Salma Paralluelo: "Haber perdido dos finales contra el Lyon te hace tener sed de revancha"
Futbolista del Barça
BarcelonaCon 18 años decidió que entre el atletismo y el fútbol se quedaba con el segundo y con 20 años ya ha ganado un Mundial y una Champions (el 25 de mayo disputará otra final) y ha subido al podio del Balón de Oro. La carrera futbolística de Salma Paralluelo (Zaragoza, 2003) avanza tan rápido como su zancada en un terreno de juego. No es demasiado amante del foco mediático, pero sus aptitudes futbolísticas descomunales hacen que cientos de niñas y niños sueñen con hacer lo mismo que ella con un balón en los pies. En este sentido, Salma es la embajadora de Just Eat en el proyecto Comete el juego, que este año ha destinado 40.000 euros al fútbol base femenino estatal.
¿Sales a correr para desestresarte más allá de los entrenamientos con el Barça?
— Sí, el calendario a veces no deja espacio para hacerlo, pero de vez en cuando salgo a correr porque me gusta. Si tuviera más tiempo lo haría más y es algo que disfruto.
¿Puedes salir a correr sin que nadie te pare?
— Si voy muy rápido no me ven [ríe]. Intento ir a sitios apartados para poder ir a mi aire, pero siempre existe la opción de que te reconozcan. Es lo que hay, supongo.
Este verano disputarás unos Juegos Olímpicos con la selección de fútbol española. ¿Hace unos años ir a unos Juegos lo tenías más en mente como atleta que como futbolista?
— Sí, totalmente, la verdad. Tenía el sueño de ir a los Juegos Olímpicos y al final podré participar. Cuando nos clasificamos con la selección hablé con quien fue mi entrenador de atletismo, que me había escrito un mensaje. Fue muy bonito.
¿Te ha picado la curiosidad por saber qué marca harías ahora en tus especialidades, los 400 metros lisos y los 400 vallas?
— No, haría una marca muy mala, seguro [ríe]. Las condiciones que debes tener en el fútbol son muy distintas.
Algunos analistas consideraron que una de las cosas que le faltó al Barça en la final de la Champions perdida ante el Olympique de Lyon en el 2022 fue la profundidad. Precisamente es uno de los aspectos que aportas al equipo gracias a tu velocidad. ¿En el vestuario ya se está hablando de la final del 25 de mayo o todavía estáis de celebración por la Liga?
— No hemos empezado a hablar del Lyon. Ahora tenemos dos partidos de Liga [hoy viernes ante el Athletic Club y el martes ante el Eibar] y la próxima semana la final de la Copa de la Reina [el 18 de mayo ante la Real Sociedad]. Evidentemente, tenemos la Champions en la cabeza, pero intentamos ir día a día. La semana que toque jugar la final de la Champions ya nos pondremos a tope con el partido.
Imagino que será complicado centrarse en el día a día cuando el entorno mediático os habla recurrentemente de la final con el Lyon.
— Evidentemente, es difícil. Al final, cuando tienes un objetivo tan grande siempre se puede ir el foco allí. Pero es lo que te digo, intentamos guardar las energías para esa semana, que será muy bonita y muy intensa. Antes tenemos otro objetivo que nos habíamos marcado y podemos alcanzar, la Copa de la Reina.
¿Cómo conseguís la motivación suficiente para salir a ganar cada partido a nivel estatal cuando no paráis de ganarlo todo?
— Supongo que es algo que se contagia. En este equipo nunca ha fallado la ambición de querer ir a más. Se puede ganar más o menos, pero el objetivo siempre es mejorar, jugar mejor, crear más ocasiones, sentirse bien en el terreno de juego, centrarse en el fútbol y el crecimiento que podemos tener en él. Siempre hay objetivos y salen otros nuevos. Cuando no tengamos esta motivación puede que sea el momento de colgar las botas.
¿Aún no habías fichado por el Barça cuando se perdieron las dos finales ante el Lyon, pero en el vestuario notas que hay unas ganas especiales de ganar al equipo francés?
— Obviamente, sí. Haber perdido contra el Lyon en esas dos ocasiones te hace tener sed de revancha, de cambiar esto y de ser, en esta final, nosotras las que ganemos.
Esta entrevista se enmarca en tu condición de embajadora de Just Eat, que tiene la iniciativa de que sus restaurantes asociados puedan patrocinar equipos de fútbol femenino de su localidad. ¿Te atrae ser un referente para que las niñas puedan soñar con llegar a lugares donde hace unos años ni se planteaban porque no tenían en quien fijarse?
— Ser una inspiración para otras niñas es algo que de pequeña no había imaginado. No es algo que haya buscado, pero nos está pasando y es muy bonito porque generas algo ayudando a soñar a alguien. Esto no tiene precio. Iniciativas como ésta para ayudar a los equipos en el ámbito logístico y económico considero que son muy importantes, sobre todo por apostar por la base del fútbol femenino, porque el camino empieza allí.
En muy poco tiempo has pasado de vivir prácticamente en el anonimato a ser conocida internacionalmente después de ganar la Champions con el Barça y el Mundial con la selección. ¿Cómo has gestionado emocionalmente ese cambio tan grande?
— Intentaba fijarme en el exterior lo menos posible. Estos hitos generan mucho ruido, muchos comentarios y mucho bombo, pero siempre intento, entre comillas, normalizar las cosas. Me digo "de acuerdo, ya está" y sigo trabajando, jugando a fútbol y disfrutando. Me centro mucho en mis cosas, en mi familia y en lo que quiero conseguir y cómo quiero vivirlo.
Tengo la sensación de que no te gusta mucho el foco mediático. ¿Es así?
— Sí, es así. No me suelen gustar los focos, me gusta ir a la mía, estar tranquila. Pero entiendo que es algo que va con el fútbol y que debe hacerse. Pero me gusta estar más fuera del foco.
¿Desde que Jonatan Giráldez anunció en diciembre que se iría al final de la temporada ha cambiado algo en el día a día del equipo?
— Mi sensación es que todas seguimos igual. Los días en que salió la noticia se comentó, pero pasado el momento aceptamos la situación y ya está. No nos entrenamos pensando "buf, el próximo año no estará". Hemos continuado trabajando de la misma forma, con los mismos objetivos en la cabeza. Tanto por su parte como por la nuestra.