"Hacer maratones es mi droga, es una medicina que lo cura todo"
A sus 83 años, el único hombre que ha corrido todas las ediciones de la Maratón de Barcelona, Josep Maria Chéliz, lo vuelve a conseguir
BarcelonaCuando ya llevaba horas el alcalde, Jaume Collboni, acompañado por el concejal de Deportes, David Escudé, y el presidente y fundador del Maratón de Nueva York, George Hirsch, daban los premios al Arco del triunfo en Abraham Tadesse y Degitu Azimeraw, muchos corredores todavía sufrían por acabar en diferentes puntos de la ciudad, en la Diagonal o en la calle Marina. Ahora andando, ahora corriendo, Josep Maria Chéliz comprobaba que seguía el tiempo que se había marcado para finalizar la prueba. A su paso, oía gritos de ánimos. Cuando los espectadores ven a alguien de edad avanzada hacer un maratón, se maravillan. Y eso que no todos sabrían la historia de este hombre, que con 83 años buscaba finalizar su 68 maratón, la 43 en Barcelona. Es decir, es la única persona que ha corrido todos los maratones realizados en Barcelona, ya que las dos primeras ediciones de esta prueba, nacida en 1978 con apenas 185 corredores, se realizaron en Palafrugell. Iniciativa de Ramon Oliu, entonces la carrera se llamaba Marató de Catalunya, ya que el Ayuntamiento barcelonés no mostró interés en hacerla. En 1980, por último, cambió de opinión. Y ese fue el primer año en que Chéliz estuvo allí. Ya no ha fallado más.
Nacido en Naval, un pueblo cerca de Barbastro (Huesca), en septiembre de 1940, Chéliz llegó de pequeño a Cataluña, primero cerca de Tarragona y después a Barcelona. Ahora vive en Gavà. Su constancia le ha convertido en una persona muy querida por los organizadores del maratón, que decidieron premiarlo hace tres años, cuando hizo su 40ª maratón barcelonesa, regalándole el derecho a competir con un dorsal especial, el 40. Este año ha competido con el 43, ya que tocaba terminar la 43a. Ser el participante más fiel bien merece el privilegio de tener un dorsal especial.
Chéliz, que también ha hecho maratones en ciudades como Nueva York, Londres, Londres, Reikiavik, Berlín o Budapest, recuerda especialmente en el 2008, cuando decidió hacer el maratón de Luxor, en Egipto, pocas semanas antes de la carrera barcelonesa. Fue un error que casi paga caro: "A los 15 kilómetros me quedé clavado. No podía moverme. Habían pasado dos semanas del maratón en Egipto, de por medio había hecho dos entrenamientos y creía que no tendría ningún problema, pero acabé sentado en un banco. Llegué como pude, caminando, sufriendo, bajando por las seis horas, el tiempo máximo autorizado por los organizadores", recuerda. En los últimos años, Chéliz ha pasado de las seis horas, pero los organizadores, en casos como el suyo, esperan para recibirlo y permitir que acabe como es debido.
Chéliz siempre había hecho deporte, pero no se puso a correr hasta que cumplió los 40 años. A finales de los años 70, recuerda cómo "iban llegando historias a la prensa de maratones en otros lugares". "Era como mágico. Aquí no se hacían, y yo lo leía con emoción", dice. En esa época empezó a andar por Collserola los domingos y entró en contacto con un grupo que corría en el que había quien sería un buen amigo suyo, Toni Olivella. "En 1979 hice la Cursa de El Corte Inglés pensando que haría 3 km, pero hice 9. Así que, al ver que llegaba la Maratón de Barcelona, propuse a Olivella hacerla. Era el día de Navidad, cuando lo decidimos. Faltaban tres meses", explica. Era una época en la que ver gente corriente era muy raro. De hecho, Chéliz recuerda cómo le costó encontrar unas buenas zapatillas para hacer deportes. "Lo encontré en una tienda que tenía las de mi número en el escaparate, decoloradas de tanto como les había tocado el sol. Nadie las compraba, ya que no era normal correr, en aquella época", explica el corredor, que más de una vez recibía miradas de desaprobación o comentarios negativos para correr con pantalón corto. En los años 70, ver a un hombre portando pantalón corto no era normal. Y una mujer menos.
En poco tiempo, Chéliz entrenó mucho. "Fui aumentando la distancia hasta que logré hacer la Diagonal cinco veces, arriba y abajo, que ya son más de 30 km. Así que la pude terminar, el maratón. Y ya no he podido parar", explica. El veterano corredor celebra el estado de forma de la carrera barcelonesa, con todo el recorrido dentro de la ciudad, ya que durante unos años la carrera iba de Mataró a Barcelona, "con algún tramo en Barcelona algo feo, con túneles y autovías ". Hoy, el nuevo recorrido, más plano, le ha jugado a favor, así que ha mejorado la marca de hace un año, consiguiendo un tiempo de 6 horas, 14 minutos y 18 segundos. "Siempre he recomendado hacer deporte, aunque sea andar. Los maratones se han convertido en algo especial, como una droga. Una medicina que lo cura todo. Hacer deporte fue una buena idea, me ha permitido poder hacer muchas cosas ", razona. A sus 83 años, tiene cuerda por rato.