El Barça deja salir vivo de Montjuïc al Atlético de Madrid
Los azulgranas remontan un 0-2 encajado en los primeros minutos, pero terminan empatando (4-4)


BarcelonaEl Barça de Hansi Flick se volvió a dar un disparo al pie ante el Altético de Madrid (4-4) y dejó escapar una renta de dos goles después de haber remontado un 0-2 adverso. El Atlético de Madrid, de nuevo con Sorloth como héroe final, logró salir vivo de Montjuïc gracias a dos goles en los minutos finales. El Barça demostró que tiene una fe inquebrantable logrando darle la vuelta al marcador inicial, pero no supo cerrar el partido y todo queda abierto para la vuelta a Madrid del 2 de abril.
Si el equipo tuvo que remontar fue por culpa de un inicio de partido nefasto. En menos de un minuto, Julián Álvarez puso a prueba a Szczesny, primero, y lo batió a continuación. En un saque de esquina servido en corto, Griezmman encontró la cabeza de Lenglet, que peinó el balón en el segundo palo donde el delantero argentino pudo embocar a portería. Parecía un accidente, pero es que aún vendría otro en tan sólo cinco minutos. Un pase arriesgado atrás de Kounde hacia un adormecido De Jong acabó con Julián bichándole el balón y conducido un contragolpe que culminaría Griezmann, recortando Balde primero y batiendo un tibio Szczesny después.
Al Barça le tocaba seguir siendo valiente y creer. En una jugada a la contra, Pedri encontró a Raphinha, que al primer toque y con calidad, dejó solo a Ferran. El valenciano tuvo todo el tiempo del mundo ante Musso, pero remató muy mal: blando y en medio. Con Lamine Yamal y Pedri poniéndose el equipo en la espalda y la afición empujando, los gestos que se hacían entre ellos los jugadores azulgranas eran inequívocos: se señalaban la cabeza y pedían calma. Había que acelerar el ritmo pero sin perder los papeles: el partido era de 180 minutos, no sólo de 90.
Primer gol de Pau Cubarí
Lamine Yamal tenía ganas de arrebato y, tras una deliciosa pared con Kounde, una de las sociedades más exitosas del Barça, acabó con el francés dejando un pase maravilloso en el corazón del área que Pedri, con precisión, colocó lejos de las manos de Musso para poner al Barça de lleno en el partido y acortar el marcador. El estallido de emoción llegaría con el gol del empate de Cubarsí, imperial en un córner servido por Raphinha y que celebró besando el escudo. Era su primer tanto con el primer equipo.
Si hacía pocos minutos los jugadores se pedían calma entre ellos, tras el empate los gestos desembocaron en una comunión con la afición, en la que los futbolistas azulgranas, con el pecho lleno de orgullo, pidieron a los seguidores que no le dejen de animar, que este equipo está de bien de animar. Montjuïc animó más que ningún otro partido esta temporada, con una simbiosis entre jugadores y afición reflejada en los brazos arriba de Iñigo, reclamando más aplausos mientras Flick, casi siempre de gestos contenidos, sonreía desde la banda.
Con las tablas en el marcador, todo era virgen, todo empezaba de nuevo, con un Barça que mordía y mordía y un Atlético que no sabía explicarse cómo en un santiamén su rival había pulverizado el 0-2 que habían labrado en los primeros cinco minutos. Las piernas les temblaban a los madrileños mientras que los azulgranas se hacían cada vez más gigantes, bajando un poco las pulsaciones y convirtiendo el arrebato que les había llevado al empate en control del balón.
Los de Flick maduraban las ocasiones y, cuando no tenían el balón, pellizcaban. Así, Ferran se fabricó solo una ocasión. Tachó el balón a Llorente, pero remató de forma muy errática, desequilibrándose, cuando ya había superado a Musso. El empate fue una inyección de adrenalina, pero era necesario culminar la remontada. Iñigo Martínez, uno de los hombres del partido, se encargaría de que así fuera. En una jugada muy similar al segundo gol, el Barça volvió a sacar petróleo del balón parado. Lamine Yamal, que convirtió el partido de Galan en una dolorosa visita al dentista, provocó un nuevo saque de esquina tras hacerle una sotana a su defensor. El pie privilegiado de Raphinha sirvió el balón al segundo palo y allí, tras deshacerse del marcaje tibio de Llorente, Iñigo cabeceó como si lo hiciera con el corazón. Después de cinco goles –que pudieron ser seis porque Musso salvó un buen disparo de Lamine Yamal– y 45 minutos trepidantes, el Barça se marchó al descanso mandando en el marcador y resarciendo un mal inicio de partido.
Desenlace amargo
La reanudación empezó con los de Flick siguiendo atacando, pero con el Atlético provocando un susto con un remate forzado de Griezmann que resolvió bien Szczesny. El Barça, al ritmo que dictaminaba Pedri, respondió con una travesura de Lamine Yamal, que reclamó un penalti demasiado ligero para ser pitido. El Atlético mejoró en el segundo tiempo, haciendo trabajar a un Iñigo y Cubarsí impecables. Aún les quedaba encajar otra estocada: jugada magistral de ese tesoro que tiene el Barça y que se llama Lamine Yamal y diana a placer de un Lewandowski que acabaría lamentando fallar la oportunidad de hacer un doblete.
La afición se animó con gritos deolé, olé, pero lo que debía ser una remontada memorable terminó con un desenlace gris. A pocos minutos para el final, Llorente empezaría a aguar la fiesta con una diana que daba alas a los colchoneros. El final fue doloroso: resbalón de Kounde y gol, como en la Liga, de Sorloth. En Madrid se decidirá todo.