El Barça se impone a las lágrimas y la frustración en el derbi
Las azulgranas, que han vuelto a tener dificultades ante un rival en bloque bajo, superan al Espanyol (0-2)


BarcelonaTodo ha ocurrido en tres minutos en la ciudad deportiva del Espanyol. Tras más de una hora de partido con el marcador con empate a cero gracias a un ejercicio coral defensivo de las locales frente a un Barça más insistente que clarividente, ha habido una secuencia de eventos reveladora. Graham Hansen se ha encarado con Lucía Vallejo y le ha dado un empujón que podría haber sido sancionado con una expulsión pero que la colegiada le ha perdonado. Han cambiado Claudia Pina, que se ha ido al banquillo entre lágrimas. Y, justo después, Graham Hansen, gracias a una gran asistencia de Esmee Brugts, ha abierto la lata.
De la frustración, la tensión y las lágrimas se ha pasado al éxtasis del gol. Ver a alguien de carácter tan templado como Graham Hansen ir a buscar a una rival -tras el partido la noruega acusaría al Espanyol de salido "a dar hostias"- o ver a Pina estallando a llorar se explica porque las azulgranas, a menudo una apisonadora en los partidos de la Liga, volvían a vivir un partido en el que no encontraban su juego. Hasta el 0-1, el Barça protagonizaba de nuevo un duelo muy aburrido, lo que ha dolido a las barcelonistas, que no querían encajar una nueva derrota en el campeonato después de haber perdido ante el Levante en la última jornada.
Sin demasiadas ocasiones claras, más allá de un remate blando de Engen tras un córner, el conjunto de Pere Romeu volvía a evidenciar una carencia de ideas que se ha transformado en frustración. El equipo echa de menos a Patri Guijarro, el ancla del juego. Ante el Espanyol tampoco estaba Alexia Putellas. Pero un equipo con tanto talento no debería escudarse en las bajas, porque encima del terreno de juego había igualmente un once muy reconocible, aunque incapaz de imprimir velocidad en el juego y de sorprender a un defensivo –y duro– a Espanyol.
La primera parte ha sido cómo masticar un bocadillo de piedras para las azulgranas. En la reanudación, el Barça ha mejorado. Faltaba el gol. Ha sido un grito liberador. La diana de Graham Hansen que empezó la lata fue seguida del segundo, de Salma Paralluelo, que había entrado desde el banquillo. El Barça volvía a ser reconocible. La frustración se desvanecía. Las azulgranas suman tres puntos en un derbi competido en casa del Espanyol de Sara Monforte, que ha regresado esta temporada a la Liga F, frente a 1.853 aficionados y aficionadas.