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El Barça anuncia entradas nominativas en los partidos europeos: "Fue una vergüenza, no se puede volver a repetir"

El club investiga cómo acabaron las entradas en manos de los seguidores del Eintracht de Frankfurt

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Aficionados del Eintracht, a la grada del Camp Nou

BarcelonaLos fieles aficionados del Barça que fueron el jueves al Camp Nou no se lo podían creer. Nadie recordaba nada igual, ni con la visita de clubes británicos ni aquel clásico contra el Real Madrid en el que aparecieron turistas con la camiseta blanca de debajo de las piedras. La presencia de miles de forofos del Eintracht por todos los rincones del estadio puso en peligro la seguridad e hizo que muchos socios del club optaran por dejar su localidad antes de tiempo. Joan Laporta reaccionó y 24 horas después del partido anunciaba: “Hay que asumir la responsabilidad que nos corresponde. Somos responsables y hay que buscar soluciones. Y, como queremos que no vuelva a ocurrir nunca más, se ha decidido que en las competiciones internacionales las entradas serán nominativas. Una medida que no quería tomarse, ya que es incómodo para los barcelonistas con una conducta normal y correcta, pero hay que hacerlo”. La próxima temporada, pues, para entrar en un partido de competición europea habrá que demostrar la identidad. "Fue una vergüenza, no se puede repetir", añadía Laporta.

"Iban bebidos y miraban el partido de pie, ocupando las escaleras para hacer pandilla. No podías ver nada y, si les decías algo, no te hacían caso. Algunos se nos encararon y todo, pasé miedo", decía Cinta, socia veterana de segunda grada. "En más de treinta años no recuerdo nada parecido. En mi zona todo eran alemanes", explica Marc, de primera grada. Todos se preguntaban cómo se había permitido aquello, sin el Asiento Libre y con el Barça gestionando un montón de entradas de abonados en excedencia. Pero el ARA pudo ver en directo cómo la reventa hacía el agosto y cómo algún forofo alemán entraba en el campo con abonos cedidos. 

"Los mecanismos han fallado"

El club defiende al ARA que no se pudieron comprar entradas desde Alemania, porque el sistema informático detecta el origen de la tarjeta o la IP de la compra y se anula, salvo que sea de un socio o socia del club. La vicepresidenta del área institucional, Maria Elena Fort, explica que el club "no vendió directamente" entradas, pero admite que los mecanismos "han fallado y hay que pedir disculpas". Siguiendo la normativa de la UEFA, el Barça envió al club alemán las 5.000 entradas que correspondían al 5% del aforo del Camp Nou. A pesar de esto, más de 25.000 forofos alemanes hicieron el viaje. No es la primera vez que la afición de este club mueve a más de 15.000 personas en un desplazamiento, pero en este caso sí que encontraron entradas en zonas destinadas a seguidores locales. La presencia de aficionados visitantes mezclados con locales generó alguna pelea y que muchos socios del Barça, hartos, abandonaran su localidad. Axel Helmann, portavoz del Eintracht, dijo ayer que "el Barça no es culpable de nada, nuestra afición es increíble, siempre buscan todas las opciones para poder encontrar entradas y seguirnos".

Ante la multitudinaria presencia de seguidores alemanes en Barcelona, la entidad cerró el pasado miércoles la venta de entradas en las taquillas del Camp Nou para evitar que la afición rival las comprara. El club puso a la venta para el partido los más de 25.000 boletines correspondientes a los socios que este curso se acogieron a un año de excedencia del abono, a los que se sumaron las localidades que los abonados liberaron gratuitamente antes del partido. En declaraciones en el programa Què t’hi jugues! de la SER, Fort cifró en tres millones de euros los beneficios del club en entradas gracias al partido y añadió que "no es una buena noticia", ya que el éxito económico se convirtió en una derrota social y deportiva. El propio Xavi dijo que "el vestuario quiere explicaciones para saber qué ha pasado".

Según Laporta, "las 34.440 entradas que el club puso a la venta eran entradas que llevaban incorporada la restricción alemana. Desde el club no vendimos entradas a los alemanes. Las entradas se pusieron a la venta y, dentro de las primeras 24 horas, los socios las podían comprar al 50%, y pasadas las 24 horas, el público general, y las entradas fueron a parar, desgraciadamente y de forma irregular, a manos de los alemanes”.

Diferentes trucos

Las entradas disponibles se vendieron telemáticamente, y "desde el minuto cero" se bloquearon tanto direcciones IP como tarjetas de crédito alemanas, según Fort. El club investiga ahora el “circuito” para que estas entradas acabaran en manos de los aficionados del Eintracht. Una de las hipótesis es que empresas de reventa de entradas comprasen los boletos con tarjetas de crédito españolas y los vendieran a los seguidores visitantes, una explicación que encaja con alguna de las versiones explicadas en el ARA por aficionados del Eintracht. “Lo compré en la web oficial del Barça con un software podías hacerlo como en España”, explica Marco, que admite que necesitó la ayuda de su hijo adolescente. Entre los grupos de WhatsApp de aficionados se movieron instrucciones sobre cómo se podía engañar a la web azulgrana, comprando sin que pudiera detectar que eran alemanes. Otros, como Jakob, dice que las entradas las compró uno de los directivos de un club de fans en una web de entradas. "Compró unas 20. Estábamos separados, pero algunos se movieron para estar juntos durante el partido", dice. “Nunca tuve la sensación de hacer nada ilegal, pero sabía que en teoría no podía estar en la zona de aficionados locales. Nos sorprendió mucho ver la falta de apoyo que tenía el Barça y que nadie nos pidiera nada”, añade Jakob.

Fort explicó ayer que "el Barça trabaja con operadores turísticos oficiales que tienen un paquete de entradas reducido". "Debemos analizar qué ha pasado con las entradas online, quién las ha comprado y por qué han llegado a los alemanes". El club cree que para entender las escenas vistas es necesario estudiar algunos aspectos: desde el papel de los operadores turísticos hasta las reventas individuales, pasando por las trampas hechas para burlar los mecanismos de seguridad. Tampoco ayudó nada que fuera Semana Santa, que el rival sea el que mueve más aficionados del continente y que tantos abonados sigan en excedencia después de la pandemia. Una tormenta perfecta que evidencia problemas que el Camp Nou lleva años sufriendo. Los datos del club demuestran que la cifra de abonados que suele ir a todos los partidos es relativamente baja, lo que permite que en el estadio siempre haya gente que ha comprado entradas. Normalmente, turistas con una camiseta azulgrana. Esta semana fueron miles de alemanes.

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