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El Barça deja que hierva la olla con el fichaje de Lewandowski

Joan Laporta y Pini Zahavi quieren traer al Camp Nou al polaco, molesto con el Bayern por la renovación

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Robert Lewandowski, en Bayern - Vila-real de martes al Allianz Ruedo .

BarcelonaUno de los principios que tiene el Barça actual es vender ilusión de cara al futuro. Teniendo en cuenta el descenso a los infiernos que el club sufrió entre el tramo final del mandato de Josep Maria Bartomeu, al cual se llegó en situación de quiebra económica, y el inicio del segundo periplo presidencial de Joan Laporta, en el que la entidad tuvo que renunciar a Leo Messi cuando ya lo había convencido para renovar, desde el palco no se escatima en celebraciones ni mensajes grandilocuentes cada vez que el primer equipo logra algún hito. Pasó en Nápoles, donde la expedición celebró con saltos y gritos la clasificación para los octavos de final del Europa League, o en el Bernabéu, donde parte de los directivos desplazados se fotografiaron en el césped haciendo un cuatro con la mano, conmemorando el resultado del clásico (0-4).

"Devolver la alegría al barcelonismo" es una promesa electoral a la cual Laporta no quiere renunciar. Figura en su ADN como dirigente. Por eso no da la Liga por perdida a pesar de la larga distancia con el Madrid en la clasificación. Tampoco se quita de alimentar la ilusión por fichar jugadores como Erling Haaland, que en estos momentos, sin una venta decidida de activos, el club no podría pagar ni inscribir en la Liga. Con el ariete noruego, después de que la olla hirviera incluso con un viaje de Xavi Hernández en Alemania para verse con él, el mensaje oficial se ha vuelto prudente: "No haremos ninguna operación que ponga en riesgo la viabilidad del Barça". Esto no quiere decir, sin embargo, que desde ciertas instancias de la entidad se deje de admitir que hay interés por futbolistas de primer nivel. La ilusión es tan prioritaria que queda en segundo plano que el área deportiva no se canse de recordar en privado que ahora mismo no hay margen salarial ni siquiera para inscribir los fichajes que llegarán libres de traspaso.

Pini Zahavi en una imagen de archivo.

El último futurible que suena es Robert Lewandowski, que acaba contrato con Bayern en 2023. Aun así, el ARA ha podido confirmar que hoy no existe ninguna conversación formal entre el Barça y el atacante polaco, por más que a principios de semana se asegurara desde el país centroeuropeo que el acuerdo es una realidad. Lo que sí que hay es una negociación abierta entre el vigente Bota de Oro y el equipo bávaro para renovar el compromiso que les une desde el 2014. El Bayern cuenta con el delantero, que tiene una media superior al gol por partido, y le ofrece una ampliación hasta el 2024 manteniéndole el salario superior a los 20 millones brutos anuales. Pero el agente de Lewa, Pini Zahavi, reclama como mínimo un año más para un futbolista que hará 34 en agosto. Es en este tira y afloja en que se enmarca el interés de un Barça que, en beneficio de la ilusión y en contra de la cordura económica, acepta ser utilizado en una estrategia negociadora. A cambio obtiene la posibilidad de llevarse un pedazo de delantero si al final no acaba quedándose en Múnich.

El precedente de Donnarumma

De hecho, en la primavera del 2021 pasó una cosa similar con Gianluigi Donnarumma, que acababa contrato con el Milan y negociaba con su contrato con el PSG. Trascendió que el Barça quería ficharlo y, de este modo, el representante del portero italiano, Mino Raiola, consiguió un trato más provechoso con los parisienses. El club azulgrana tenía la portería cubierta con Ter Stegen, pero aceptó transmitir el interés por Donnarumma por la connivencia entre Laporta y Raiola, muy conectados desde que los dos trabajaron la llegada de Zlatan Ibrahimovic del Inter de Milan al Barça en 2009. La historia se repite ahora con Zahavi, a quien el presidente azulgrana conoce desde el 2003, cuando el intermediario israelí consiguió un documento firmado en el que el Manchester United aceptaba negociar por David Beckham. El inglés nunca jugó en el Barça, pero la ilusión por verlo de azulgrana fue decisiva para que Laporta ganara sus primeras elecciones. Así funciona el mundo del fútbol: a golpe de gestos, complicidades y poder para instalar un relato.

Aun así, y a pesar de que no hay negociaciones formales por Lewandowski, tanto en el Camp Nou como la ciudad deportiva se admite que Laporta lo tiene "seriamente" entre sus objetivos. Otra cosa es que, como ya pasó con Messi el verano pasado, acabe siendo viable, porque hay un problema profundo con el fair play y además Bayern pediría traspaso para desprenderse de su goleador con un año de contrato pendiente. En la redacción de un hipotético documento de Lewa con el Barça tendría que haber una rebaja muy sustancial de sueldo fijo, como pasó en el mercado de invierno con Aubameyang, a compensar con más años de contrato y unos gajes crecientes a medida que la situación económica fuera mejorando.

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