Tan garrafal como perdonable: los apuntes en caliente del Oviedo-Barça

BarcelonaEl Barça sigue cómodo cuando le toca remontar, y eso hizo ante el Oviedo (1-3) con goles de Eric Garcia, Lewandowski y Araujo después de un grave error de Joan Garcia que costó un gol en contra de Antonio Reina. A continuación, unos apuntes en caliente del partido:

Que todo sea esto. Pocas profesiones tienen tantas similitudes con vivir en una silla eléctrica permanente como la de portero del Barça. Quizás la de peluquero de Donald Trump se pueda acercar. El primer error grave de Joan Garcia con la camiseta azulgrana (es un decir, porque iba de verde) se esperaba en muchos sectores del fútbol español, especialmente en Cornellà-El Prat. Tarde o temprano tenía que llegar en un equipo que basa su juego en salir con el balón controlado desde atrás y en el que el portero hace las funciones de un libre detrás de una defensa que debe mirar con prismáticos. Tocó en Oviedo y el Barça ganó igualmente.

Lo peor que puedes hacer. La salida de Joan Garcia de su área quizás ya era innecesaria, pero una vez has conseguido el control del balón a 30 metros de tu portería, aunque sea a trompicones, quizás es mejor que la tires fuera o intentes buscar la espalda de la defensa rival. Es de primero de escuela de fútbol la prohibición de pasar el balón hacia el medio, donde te están esperando los oponentes como si llevaras un pastel de cumpleaños. Además, el de Sallent pecó de imprecisión y no encontró al destinatario de la carta, Marc Casadó. El resto fue desastre. Un desastre que se le puede perdonar perfectamente.

El Balón de Oro del pueblo. Xavi Hernández explicaba que él estaba muy satisfecho de sus tres terceros puestos en el Balón de Oro. Que nunca se había considerado mejor que jugadores como Leo Messi o Cristiano Ronaldo, quienes le habían superado en la clasificación del galardón durante sus años de esplendor. El argentino y el portugués, decía Xavi, tenían la capacidad de decidir partidos, y él, en cambio, solamente se dedicaba a construir el juego, a poner las bases para que se dieran las situaciones de peligro. Lo mismo que hace Pedri, relegado a la undécima posición en la reciente edición del Balón de Oro. El canario volvió a ser la mente pensante del Barça que construyó la remontada.

Cuando el 9 suplente es decisivo. Pero alguien tiene que marcar los goles, y esa faceta le va mejor a Lewandowski. Únicamente necesitó cuatro minutos para pasar de la calma del banquillo a la gloria del gol. El delantero polaco, a los 37 años, parece haber aceptado de un modo ejemplar la pérdida de la condición de titularísimo y se está convirtiendo en esa gabardina que nunca falla cuando el frío se muestra intenso. Un remate de cabeza digno del mejor Patrick Kluivert culminó la remontada e hizo subir los tres puntos al avión de vuelta hacia Barcelona en un partido del Barça de mínimos.