La jugada maestra de Laporta para blindar su mandato presidencial
El artículo 67, que fuerza a la directiva a dimitir si no se cumplen los requisitos económicos, se mantiene suspendido porque el club tiene el patrimonio neto negativo
BarcelonaEn la primera asamblea ordinaria de su segundo mandato como presidente del Barça, Joan Laporta aprobó una serie de cambios en los estatutos de la entidad. Pero uno de ellos tenía la clave de la gobernabilidad de un club que estaba prácticamente en quiebra técnica. Tenía que ver con el artículo 67, modificado en el 2013 por la directiva de Sandro Rosell en un momento de mayor bonanza económica. Este apartado obligaba a la cúpula a restituir las eventuales pérdidas en dos ejercicios ya no superar un techo de endeudamiento equivalente a una cifra que no superase "la cantidad resultante de no multiplicar por dos el ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones) y amortizaciones)". Dos condiciones que, si no se respetaban, obligaban al gobierno legítimo a terminar el mandato de inmediato, a dejar el club en manos de una gestora ya convocar elecciones antes de tiempo.
La junta de Laporta logró su objetivo tras justificar -lo de la siguiente manera: "A consecuencia de las pérdidas registradas y del endeudamiento [...], el artículo 67 de los estatutos queda provisionalmente en suspenso y sin efectos, hasta la restitución del patrimonio neto positivo". La cúpula justificaba que las "exigencias" de este apartado resultaban "inasolibles" y pedía más margen frente a un más que probable escenario de pérdidas en los ejercicios económicos que tenía por delante. El primer cierre, aprobado con una pinza en la nariz en ese mismo día con los compromisarios, dejó 481 millones de pérdidas y un patrimonio neto de 455 millones negativos. El segundo, dopado por la primera venta de derechos audiovisuales por valor de 267 millones, presentó un beneficio de 98 y un patrimonio neto de 353 negativos. Y el tercero, que será votado el 21 de octubre, vierte 304 millones de beneficios gracias a las palancas y un patrimonio neto virtualmente restituido de un millón negativo.
En condiciones normales, levantar 800 millones entre ventas de patrimonio y revalorizaciones de ramas de negocio para compensar un gasto de 1.165 millones debería haber girado la tortilla del patrimonio neto, que es el indicador que da el valor total de una empresa en funcionamiento una vez se descuentan sus deudas. Pero tanto el área económica azulgrana como el auditor Grant Thornton han dado luz verde a mantenerlo por debajo de cero, por lo que el apartado del artículo 67 de los estatutos seguirá suspendido. De facto, por tanto, continuará eximiendo a la junta de Laporta, que finaliza mandato en junio de 2026, de restituir las eventuales pérdidas en dos ejercicios consecutivos. El presidente tampoco deberá adelantar los comicios por haber superado el ebitda multiplicado por dos en términos de endeudamiento sin contar al Espai Barça (alrededor de 1.200 millones). De hecho, el ebitda de este año ha dado como resultado 149 millones de euros negativos, según se detalla en los documentos que han hecho llegar a la masa social, previos a la asamblea.
Desde el punto de vista teórico, tener el patrimonio neto negativo significaría estar en quiebra técnica, puesto que las deudas son superiores a lo que puedes asumir. Pero esto no es aplicable al Barça. "No está en una situación de bancarrota real porque ha podido mantener la actividad e invertir", analiza el economista Albert Deulofeu. La fórmula de Ferran Reverter, CEO del club durante el primer año de mandato de Laporta, implicaba una reducción progresiva de la deuda pero no preveía las palancas. Por tanto, renunciaba a fichar estrellas y limitaba las llegadas a los jugadores que vinieran con la carta de libertad. El presidente impuso su criterio, alegando que sin poder formar un equipo competitivo los ingresos, en patrocinios y venta de entradas, caerían en picado.
La venta de activos ha permitido que la directiva de Laporta fiche e inscriba a jugadores, mientras asumía a nivel contable las pérdidas millonarias que suponían la rescisión anticipada de algunos contratos. "Si la clave es limpiar y que el próximo año los gastos no sean tan grandes, entonces esta fórmula no debe leerse como un juego malévolo", añade Deulofeu. La gran duda es saber si "el Barça podrá cumplir con la reducción de salarios que prevén los presupuestos y cuadrar los números sin más palancas".
Las cuentas de esta temporada no serán fáciles de cumplir. Aparte de confirmar la reducción de gastos, el traslado a Montjuïc implica que los ingresos en concepto estadio caigan en picado (-78 millones). Y, a nivel deportivo, las proyecciones dan por sentado que el equipo llegará a los cuartos de final de la Champions, ganando 28 millones más que el curso pasado. Por eso, mantener suspendido el artículo 67 es un balón de oxígeno para la directiva de Laporta.