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El Barça ilusiona girando en torno a Lamine y Lewandowski (2-1)

El equipo de Hansi Flick suma ante el Athletic el segundo triunfo consecutivo gracias a los goles del del Maresme y el polaco

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Lewandowski, marcando el 2-1 contra el Athletic

BarcelonaEs el eterno debate entre la razón y la fe, entre el corazón y la cabeza. Cuando Lamine Yamal coge la pelota todo parece posible. Ahora bien, el nuevo Barça de Flick no deja de ser un proyecto en construcción, a la espera de ver qué ocurre en los despachos, lo que invita a la prudencia. Pero las noches de verano son una buena época para volar palomas y pensar que todo irá bien. Con seis puntos en el zurrón para empezar, el nuevo Barça ilusiona. Con moderación, pero parece ir por el buen camino tras derrotar merecidamente al Athletic en un partido en el que, por momentos, todo el mundo entendió que fichar a Nico Williams habría sido una buena idea. Pero Masía funciona tan bien que el ciclo de la ilusión siempre se renueva.

Era un sábado de reencuentros y caras nuevas. Un día para ir acostumbrándose a la nueva camiseta ya los nuevos dorsales, a pesar de una extraña calma tensa presidiéndolo todo, ya que la afición había subido a la montaña con ganas de animar pero también con la mosca detrás del oreja al descubrir que Dani Olmo seguía sin poder jugar, que Gündogan ya lo hacía con el City y que Nico Williams llevaba la camiseta del Athletic. Todos los que se habían ilusionado con ver a Lamine Yamal y Nico jugando juntos se habían quedado con las ganas. Lamine mortificaría Iñigo Lekue y Nico se topó casi siempre con Kounde. Ambos atacando por la derecha, haciendo lo mismo pero enfrentados. En la grada, algunos animaban y otros tenían el pañuelo blanco listo en el bolsillo. Qué sería el Barça sin esos debates.

Con tantos frentes abiertos, pocos hacían caso a Hansi Flick, que miraba todo en la banda, tranquilo, sin los gritos que solía hacer Xavi. Cerca, Valverde hacía lo mismo. Los vascos intentaban activar a los hermanos Williams el día que Nico recibía silbidos de algunos aficionados, como si fuera su culpa de que el club azulgrana no le hubiera podido hacer una oferta en condiciones. El Barça, con Raphinha en la banda y Ferran jugando por dentro, gustaba especialmente con el balón, aunque sufría un poco cuando le tocaba defender. Pedri va enchufándose, ganando el ritmo que necesita, y Marc Bernal parece llevar toda la vida jugando en el Barça. Había esperado ese momento toda su vida, Marc, con el carácter que tienen los berguedans. Pero en un partido con clima de verano, aún con mucho por mejorar y fallos a ambos lados, quien tenía que marcar las diferencias es Lamine Yamal. Un juego de niños. El del Maresme abrió la lata con un disparo a la frontal desviado levemente por Lekue con el que demostró de nuevo que cada vez confía más en sí mismo. En escenarios en los que otros sufren concentrados, él se lo pasa pipa. Sabe que éste será su año.

Lamine Yamal y Nico Williams.

Pero el Barça de Flick aún comete errores lógicos, a la espera de saber de qué jugadores dispondrá. Aunque genera momentos de magia cuando los jugadores de ataque se activan, el Athletic estaba vivo y, en una jugada desafortunada, Cubarsí cometió un penalti involuntario y cayó sobre un pie de Berenguer. Penalti que Oihan Sancet, jugador de buen pie, no perdonó por cerrar un primer tiempo extraño con empate. La afición le recordaba a Gil Manzano todos los errores del pasado, en un partido en el que Lamine Yamal hacía girar a todo el equipo a su alrededor. Él es el símbolo de este nuevo proyecto en el que la llama de la ilusión sigue viva gracias a La Masia y los jóvenes.

El Athletic, que también va algo corto de gasolina, fue dando como bueno un empate. Y el partido tendía a jugarse cada vez más cerca de la portería defendida por el inexperto Padilla, que demostró con dos paros que en Lezama sacan buenos porteros de debajo de las piedras. Al cabo de 20 minutos de la segunda parte, Flick hizo entrar a Fermín para ver si el andaluz acababa de resquebrajar la defensa vasca, ya que sabía que el encuentro corría el riesgo de entrar en esa fase pegajosa de los partidos de verano , con caras cansadas, errores e interrupciones. Y el gol llegó a tiempo, gracias a la insistencia de Raphinha y Pedri, autores de una jugada en la que, por una vez, los centrales del Athletic dejaron solo a Lewandowski. Grave error. El polaco lleva ya tres goles. Y con su diana unió el estadio en un solo clamor, en una sola dirección. Con un segundo triunfo en dos jornadas, los debates sobre jugadores no inscritos, salidas y llegadas quedaban aparcados por unas horas. Por una vez, la fe se impone a la razón. Flick apuesta por un liderazgo tranquilo, pero firme. No le tiembla el pulso si toca confiar en los jóvenes, con un estilo intenso en el que siempre se ataca. Las primeras citas con el alemán animan, sin que él parezca querer ser su protagonista principal. La ilusión siempre vuelve al Barça. Especialmente cuando la pelota entra y se puede olvidar por unas horas lo que ha pasado en los despachos últimamente. Es la magia del fútbol.

  • FC Barcelona: Ter Stegen, Kounde, Cubarsí, Iñigo Martínez, Balde (Gerard Martín, 90'), Marc Bernal (Eric Garcia, 83'), Pierre, Raphinha, Lamine Yamal (Pau Víctor, 90'), Lewandowski y Ferran Torres (Fermín López, 63').
  • Athletic Club: Padilla, Lekue, Vivian, Yeray, Yuri Berchiche, Mikel Vesga (Mikel Jauregizar, 63'), Beñat Prados (Herrera, 79'), Nico Williams, Oihan Sancet (Unai Gómez, 63'), Berenguer (Adu Ares , 71') e Iñaki Williams (Guruzeta, 79').
  • Goles: 1-0 Lamine Yamal (24'), 1-1 Oihan Sancet de penalti (41') y 2-1 Lewandowski (75').
  • Árbitro: Jesús Gil y Manzano (Comité Extremeño).
  • Tarjetas amarillas: Yeray Álvarez (38'), Pau Cubarsí (41'), Marc Bernal (48'), Berenguer (56'), Lewandowski (85'), Lekue (88'), Herrera (96') y Jaurezigar ( 96').
  • Tarjetas rojas: ninguna.
  • Estadio: Olímpico Lluís Companys, 46.448 espectadores.
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