Fútbol - Copa del Rey

Jornadas laborales de 16 y 17 horas para que un histórico partido contra el Barça sea una fiesta

Los secretos del Deportivo Guadalajara, el rival de los culés en la Copa, después de una semana de "locura"

Los jugadores del Guadalajara celebrando un gol esta temporada en el Pedro Escartín.
Arnau Segura
15/12/2025
3 min

TorellóInsistieron tanto a la profesora de castellano que al final cedió y les dio permiso para proyectar el sorteo de la Copa en clase. Sin embargo, estos sorteos siempre se eternizan, por lo que sonó el timbre y bajó corriendo por el pasillo hasta el Seat de su padre, aparcado frente al instituto. Abrió el YouTube en el móvil y vivieron juntos uno de los momentos más especiales de su vida. "Fue un momento de explosión y de locura. Nos abrazamos y lloramos ambos", explica Dani Díaz Leceta (1979), el padre, el delegado del rival del Barça este martes (21 h, Movistar) en los dieciseisavos de final, el Guadalajara.

"Vivimos casi un sueño en Primera Federación, pero es que eso no es comparable a nada. Es increíble", afirma Bruno Díaz (2009), el hijo, juvenil del club y coordinador de los recogepelotas. Admite que está "cagado" y cuenta las horas para dar la pelota, de mano en mano, a jugadores como Jules Kounde y para ver pasar a las estrellas del Barça desde la puerta de su pequeño despacho. "Creo que no me lo podré ni creer", enfatiza.

Le ha escrito mucha gente por si podía hacerles un agujero como recogepelotas. "En los días de partido, mi hija trabaja en taquilla y ahora la paran por el instituto y la van a ver de otras clases para pedirle entradas", apunta al padre. Pedro Escartín estará lleno como nunca. También reconoce que cuando le llamó Carles Naval, delegado del Barça, para presentarse pensó que era una broma. "El día antes había jugado la Champions contra el Eintracht. Es una institución del fútbol. Ya le expliqué que vienen a una instalación que es muy precaria porque tiene muchísimos años", dice. Habla de un club "muy humilde" que no tiene los recursos humanos para organizar un evento de esa magnitud en siete días: "Es una auténtica locura, sobre todo para la gente que trabaja detrás del telón. Están haciendo jornadas de 16 y 17 horas".

El Guadalajara ha jugado más de cincuenta temporadas en Tercera y el curso pasado subió a Primera Federación. Es decimoséptimo en el grupo 1, en descenso. Llegó a Segunda del 2011 al 2013, pero Guadalajara sigue siendo una de las 12 provincias españolas que nunca han pisado la Primera, de un total de cincuenta. Sería un milagro que nadie espera. El periodista Oriol Jové explica a El Barça en datos que es una de las once provincias que el Barça nunca ha visitado.

El centrocampista Raúl Tavares (Madrid, 1999), una de las piezas clave, explica que Guadalajara permanece las horas para vivir "un hecho histórico. Ver toda la ciudad así es la hostia, una barbaridad. Nos ha tocado la Grossa". Guadalajara es hoy una ciudad dormitorio de Madrid, pero él realiza el viaje contrario con Jorge Casado, un veterano defensa que llegó a debutar con el Madrid de José Mourinho y uno de los únicos cinco nombres del equipo que han sido profesionales.

"Gerard Martín es un tío de puta madre"

Tavares se crió en la cantera del Madrid, "Disneyland París", junto a Fran García: "Él ha cumplido el sueño de todos". Con su familia iba de vacaciones a Benidorm ya Cáceres. Con el Madrid descubrió casi a toda Europa, antes de ser descartado ya en edad juvenil. "Caudos en la vida real. Les decía a mis padres que lo que más echaba de menos era el podólogo", ríe. Como otros jugadores de Primera y Segunda Federación, su historia no ha sido tan brillante como proyectaba, sino una vida nómada por la inestabilidad de ese fútbol, ​​pero es feliz. Ya son más de 150 partidos en la categoría de bronce, siete contra el Barça B. Es la primera vez que enlaza dos cursos en un mismo club.

En el curso 2022-2023, Tavares jugó en el Cornellà. No llegó a pisar el Camp Nou, pero sí la Sagrada Família, tan "impactante". Dice que le costó Dios y ayuda encontrar piso en Barcelona y sonríe cuando habla del azulgrana Gerard Martín, compañero en el Cornellà: "Cuando salió la bola le escribí para decirle que quería su camiseta. La de Pedri y la suya". "Es un chaval muy normal, muy humilde, un tío de puta madre", subraya. "Un día se presentó a una cena de equipo con los zapatos que nos daba la AFE cada año. Le bromeé que así no llegaría a ninguna parte. Al cabo de unas semanas se compró unos zapatos más bonitos y al cabo de seis meses estaba en el Barça B", ríe. "A todos nos hubiera gustado vivir lo que vive. A mí no me ha tocado, pero también me siento un afortunado. No lo cambiaría por nada. Hay mucha gente no puede vivir de eso. Yo me levanto por las mañanas para hacer lo que me gusta. Mi padre se levanta para subir a un tejado".

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