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El Barça preferiría que se dejara de silbar el himno de la Champions

Desde la directiva se considera "injusto", porque hace años que se resolvió el caso de las esteladas, el origen del conflicto

Laporta y Ceferin, el presidente de la UEFA, juntos en un palco.
21/10/2025
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BarcelonaBerlín, 6 de junio de 2015. Mientras el Barça gana la final de la Champions ante la Juventus, un empleado de la UEFA se dedica a contar esteladas entre los aficionados azulgranas que se encuentran en el estadio. Con el Proceso en plena ebullición, alguien de Madrid se había puesto en contacto con el organismo europeo para decirle que las banderas independentistas eran pancartas políticas y que, según el reglamento, deberían estar prohibidas. Unos días después la UEFA multaba al Barça con 30.000 euros. El 29 de septiembre de ese mismo año, el Barça recibe al Bayer Leverkusen. Es el primer partido como local desde la sanción y la respuesta del público fue clara: se exhibieron más esteladas que nunca, se hicieron cánticos de independencia en el minuto 17 con 14 segundos y, sobre todo, se pitó el himno de la Champions como señal de protesta.

La consecuencia fue una multa adicional de 40.000 euros. Y unas semanas después llegaría otra, por reincidencia, de 150.000. Los ánimos estaban muy encendidos. No preocupaba la cantidad de la sanción –de poca importancia frente a la facturación del club– sino lo que significaba. La UEFA se había enrocado y la directiva del Barça estaba entre la espada y la pared, consciente de que no podía pedir al público que dejara de exhibirlos. Las protestas seguían y el club decidía acudir al Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAD) como último recurso. Pero en septiembre del 2016 se produjo un cambio. Aleksander Ceferin se convertía en presidente de la UEFA. Hábilmente, el Barça lo aprovechaba para acabar con el conflicto con un pacto en los despachos: se retiraba el recurso en el TAD a cambio de modificar la normativa. Las sanciones terminaron, pero los silbidos han continuado estos diez años.

El Barça cree que silbar el himno de la Champions es "injusto" con la UEFA actual

"Se ha instaurado como una tradición. En el 2015 tenía mucho sentido, pero ahora ya no", apuntan desde la directiva azulgrana, donde se impone la tesis de que los silbidos son "injustos". "La protesta podía entenderse con la UEFA antigua, que era muy casposa. Pero con la llegada de Ceferin se dio un timón", añade una persona muy cercana a Joan Laporta. Esta misma fuente asegura que el presidente azulgrana está "en contra" de los silbidos, pero deja claro que ni él ni el club harán gesto alguno en este sentido. "No somos nadie para decirle a la gente qué debe hacer. Silbar o mostrar disconformidad, siempre con respeto, es libertad de opinión. Los silbidos son respetables, pero no estamos de acuerdo", insisten desde los despachos nobles del Camp Nou.

Desde que Barça y la UEFA llegaron a un pacto por las esteladas, en diciembre del 2016, la relación entre ambos ha sido buena. Salvo, claro, del momento en que el Barça se convirtió en uno de los clubs impulsores de la Superliga y empezaba un litigio para que la UEFA dejara de tener el monopolio del fútbol continental. La realidad es que el proyecto no ha arrancado –y no parece que lo haga nunca–. Al contrario. Laporta está cada vez más cerca de Ceferin para conseguir que algunas de las propuestas de la Superliga formen parte de una Champions que en los últimos años se ha empezado a renovar ya repartir más millones entre los clubs.

De ver fantasmas a abrazar a la UEFA

Hoy las relaciones entre unos y otros son "extraordinarias" y en el palco aseguran que los silbidos "no afectan" al día a día, ni a los despachos ni al terreno de juego. Y es que el Barça ha sufrido algunos arbitrajes discutibles en las últimas temporadas, como los que acabaron suponiendo la eliminación del club en la fase de grupos de la Champions el curso 22-23 –con el neerlandés Pol van Boekel en el VAR en los partidos en el campo del Bayern y del Inter de Milán–. Por mucho que aquellos días sacaran sacando fuego por las muelas, con el tiempo ya lo tienen superado y han dejado de ver fantasmas.

El Barça se ha acercado a la UEFA porque necesita su favor en temas clave como el fair play financiero y el regreso al Camp Nou para jugar la Champions. "Ceferin es lo único que nos está ayudando de toda Europa –dice una de las fuentes consultadas–. Ha permitido que juguemos el primer partido fuera, cuando no teníamos un estadio donde jugar; está dispuesto a hablar de volver al Camp Nou durante la fase inicial; aceptó la apelación por la sanción a Flick, y va rebajar la multa de 60 a 15 millones por no cumplir con el presupuesto". Todo son elogios. Por eso a las altas esferas azulgranas les gustaría que no se silbara el himno de la Champions. Pero saben perfectamente que la afición lo seguirá haciendo. Y durante mucho tiempo. Empezando por el partido de este martes contra el Olympiacos en Montjuïc.

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