que se ofrece desde dentro de una base militar con su reproducción prefabricada de todos los lugares comunes del imaginario residencial norteamericano, desde el centro comercial hasta el instituto pasando por el cine, resulta un aliciente en si mismo. En lugar de convertir un espacio tan connotado en un marco evidente de ocupación imperialista, y un estamento como el ejército en el ejemplo palmario de autoritarismo heteropatriarcal, los autores utilizan este contexto para mostrar cómo, en pleno siglo XXI, en cuanto a las identidades, ya no hay nada obvio.

Al fin y al cabo, el protagonista de la serie, Fraser (Jack Dylan Grazer) es un joven neoyorquino queer hijo de la nueva comandante, la coronel Sarah (Chloë Sevigny), que llega a la base con su mujer de origen brasileño, Maggie (Alice Braga). Fraser establece amistad con la vecina Caitlin (Jordan Kristine Seamón), hija de un soldado afroamericano trumpista y de su mujer de origen nigeriano. La serie presenta un escenario en el que la orientación sexual ya no es un gran debate para centrarse en los múltiples matices y las contradicciones de la experiencia actual de construcción de la propia identidad.

Guadagnino se desmarca de las inercias de la mayoría de ficciones televisivas cuando prioriza la construcción de atmósferas emocionales a la elaboración de una narrativa clásica. Y confía en los intérpretes para mostrar la vivencia adolescente también a través de las gestualidades, de la relación con el propio cuerpo y con el de los otros. We are who we are compone una cadencia interna a partir de combinar episodios más contemplativos con otros de más dinámicos. El menos interesante es el penúltimo, justo aquel en el que se recurre a un estallido dramático más tradicional para hacer avanzar la trama. A pesar de su estructura atípica, la serie concluye con una especie de final sorpresa que traiciona un poco esta voluntad de evitar los lugares comunes. Aún así, resulta fascinante cómo se llega a él a lo largo del último episodio, que funciona como una fantasía en parte autoconsciente en un paisaje tan poco desgastado como el de la Bolonia mágica, nocturna y con porches. Un final que a su manera relee aquella frase mítica del film Pickpocket: para llegar hasta ti, qué camino más extraño he tenido que seguir.

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