"La fuerza del agua me tragó y me di cuenta de que quizás moriría"
La historia de Jordi Segura, un campeón de Europa que salvó la vida de milagro durante la DANA en Paiporta
PaiportaEl martes 29 de octubre la vida de Jordi Segura dio un giro inesperado. El catalán, una persona muy conocida en lo mucho del baloncesto que en 2012 se proclamó campeón de Europa con el Ciudad Ros Casares Valencia como delegado, estaba trabajando en un estanco de Paiporta cuando empezó a detectar nervios entre sus clientes.
“El establecimiento está ubicado en un lugar muy céntrico, lleno de vida. a ir con prisa ya mostrarse nerviosa porque decían que el barranco se estaba desbordando. Empezaron a circular coches en dirección contraria y el ambiente se enrareció. No llovía ni una gota, pero empezamos a ver cómo bajaba un dedo de agua por la calle", relata en el ARA. las siete de la tarde decidimos cerrar el estanco y poner toallas en la puerta, pero en sólo minutos el agua empezó a entrar. recibir los pedidos, decidimos poner las cajas sobre los mostradores", dice. La situación se volvió dramática. "En tan sólo cinco minutos el agua nos pasó del tobillo a la rodilla. y llevaba algo más de un metro de agua y ya empezaba a arrastrar coches", añade.
"Cuando intentamos salir para subir al piso de arriba, la puerta que da a las escaleras ya no se abría. El agua había arrastrado muebles y éstos hacían de tapón. El agua reventó la puerta interior y nos empezó a llegar al cuello. Después rompió las puertas de madera de la calle. La fuerza del agua me tragó, me empujó a la calle y por primera vez me di cuenta de que quizás moriría", explica.
"La corriente me arrastró y perdí el móvil, el iPad y todo lo que llevaba encima. La fuerza del agua me zambulló varias veces. Intentaba cogerme donde estuviera, pero no podía. Cuando me cogí a una señal, empezaron a aparecer maderas, coches y objetos, que me golpeaban con fuerza. Empecé un recorrido de casi un kilómetro. Yo quería evitar llegar al barranco.
"La sensación era como de estar en el río de aguas bravas de la Seu d'Urgell. No podía salir. Era peor que en la película de Lo imposible. Pensaba que no saldría adelante, pero me concentraba en buscar una solución", dice. Se le rompe la voz.
El pánico se apoderó de Segura. "Me enganché en un portal, donde desde un primero piso oí que me decían que me cogiera a una cuerda. Pero carecía de fuerzas y la ropa pesaba mucho. Un hombre, que es guardia civil, bajó desde el balcón agarrándose en un coche que estaba en posición vertical. Me empujó y, poco a poco, me ayudó a subir al primer piso".
Todo esto ocurrió en poco más de media hora. "Estaba temblando. Me secaron y me dieron bebidas calientes, pero mi cuerpo tardó en reaccionar. Entonces, cuando todo el mundo ya estaba con el agua en el cuello, empezaron a llegar los avisos a los móviles. Horas después, cuando la situación se había tranquilizado, fui a casa caminando. Mi mujer no se creía la odisea que había pasado", resume.
"Peor que en una guerra"
Los días posteriores fueron un infierno. Segura sufrió una neumonía con mucha fiebre. "Tenía un color amarillo y tardé una semana en poderme duchar porque no teníamos agua", reconoce. Todos los bajos de Paiporta quedaron destrozados. "Mi coche acabó en la pescadería de un supermercado Consum, ya que el agua tumbó las paredes del parking. La situación sigue siendo desesperada, porque mucha gente lo ha perdido todo. El trabajo de los voluntarios es maravilloso, suerte de 'ellos. El caos se ha alargado durante semanas y la sensación ha sido peor que en una guerra ya no podrán reabrir”, dice Segura.
"En Paiporta, la gente sigue sin entender por qué los avisos llegaron tan tarde", critica.