La combinación Núñez-Mourinho que le faltaba al Barça

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Joan Laporta dirigiéndose a la palantilla, ayer en Montjuic, con xavi y demás integrantes del cuerpo técnico del club

“Solo pido que nos dejen competir”, afirmó Xavi Hernández cuando acabó el enfrentamiento en Mendizorrotza, enfadado por la injusta expulsión de Vitor Roque. El Barça mereció ganar al Alavés, jugó mejor, fue efectivo y con diez jugadores no se descompuso. Compitió, que es de lo que se trata, así que la súplica del entrenador egarense, que venía de asegurar en la previa que la Liga está adulterada, es solo un intento más de enmascarar la realidad. Culpar ahora a los árbitros es el último intento desesperado de crear una narrativa donde él se presenta como una víctima después de probarlo con la prensa, el entorno, el calendario y la insoportable presión.

El Barça ha encajado esta temporada 47 goles en los 34 partidos que ha disputado –30 de ellos en la Liga– cuando en toda la anterior recibió 46 en 53 partidos. Vamos, que es un colador. El Real Madrid le humilló en la final de la Supercopa, el Athletic lo eliminó de la Copa del Rey sin que hubiera ninguna decisión arbitral polémica y sigue vivo en la Champions tras perder contra los temibles Shakhtar y Amberes gracias a un sorteo de grupo asequible. Además, el relato de recuperar el estilo, la excelencia y el ADN ha quedado pulverizados porque el equipo ha ido involucionando hasta la nada.

Ganar a Osasuna después de 90 minutos soporíferos y al Alavés con una mejora que tampoco era tan difícil atendiendo al anterior partido –el hecatombe ante el Villarreal hace sólo una semana– ha sido suficiente para resucitar la teoría de la conspiración. Que el Barça sea el vigente campeón de Liga y que en las últimas diez temporadas haya ganado seis la desmonta, porque, en fin, qué chapuza de conspiración, pero a Xavi ya Joan Laporta les fenomenal apuntar al Madrid ya los árbitros por desviar la atención y que no se hable de lo que hay: un equipo que se sostiene apenas y un club asfixiado por las deudas y acreedores que debe conseguir 40 millones de euros urgentemente después de el impago de Libero.

La realidad, muy tozuda ella, les está estropeando el cuento y el revival, la combinación Núñez-Mourinho a la que se están cogiendo: café para los cafeteros. Salvo los fanáticos, no hay quien trague la potinga, vaya.

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